Jon Rahm: «He visto mil veces el vídeo de Seve aquí en 2006»

Están claros sus objetivos entonces. Ganar, ganar y ganar. «Estoy con ganas de empezar y de volver a sentarme aquí el domingo como campeón», insiste con una sonrisa. Sin afectación ni falsa modestia. Lo siente así en su interior y no necesita ningún tipo de postureo, especialmente cuando nadie como él sabe cuál es su estado de forma. «Me encuentro bien y confiado. Desde Navidad no había estado tres semanas de vacaciones y al final de la segunda ya estaba deseando volver a agarrar los palos. Estoy con ganas y muy relajado, porque he estado en Irlanda con mi familia y me ha venido muy bien».

En su periplo irlandés de la semana pasada ha podido retomar el estilo de juego de los 'links' (campos costeros azotados por el viento y el agua), tan diferente a los que se juegan en el PGA Tour. «Me encanta este tipo de golf en estado puro, tal y como se inventó, porque te hace pensar mucho más allá del golpe largo de 'driver' o el 'aproach' por alto a los que estamos acostumbrados». Por eso se siente cómodo en ellos, porque le recuerdan sus inicios en este deporte. «La primera vez que los jugué fue en un 'British Boys' (con 15 años), en Royal Cinque Ports y Sandwich y desde el primer golpe que di me enamoré de este estilo. Estaba habituado a pegar pelotazos con la bola alta y mi padre me dijo que no, que había que tirar de hierros para dirigir mejor la bola».

De esas enseñanzas le llegaron sus primeros triunfos como amateur y luego dos Open de Irlanda como profesional, por lo que está plenamente capacitado para catalogar los campos del Open en los que ha jugado hasta ahora. «Royal Portrush fue muy especial por el retorno a Irlanda, dado que los campos de allí son diferentes; Royal Troon me parece muy divertido y bonito, aunque muy difícil. Y luego está Carnoustie, que es extremadamente complicado. Si tuviese que elegir mi favorito estaría entre Troon y Royal Birkdale». De todas formas todavía le faltan por conocer destinos míticos como Turnberry y Muirfield («que están arriba entre los favoritos de todos los que los han jugado») y, sobre todo, este de Royal Liverpool.

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Aquí, en la capital internacional de la música, se va a encontrar con un diseño muy cambiado desde que el Open lo visitó por última vez en 2014. «Entiendo por qué lo han hecho, ya que quieren darle al campo la máxima dureza posible. Ahora el hoyo 17 es cuesta abajo, corto y expuesto al viento. Es un par 3 muy difícil donde si fallas el 'green' eres candidato a 'bogey'. No me parece mal, pero igual no lo habría colocado tan cerca del final, sino un poco antes. En cualquier caso es difícil decir si es justo o no, aunque seguro que lo será. Es el mismo hoyo para todos y habrá que lidiar con ello».

En esa edición anterior venció Rory McIlroy y, en la de 2006, Tiger Woods. Con esas dos últimas referencias está claro que hay que ser muy buen jugador para ganar aquí. «Evidentemente hay que jugar muy bien. En ambas ocasiones lo hicieron con (-16) y en condiciones muy diferentes, el año de Tiger con un campo amarillo y duro castigado por la sequía y en el de Rory con viento y lluvia, como se prevé esta semana», indica con precaución.

A nadie escapa que el gran referente de Jon en el mundo del golf es Severiano Ballesteros. De su omnipresente presencia en la Ryder Cup de 1997 surgió la afición de sus padres y posteriormente la suya. De ahí que siempre busque superar las cifras del cántabro o destacar en los lugares en los que él lo hizo. «Soy plenamente consciente de que Seve jugó aquí su último 'British' en 2006, he visto el vídeo un millón de veces. Llevaba a su hijo Javier de 'caddy' y el público se ponía en pie cada vez que se acercaba a un hoyo. Fue espectacular». Quizá así se entienda que su figura pueda servir de inspiración a tantos triunfos españoles en deportes tan dispares como el tenis o el golf. «Si hablásemos de fútbol sería fácil de entender que hay una cultura nacional con una masa ingente de jugadores; pero en disciplinas más pequeñas ha de ser por la herencia que van transmitiendo las figuras del tipo de Nadal o Seve a los siguientes jugadores».

El vínculo con el genio de Pedreña sigue y con su último acuerdo comercial, pues va a lucir el logotipo del Banco Santander a partir de ahora. «Todo surgió de una partida que jugué con Ana Patricia Botín, que como se sabe fue la excuñada de Ballesteros. Su entidad siempre ha estado muy ligada al golf y al deporte y estar en la misma lista de estrellas que Rafa Nadal o Fernando Alonso me llena de orgullo. Esto va más lejos de un mero contrato de patrocinio». Así pues, para honrar a su ídolo solo cabe salir a darlo todo mañana, con la presión propia de su carácter. «Siempre la tengo, ya sea para ganar un grande o un entrenamiento a un compañero. Soy competitivo por naturaleza», remata con una sonrisa.