El drama del Deportivo: falla cuando depende de sí mismo

Hace dos años, con seis equipos en la cuerda floja (solo uno de ellos perdería la categoría), el Deportivo se enfrentaba con sus fantasmas del pasado. Con el resultado del Mallorca, que perdía con el Atlético de Madrid, al Dépor le bastaba un empate para salvarse, pero el Valencia no tuvo piedad en Riazor y los goles de Aduriz y Soldado le mandaron a Segunda. Los blanquiazules disfrutaron de numerosas ocasiones para equilibrar la contienda, pero los fallos de Riki o Adrián y los aciertos de César terminaron por cavar su tumba.

Se cerraba así una gloriosa etapa del Deportivo en Primera División : 20 temporadas seguidas en las que cosechó una Liga (1999-2000), dos Copas del Rey (incluida la del famoso «centenariazo» en el Bernabéu) y tres Supercopas de España.

Antes de esos éxitos, la noche del 14 de mayo de 1994, el Valencia rindió visita a Riazor. Miroslav Djukic , desde el punto de penalti, se disponía a cerrar el campeonato liguero a favor del Dépor, que llegó a la última jornada con un punto de ventaja sobre el Barcelona de Cruyff. Con 0-0 en el marcador y casi al final del partido, los locales veían esfumarse su sueño. El Barça había goleado al Sevilla (5-2). Pero faltaba ese último cartucho. González, el meta del Valencia, detuvo el penalti a Djukic, y así empezó la leyenda negra.