Matthews regresa del ostracismo en un final estresante en el Giro

Es la tendencia de los tiempos, la normalidad de lo imprevisible, el tipo de recorridos que eliminan las etapas tostón por terreno llano y llegada masiva al esprint.

Se quejan las audiencias, no disfrutan los aficionados y siempre queda la sensación de que algo más se pudo hacer para procurar un buen rato a los televidentes. Los velocistas puros son una especie en decadencia en este deporte.

Matthews, Pedersen o Albanese no son finalizadores con tren incorporado, gente como Cavendish o similares que necesitan pistas libres de montículos y un equipo que lo lance a la victoria. Son buscavidas que salvan obstáculos y cruzan colinas a toda velocidad.

La organización preparó un final estresante con dos 'balicos', el modo italiano de definir a los pasos de montaña sin grandes porcentajes, cotas perdidas por carreteras secundarias tan estimadas en el ciclismo.

En los últimos treinta kilómetros dos pasos para aligerar al pelotón de ocupantes, mezclar cartas e intereses, ofrecer alternativas... Se vio al francés Thibaut Pinot ambicioso respecto al reinado de la montaña, en dura competencia con el colombiano Buitrago.

Y se vio al líder Remco Evenepoel en modo patrón, al aprovechar su posición adelantada para exprimir su poderosa pedalada al impulso de un Jumbo en favor de Roglic. En la meta bonificada, fácil victoria de Evenepoel (3 segundos) ante el esloveno (2). Motivos para armar la confianza.

Y se vieron estrategias de equipo, movimientos en las bajadas, grupos que enlazaban con otros, el gran trabajo del Jayco (antiguo Orica Green Edge, Michelton o Bike Exchange) en favor de su candidato, Matthews.

Una etapa lisa no ofrece variantes, dos puertos encadenados con sus descensos por pistas sinuosas procuran un rato de diversión y alternativas tácticas.

El desenlace se jugó en la rampa del casco viejo de Melfi y por allí compareció rutilante un ciclista con la moral tocada («esta victoria significa mucho para mí después de un periodo oscuro», dijo Matthews en referencia a su su ausencia de éxitos).

El australiano arrancó potente en el giro que daba acceso a la rampa y Mads Pedersen (el excampeón del mundo) no tuvo fuelle para remontar en la típica del ciclismo en la que siempre gana el que viene a rueda.

Aguantó Matthews y brindó por su suerte. Esa que le parecía haber abandonado en los últimos años: solo tres triunfos en las últimas tres temporadas, aunque de ellos contundente en el Tour de Francia.