ciclismo
Rosario de caídas en un caótico día de lluvia en el Giro
Giro de italia
Un perro provocó un resbalón de Evenepoel, Roglic también se vio afectado y Cavendish entró deslizando en meta
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Iniciar sesiónLa bendición climática de la lluvia es un elemento incompatible con el ciclismo. Discrepante al menos con la seguridad de un deporte ya de por sí expuesto a todos los ingredientes imaginables de la vida cotidiana. Un rosario de caídas en una etapa con agua ... en el Giro de Italia se traduce en un parte de guerra que, a primera vista, no tuvo consecuencias mayores para la integridad de los ciclistas o la clasificación general.
Culetazos, resbalones, choques, arañazos y también un perro. Un can suelto al paso por uno de los pueblos del sur de Italia desembocó en la primera caída de los dos que tuvo este miércoles Remco Evenepoel, el campeón del mundo, último ganador de la Vuelta a España y principal candidato al Giro de Italia.
En trazados cerrados, tipo Mundiales, es costumbre recomendar a los ciudadanos del lugar que recojan a sus perros y eviten pasear con ellos sin la cadena protectora. A Evenepoel se le cruzó un perrito que derribó primero a Ballerini y, en secuencia, al campeón del mundo.
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José Carlos Carabias
Era el comienzo de una etapa destinada a la supervivencia. Lluvia durante toda la jornada, sin descanso ni remedio, y un propósito único para los ciclistas: llegar sin rasguños a la meta.
La etapa no tenía el menor interés. Terreno llano, con alguna pequeña cota sin trascendencia y final al esprint. El tipo de recorrido que se encuentra en vías de extinción porque así lo decretan las audiencias y los aficionados.
En las inmediaciones de Nápoles la lluvia dio paso a la niebla, la niebla a la oscuridad y todos los elementos enfocaron al peligro de una pista de patinaje en los descensos y en las curvas.
El día parecía a salvo en la entrada a Salerno, costa en el Tirreno, pero a 6 kilómetros una caída descolocó a Primoz Roglic, el otro candidato. La norma en el ciclismo consiste en que no se cuenta tiempo perdido a los implicados en caídas a tres kilómetros de meta.
Roglic, por eso, tuvo que apurar el paso con sus domésticos del Jumbo para acercarse hasta el mini-pelotón delantero, donde iban Evenepoel, los Ineos y bastantes velocistas salvo Gaviria, el colombiano del Movistar también implicado en el accidente.
A 2,4 kilómetros, ya en zona de protección, cayó Remco Evenepoel. Otra vez. Sentado en la acera, el belga gestionó su mal humor, el dolor del golpe y la circunstancia adversa. Se lo tomó con calma, aunque a su equipo le cayó una buena bronca aún por determinar.
El esprint fue una locura propia de kamikazes, en especial por parte de Dainese, quien se cruzó como una centella delante de Cavendish para aspirar a una victoria improbable. Su optimismo se llevó por delante al velocista de la Isla de Man, rueda trasera con la delantera, y Cavendish al suelo deslizando el trasero hasta cruzar la línea de meta, mientras el australiano Kaden Groves se imponía a los demás.
El último trance en una jornada que parecía insustancial y casi revienta al pelotón.
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