Ciclismo
Van der Poel es monumental
Clásicas | Milán - San Remo
El prodigio neerlandés se impone a Pogacar, Van Aert y Ganna en la bajada del Poggio para celebrar su primera victoria en la Milán - San Remo
Un Pogacar insaciable certifica su triunfo en la París-Niza
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCuando Pogacar atacaba en los últimos metros de la ascensión al Poggio, cuando el pletórico balcánico rompía este centenario monumento y su enésima exhibición, tras el recital de Andalucía y su victoria ante Vingegaard en la París - Niza, parecía una consecuencia lógica ... en una incipiente carrera de éxito perenne, tres hombres consiguieron coger su rueda. Eran tres corredores de primerísima élite, tres todoterrenos despiadados: Wout van Aert, Filippo Ganna y el actual campeón del mundo de ciclocrós Mathieu Van der Poel. Y fue este último, uno de los mayores exponentes de esta nueva camada de corredores voraces que hacen de lo extraordinario una costumbre, quien atacó ferozmente a cinco kilómetros del fin para soltar el manillar, llevarse la manos a la cara, sonreír y cruzar la meta en solitario bajo el sol de la Liguria.
La edición 114 de esta vieja clásica, la más larga del circuito UCI con 294 kilómetros, arrancaba temprano en Abbiategrasso, una pequeña ciudad lombarda, agrícola, empedrada y, claro, bonita. Italia no falla: su encanto ruinoso, decadente y elegante hipnotiza hasta a un ignorante. Quizá sea la tierra idónea para albergar a un deporte tan paisajístico como lo es el de la bicicleta. Entre tanta belleza, la carrera discurría sin mayores sobresaltos hacia su ocaso en el Tirreno. Como es costumbre, había una fuga consensuada con un grupo de teloneros que fueron engullidos por el todo a 30 kilómetros de meta, justo antes de uno de los platos fuertes del día, la subida y, sobre todo, la bajada del Cipressa, donde Van der Poel ya demostró que tenía las piernas para reventar la Classicissima.
Pidcock se doctora en la Strade Bianche
Emilio V. EscuderoEl inglés logra su primera gran clásica con una exhibición que le llevó a dominar la prueba desde su ataque a 45 kilómetros de meta
Y ante Pogacar, a quién ya superó en un día para la historia en Flandes, y Van Aert, su rival insignia en mil batallas de tierra, barro, grava y asfalto, el neerlandés se impuso con maestría en la bajada del Poggio. Ni el velocísimo Ganna, un hombre con potencial para ser protagonista más allá de la contrarreloj, pudo evitar el tercer monumento de un ciclista emocionante. "Tenía ese ataque en las piernas y por cómo lo he hecho es una victoria que siempre recordaré", señaló el polivalente holandés tras su victoria. Como ya lo hiciera su abuelo, Raymond Poulidor en 1961, el apellido Van der Poel ya descansa junto al de Coppi, Bartali o Merckx, leyendas que hicieron grande a la Milán - San Remo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete