fórmula 1
El ilerdense Mari Boya, el primer canterano de Aston Martin
Es el primer fichaje de la nueva academia de jóvenes pilotos de la escudería de Alonso. Criado en los Pirineos, ayuda a su familia en la granja y en el supermercado
Pepe Martí, la F1 como objetivo de vida

Faltaba Aston Martin para completar los programas de cantera de la Fórmula 1. La escudería de Fernando Alonso lanzó la semana pasada su 'Academia de pilotos', un proyecto a imagen y semejanza de los planes nodrizas del resto de equipos, que tratan de captar ... talento en cualquier punto del planeta si el piloto en cuestión posee el potencial para anunciar un futuro con contenido. Ferrari, McLaren, Mercedes, Alpine y, sobre todo Red Bull con su academia en Austria, han promocionado conductores que hoy son estrellas de la Fórmula 1.
Verstappen, Carlos Sainz, Leclerc, Norris, Hamilton o Antonelli proceden de estas escuelas que ejercen como tutores en un deporte que necesita mucho dinero y más inversión para progresar. En Aston Martin el primer canterano es un español: Mari Boya, de nombre completo José María Navalón Boya.
Como los demás equipos de la F1, el propósito de Aston Martin consiste en descubrir a los pilotos más prometedores desde la infancia o la adolescencia, desde el karting hasta las categorías inferiores de los monoplazas. Las academias, provistas del soporte y la estructura de las escuderías y las fábricas de la Fórmula 1, ofrecen a los jóvenes pilotos las herramientas, los mecanismos y la financiación necesarias para desarrollarse en el automovilismo.
A Mari Boya (Les, Lérida, 21 años) le espera un plan con entrenamiento físico personalizado, asesoramiento en citas con los medios de comunicación, sesiones de simulador en la fábrica de Silverstone y la opción, como el pasado fin de semana en Austria, de acudir a los grandes premios vestido de verde esperanza Aston Martin para compartir vivencias y andanzas con los dos pilotos titulares, Fernando Alonso y Lance Stroll. Entrar en la órbita de una escudería equivale a tener más posibilidades que los demás pilotos que no ingresan en un academia oficial.
Mari Boya recuerda de alguna manera a Fernando Alonso, antiguo habitante de un tercero sin ascensor en Oviedo, origen humilde. El piloto de 21 años proviene de la montaña, del medio rural, un pequeño pueblo de 1.100 habitantes en el Valle de Arán, casi en Francia, en las faldas de los puertos de leyenda en el Tour, el Portillón, la estación de Superbagneres, el Peyresourde un poco más allá.
Su familia es propietaria de una granja con vacas, caballos y otros animales, en las que el ahora piloto empezó a trabajar para ayudar a la economía doméstica. También colabora orgulloso en el supermercado que regenta la familia en el pueblo. Un hogar rodeado de montañas y cerca de una estación de invierno, donde el implicado aprendió a deslizarse en la nieve. «De joven esquiaba mucho. Ahora apoyo a mi primo, que es esquiador profesional (Toni Boya)», declaró en la web de Aston Martin.
Mari Boya es hijo de segunda generación del 'boom Alonso'. Nacido en 2004, un año antes del primer título del asturiano, pertenece a los aficionados que le han conocido en su segundo ciclo después de regresar a la F1 en 2021. «Mi familia no tiene experiencia en deportes de motor, pero siempre hemos sido grandes fanáticos de Alonso. Verlo me inspiró. Siempre quise correr; siempre buscaba cualquier oportunidad para ponerme al volante».
Con dominio del inglés, francés y algo de italiano, Boya se ha hecho hueco en el automovilismo. Vencedor del Trofeo Academia Karting de la FIA en 2018, fichó por el equipo español Campos Racing, que un día montó el expiloto Adrián Campos. Desde ahí ha logrado un podio en Mónaco en la Fórmula 3, dos escalones por debajo de su sueño, la Fórmula 1.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete