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Ciclismo

Otro arcoíris para Van der Poel

Mundial de Ciclocross

El neerlandés se impone en el Mundial de ciclocross tras superar al esprint al belga Van Aert en una carrera gigante

Van der Poel, en plena carrera EFE
Emilio V. Escudero

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Mathieu Van der Poel vuelve a ser el rey. Después de la tregua que se dio el año pasado, el neerlandés volvió a demostrar que es el mejor sobre el barro, imponiéndose por quinta vez en el Mundial de ciclocross. Arcoíris que regresa a su pecho tras una exhibición total que solo pudo aguantar Van Aert, aunque el belga fue incapaz de plantarle cara en el esprint final.

No cabía un alma más en el circuito de Hoogerheide. 50.000 personas en un trazado de poco más de tres kilómetros de largo que llevaba el apellido Van der Poel en sus entrañas. Adrie, el padre del fenómeno neerlandés, se había encargado de diseñar cada curva por las que su hijo fue después labrando un nuevo triunfo. Uno de los «mejores» de su carrera, como reconocería camino del podio tras haber protagonizado una exhibición para el recuerdo.

La expectación desatada por Van der Poel y Van Aert quedó justificada desde la primera vuelta. Ambos, grandes favoritos para el éxito final, se escaparon ya en la primera de las diez vueltas programadas. Dos ciclones que marcaron su territorio con los demás. Los extraterrestres y los humanos. Ambos se relevaron y guardaron fuerzas. Alternando el liderato mientras estudiaban a su rival. Quemando kilómetros a la espera de un error que no llegaba. De un desfallecimiento que allanara la victoria. Ninguna de las dos cosas era probable, así que todo se resolvió en los últimos 300 metros. Los únicos sobre asfalto. Una recta en la que Van der Poel se quedó sin rival tras un ataque demoledor que se llevó por delante a Van Aert. El belga, hundido, solo pudo aparecer en la foto, cabizbajo y resignado, a unos metros del ganador.

«Ha sido increíble, una de mis mejores victorias. Después de los problemas de espalda de la temporada, me preparé duro para el Mundial», señalaba feliz Van der Poel rumbo al podio, donde le esperaba su quinto arcoíris, a solo dos ya del récord de Eric de Vlaeminck. Con 28 años, pocos dudan de que acabará superándole.

Un triunfo para el recuerdo

El rostro bisoño de Mathieu rezumaba felicidad mientras su rival continuaba abatido, con la cabeza metida en el manillar y los codos apoyados. Oculto tras las gafas en las que había más impotencia que tristeza. La lucha de Wout hasta el último metro engrandecía más el éxito de Van der Poel. Abrazo entre ambos que se repetiría poco después en el podio, donde los acompañó Iserbyt, el primero de los mortales. Felipe Orts, el primer español, acabó 19; Kevin Suárez cruzó la meta trigésimo.

«Estaba muy relajado en la última vuelta, que creo que fue la clave para ganar hoy. Estar realmente tranquilo. Todo el mundo creía que iba a atacar en los tablones, pero yo ya había decidido esperar al esprint y ha sido increíble. Una victoria que recordaré durante mucho tiempo», reconocía el neerlandés.

El triunfo lo corona como campeón del mundo en una temporada que comenzó torcida. En la que había perdido más que ganado. En la que los problemas de espalda le habían hecho dudar. «Ha sido muy raro. He trabajado muy duro -a pesar de los problemas en la espalda- para esta carrera desde que la marcamos como gran objetivo en la primera concentración de la temporada», apuntó Van der Poel, que ya mira al futuro. A la temporada de carretera que ya comienza. Clásicas en las que volverá a verse las caras con Van Aert para seguir engrandeciendo una rivalidad que es ya historia del ciclismo.

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