La Copa de España reabre el debate de las faltas y los contactos en el fútbol sala

Para tratar de analizar la raíz de este asunto y cómo están siendo los arbitrajes en el torneo, ABC ha hablado con Alejandro Martínez Flores, uno de los árbitros españoles más reconocidos, con experiencia en Eurocopa y Mundial y miembro de la pareja que dirigió el derbi de la máxima rivalidad entre ElPozo Murcia y Jimbee Cartagena.

El murciano atiende a este periódico tras una reunión de la Comisión Técnica Nacional de Árbitros de Fútbol Sala (CTNAFS) para analizar la actuación de los colegiados en los cuartos de final de este torneo. «Parece que voy a contestar en plan corporativista pero realmente tras las sesiones de vídeo y estudiar los partidos en la mañana siguiente salen unos resultados bastante adecuados a lo que se pide del arbitraje, con más luces que sombras. Y con una herramienta de trabajo que tenemos ahora, el soporte de vídeo, que nos facilita rearbitrar jugadas en aquellas ocasiones que el partido puede tornar a muy polémico si tomamos una determinación distinta. Nos ayudó en la primera jornada con una tarjeta roja, mostrando de forma manifiesta que era una jugada de expulsión, y en un penalti dentro del área que luego se vio que eran unas manos accidentales que no hacían el cuerpo mas grande».

Estas reuniones arbitrales dan una idea del trabajo oculto que hay detrás de los arbitrajes. «Nosotros enfocamos los torneos de manera muy similar a los jugadores, aunque centrados en nuestras funciones en la pista. Trabajamos muy duro todos los años, casi a cuchillo, para hacer una gran temporada y meter la cabeza en esta competición, porque es la guinda del pastel. Estar en una Copa, a nivel arbitral yo te diría que es lo máximo. Y una vez que entramos sí tenemos un trabajo especial conociendo la designación que tenemos, y no solo los dos árbitros que nos conocemos perfectamente, sino también con el tercer y el cuarto árbitro y el cronometrador. Hay un trabajo de fondo que se va acentuando aún más según se acerca la hora del partido».

Siendo una cita tan especial en el calendario del fútbol sala, Martínez Flores reconoce que también lo es a la hora de arbitrar. «Es diferente a la liga regular, donde siempre has querido llegar y también das el doscientos por cien en cada partido, pero la responsabilidad en un partido de Copa es mayor porque la expectación es mayor, porque el torneo te demanda aún mayor concentración y rigor. Tiene mucha repercusión mediática, nacional e internacional, y tenemos que estar preparados mentalmente para cuando empieza el partido centrarnos en el 40x20 y dar el quinientos por cien».

Respecto a la polémica de todos los años, sobre lo difícil que es hoy por hoy ver un doble penalti en un partido importante, el colegiado murciano lo tiene muy claro. «Yo creo que aquí hay un poquito de sugestión por parte de todos. No puedo negar algo que tanta gente pone de relieve y que quizás tengan parte de razón, pero yo te digo cómo funciona la mentalidad arbitral en cualquier partido de fútbol sala. Cuando se llega a la quinta falta todos sabemos que el castigo es importante, porque es un diez metros o un tiro libre sin barrera y puede ser muy trascendente. Pero voy a otro aspecto muy importante: cuando un equipo llega a la quinta falta no defiende igual que cuando comienza el partido, que lo hace mucho más fuerte y no mide tanto porque tiene ahí un colchón, y entonces esa defensa es más dura, con lo que el número de faltas se multiplica exponencialmente. Todo se une. Quizás el castigo es muy fuerte, cogido de la mano con que los equipos deponen un poco su actitud defensiva. Yo me caso más con lo segundo porque soy de los que piensa que los equipos saben perfectamente hasta dónde pueden llegar si han alcanzado la quinta falta. Pero entiendo ese comentario recurrente de que el árbitro a partir de la quinta falta ya no tiene ganas de pitar más porque no se atreve. Si te das cuenta, tras la quinta falta la acción que sea clara se va a pitar porque si no va a ser contraproducente para el árbitro, para el partido y para el espectáculo».

«Además mantener el criterio es superimportante, porque como cambies un poco ese listón los equipos son muy experimentados y enseguida se van a revolver contra el arbitraje. Todas las faltas tienen que medirse igual, luego está claro que hay partidos y partidos y arbitrajes y arbitrajes», argumenta.

Más allá de esa actitud frente a la sexta falta, de fondo también se discute la supuesta permisividad arbitral respecto a los contactos y empujones, algo que es patente y ha cambiado la esencia inicial del fútbol sala. «Creo que tocamos un poquito fondo con esta situación del uso de brazos ilegal y ese contacto, que realmente no permite el reglamento, y hemos luchado desde el CTA para aplicar el reglamento beneficiando siempre al espectáculo. Todo esto no se hace por capricho arbitral, las reglas del juego intentan ser muy consecuentes con que al aplicarlas con justicia luego vamos a tener un juego mucho más espectacular.

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«Tocamos fondo como hace cosa de dos temporadas, con una apreciación arbitral quizás no consecuente con la reglas del juego y con lo que decía el CTA respecto al uso ilegal de brazos, que no permitían a los atacantes ganar la posición o el regate en un fútbol sala en el que el físico es tan importante hoy en día. Ahora las consignas se han endurecido. El uso ilegal de brazos, ese empujón, ese jugador que sin balón mueve su cuerpo en ese bloqueo con brazos, agarra, empuja… intentamos sancionarlo de manera fehaciente, clara desde el primer minuto de partido, marcando un listón que haga que los equipos comprendan que no vamos a permitir ese tipo de actitudes siempre en pro del espectáculo… Creo que esta temporada ya se está notando, la liga tiene mucho más goles, los atacantes ahora tienen un mínimo de beneficio respecto a otras temporadas a la hora de salir de esos forcejeos porque no permitimos esas defensas que son ilegales. Y el resultado no está siendo malo a pesar de que esta Copa está teniendo pocos goles por la capacidad defensiva de los equipos, no tanto por esos contactos ilegales».

Martínez Flores junto a su compañero Delgado Sastre, completaron una buena actuación en el derbi murciano, un partido muy especial por ser él de la misma región: «Ya tuve la suerte de arbitrar el año pasado el mismo partido en la Copa de España en Granada y la verdad es que salimos muy contentos, aunque fue un partido muy distinto al de este viernes, con muchos más goles, y también fue muy emotivo para mí. Pitar un derbi de los dos equipos más representativos de la región para un árbitro de aquí, con la confianza del Comité y de los dos clubes, me ilusiona y me enorgullece».

Sobre la posibilidad de arbitrar la final o no poder hacerlo si ElPozo se clasifica, la visión del colegiado es muy clara: «Nuestro deporte solo permite designaciones de árbitros de la misma autonomía si los dos equipos pertenecen a ella. Asi que si ElPozo esta en la final yo no podré estar presente. De corazón yo lo que quiero es que arbitralmente el torneo salga espectacular y me da igual quién pite la final. Que arbitre quien arbitre todo salga bien y quede el recuerdo de una Copa maravillosa. Tengo una larga carrera y he estado en torneos en los que no ha habido tanta suerte arbitralmente y el regusto es muy amargo».