Golf
El 'British Open' que Severiano Ballesteros le regaló a su hijo Javier
El torneo de Grand Slam que aún venera al golfista español vuelve a Royal Liverpool, el campo donde lo disputó por última vez, en 2006. Algunos de los que vivieron ese momento histórico, incluido un caddy muy especial, lo cuentan en ABC
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Iniciar sesiónCuando se habla del Open Británico inmediatamente aparece el nombre de Severiano Ballesteros. Él fue el hombre que lo popularizó en España gracias a sus tres triunfos, una marca a la que ningún compatriota se ha acercado, pues ha sido el único en ganarlo. ... Desde su último éxito han pasado ya 35 años y solo Jon Rahm parece en disposición de emularle con una nueva Jarra de Clarete.
Pero hasta que llegue ese momento, todo el mundo en Liverpool echa la mirada atrás por un motivo muy especial. Aquí en Hoylake fue donde el genio de Pedreña disputó su último Abierto en 2006 y los más veteranos aún recuerdan con emoción el momento. «Seve siempre fue mi ídolo, igual que el de la mayoría de los británicos, y aunque sabíamos que ya no atravesaba por su mejor momento, siempre nos quedaba el deseo de verle una vez más», explica Jon Hopkins, entonces redactor de 'The Times'. «Fue una despedida fantástica, porque tuvo una actuación digna a sus 49 años y lo dejó sin necesidad de arrastrarse por los campos firmando tarjetas de 80 golpes». En efecto, aunque no pasó el corte, sus dos vueltas de 74 y 77 fueron de lo más dignas, dejando algunos golpes de los suyos para la galería.
Pero quien conoce mejor la intrahistoria de ese torneo es su hijo Javier, que tuvo la fortuna de llevar esa bolsa mágica durante la semana. «Mi padre ya no se estaba entrenando mucho porque tenía mal la espalda, pero un día me acerqué y le dije que ya que él había ganado el Open y tenía derecho a jugarlo, me haría mucha ilusión hacerle de 'caddy'. No se lo pensó dos veces y pasamos una semana fantástica», recuerda. Lo más curioso de todo es que, pese a la cercanía entre ambos, nunca habían estado mano a mano en competición. «Aunque había viajado muchas veces con él y le había seguido en distintos torneos, era la primera vez que le hacía de 'caddy'. Y la experiencia fue estupenda, me resultó todo muy fácil. Yo siempre digo que mi padre fue muy bueno en el campo de golf, pero que fuera era incluso mejor». Esto lo detalla tanto en su figura paternal («era una persona súper cariñosa y siempre pendiente de sus hijos») como en la relación que tuvieron en las calles de Royal Liverpool, sin exigencias ni presiones de ningún tipo. «Él estaba básicamente jugando el torneo por mí, para que yo pudiese vivir el torneo desde dentro y apreciase el cariño que le tenían los aficionados. O sea, que esa semana tuvimos más una relación padre-hijo que padre-'caddy', de ahí que lo pasáramos tan bien».
Como el resultado deportivo no era lo más importante (falló el corte por cinco golpes), Javier recuerda con agrado su actuación. «Mi padre no lo hizo mal y estuvo más cerca de jugar el fin de semana de lo que pueda parecer. Lo que pasa es que estaba fuera de forma y tampoco era su objetivo principal. Lo que quería es que yo lo pasara bien y lo consiguió con creces. Fue espectacular poder vivir este 'major' desde dentro, sobre todo los dos días cuando llegamos al hoyo 18 con la gente puesta en pie aplaudiéndole sin parar«, indica con gran emoción.
Un golpe genial
Uno de los mejores momentos que se le han quedado grabados al primogénito fue el del hoyo 4 de la segunda jornada. Entonces le hizo gracia y ahora lo sigue viviendo con dulzura por lo osado de su comentario. «Pegó una madera 4 muy mala un poco a la izquierda y como no podíamos tirar de dos a 'green' jugó un hierro 6 a colocar. La dejó a unos 15 metros y, como le quedó un tiro muy complicado, yo le dije que aprochara para dejarla tres o cuatro metros pasada. Entonces me miró medio sonriendo y me dijo: 'déjame, déjame'. Hizo un 'aproach' increíble y la dejó a medio metro». Ante la risa de su progenitor, Javier aprendió que nunca más debía poner en duda la capacidad de Seve con un palo corto en las manos. «En ese momento pequé un poco de la inocencia de mis 15 años. Realmente era un golpe muy difícil que ningún otro jugador se habría planteado así, eso seguro», indica.
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Los recuerdos que le quedan al joven de esos días están centrados en su experiencia personal y en detalles puntuales como en los pantalones que llevaba su compañero de partido Ian Poulter. «Han pasado ya muchos años y no me acuerdo muy bien, pero lo que no he olvidado es el cariño de los británicos, tanto de los aficionados como de los organizadores. Hemos mantenido el contacto con la Royal & Ancient y nos hicieron un documental muy bonito de mi padre. Mantenemos una relación muy fluida y muy buena».
Precisamente, el responsable de prensa de esa edición, Gilles Wilson, recuerda el instante de esa despedida con gran emoción. «Seve siempre estuvo dispuesto para atender a los medios y, aunque en esa edición no pasó por la sala de prensa, dejó claro en sus declaraciones que había jugado con el mismo deseo de siempre. Estos eran su torneo y su público».
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