FUTBOLISTAS Y VIOLENCIA SEXUAL
El juego sucio de los futbolistas indeseables: «Hay que denunciarlos»
Carme Coma, víctima de abusos de Hugo Mallo, llama a acabar con la impunidad de la violencia sexual. Dani Alves y Santi Mina engrosan la lista de agresores
Hugo Mallo, condenado a una multa de 6.000 euros por tocamientos a la mascota del Espanyol
Barcelona
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Iniciar sesiónPasar por un proceso judicial «ya tiene un efecto revictimizador. Ir a comisaría, poner una denuncia, exponer una escena que para ti no sólo ha sido sexual, sino que ha sido violenta. Y hacerlo delante de desconocidos, aunque sean profesionales, a los que tienes que ... explicar algo de tu vida a lo que no quieres que nadie tenga acceso. Es el motivo por el que muchas víctimas de violencia sexual no denuncian», explica la psicóloga forense Elisa Micciola. A todo ello se ha tenido que enfrentar Carme Coma, víctima de abuso sexual por parte del excapitán del Celta Hugo Mallo.
Cinco años después de su denuncia, un juzgado ha condenado al futbolista a una multa de 6.000 euros y a indemnizarla con otros 1.000 por tocarle los pechos, durante la previa del encuentro entre el club gallego y el Espanyol en Cornellá (Barcelona), en abril de 2019. El fallo, que aún no es firme, sostiene que Mallo actuó con «ánimo libidinoso y de menoscabar la indemnidad sexual» de Coma, que sobre el césped portaba el disfraz de mascota del equipo perico.
Era un 'hobby', que Coma ejerció hasta el inicio de la pandemia, cuando se le complicó la fractura de un pie. Su profesión es la de enfermera de Oncopediatría. Durante cinco años ha guardado silencio pero, tras conocer la sentencia, ha decidido hablar: «Quiero alzar la voz y decir que no podemos dejar que esto pase. Estas cosas no pueden suceder. Estas 'bromitas' son delitos y tienen consecuencias penales. A cualquier persona que le pase esto, tiene que denunciar», apunta a ABC.
En su caso, sucedió ante las cámaras y en un estadio lleno de aficionados. El Espanyol la apoyó y le proporcionó asistencia legal. Ella lo tuvo claro desde el primer momento, iba a denunciar, pese a algunas voces que la advirtieron: «¿Dónde te metes», lo que le hizo sentir «cierta inseguridad; ver a lo que te estás enfrentando...Un mundo tan poderoso, y eminentemente masculino, como es el fútbol y, por supuesto, el juicio público», que ella no quería.
«Quiero alzar la voz y decir que no podemos dejar que esto pase. Estas cosas no pueden suceder»
Carme Coma
Una exposición que no solo afecta a la víctima, sino que alcanza también a su entorno y «cuando el agresor es además una persona conocida, el interés por el caso va más allá de lo estrictamente necesario», apostilla Micciola. Las víctimas ven como se publican detalles de las agresiones que también tienen un «efecto traumatizante, cuando comprueban que la peor de sus intimidades está al alcance de cualquiera». A ello se suma el temor a no ser creídas. «En la mayoría de casos, los agresores difícilmente reconocerán la violencia sexual. No sólo por las consecuencias penales. En caso de tener relevancia pública, por su imagen y las consecuencias que conllevaría». Al cuestionamiento habitual que se enfrentan las víctimas, se suma, en ocasiones, una acusación reduccionista: «Es una interesada, lo que quiere es fama, llamar la atención», recuerda la especialista.
Por eso Carme recuerda que ella solicitó únicamente una indemnización simbólica de 1.000 euros –la que ahora le ha concedido un juez–, «porque sino pueden considerarte una oportunista». «Es duro», concede, «pasar cinco años con asco y temor, ante esta injusticia. Y apunta que, ante el eventual recurso de Mallo, aún no puede «pasar página».
Dani Alves
Lo mismo sucede con la víctima de Dani Alves. Sobre el exlateral del Barça pesa una condena de cuatro años y medio de cárcel por violar a una joven de 23 años en una discoteca de la capital catalana, en diciembre de 2022. Como el fallo tampoco es firme, el tribunal aceptó su petición de salir en libertad provisional –bajo fianza de un millón de euros– hasta que se resuelvan los recursos.
En este caso, la víctima no quería denunciar. Su mayor temor: «Nadie me va a creer» o «van a pensar que busco dinero». Se lo trasladó a todos los que hablaron con ella para tratar de convencerla de que no se marchase a casa la noche de la agresión. Tanto a empleados del local, como a los Mossos d'Esquadra. También temía «que saliese su nombre y que se supiese su identidad», sobre todo, por quien era el agresor: un personaje conocido, tal y como detalló la jefa de la investigación durante el juicio. Finalmente, la joven se «decidió porque [lo ocurrido] ya había salido en los medios de comunicación».
La salida de prisión de su violador la dejó «indignada, desesperada y frustrada», según explicó su abogada, Ester García.
Por el momento, el brasileño seguirá en libertad hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) se pronuncie sobre la condena. Su defensa sigue reclamando su absolución, mientras las acusaciones reclaman una pena mayor. De nueve años, en el caso de la Fiscalía, y de doce, en el de la víctima.
Santi Mina
También sigue en libertad, pendiente de lo que dictamine el Supremo, Santi Mina, exjugador del Celta y del Valencia, condenado a cuatro años de cárcel por abusar de una mujer en una furgoneta, en las proximidades de una discoteca de Mojácar (Almería), en junio de 2017.
Su defensa mantiene que la relación fue «consentida» y espera ahora a la resolución del recurso de casación, ya admitido a trámite.
Caso Arandina
Pese a una condena inicial de 38 años de prisión a tres futbolistas del Arandina por la agresión sexual a una menor de 15 años, finalmente, el recorrido judicial se saldó con una pena de nueve para sólo dos de ellos: Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez, por la que en abril del año pasado ingresaron en un penal de Lugo. La agresión se produjo en el piso que ellos compartían en Aranda de Duero (Burgos), en noviembre de 2017. Fue el padre de la víctima quién lo denunció, pocos días después, y el juez decretó su ingreso en prisión provisional, de la que salieron en marzo del año siguiente.
Rafa Mir
A principios de este septiembre, la Guardia Civil detuvo al delantero del Valencia Rafa Mir, de 27 años, también acusado de un presunto delito de agresión sexual contra dos mujeres, de 25 y 21 años. El ataque se habría producido en el domicilio del futbolista. Las víctimas formalizaron la denuncia que se saldó con el arresto, aunque, tras pasar a disposición judicial, Mir quedó en libertad.
El dilema de los clubes si un jugador es acusado de violación
Rubén CañizaresLa posición suele ser complicada. Reciben gran presión social y mediática antes de que la Justicia dicte sentencia, y actuar le puede traer problemas
A través de un comunicado, el jugador defendió su «inocencia» y aseguró que la acusación es «infundada». También que confía plenamente en la Justicia para esclarecer los hechos.
Silencio de LaLiga
Desde que se interpone una denuncia hasta que se dicta sentencia pueden pasar años, recuerda Micciola, lo que disuade a muchas víctimas, para eludir ese padecimiento. Carme Coma lo tuvo claro y, aunque tendrá que esperar a que el fallo sea firme, echa en falta un comunicado de repulsa por parte de la LaLiga ante el abuso sexual de Mallo. «Si estas actitudes no se frenan, ¿qué ejemplo le estás dando a un niño, cuando un referente para él, un futbolista, puede ir tocando el pecho por ahí? Les estás dando alas y es muy peligroso», advierte.
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