Baloncesto / Eurobasket
El último servicio de Scariolo a España
La selección, vigente campeona, inicia el torneo llena de dudas y carencias, pero confiada en su gen ganador y en el toque del italiano antes de su adiós
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Iniciar sesiónEspaña afronta el Eurobasket con un gran signo de interrogación sobre su cabeza. Nadie sabe qué será de ella. La vigente campeona llega sin el traje de favorita y con la única certeza de que algo se acaba. Es el último torneo de Sergio ... Scariolo, figura vertebral en la etapa más gloriosa de la selección, antes de emprender rumbo al Real Madrid. Y es, también, la primera gran cita en la que se percibe que el relevo generacional ha llegado de golpe, sin margen ni red de seguridad. La nostalgia y la duda conviven en el ambiente, una mezcla que define a la perfección el estado de ánimo de un equipo que navega entre la desconfianza exterior y la fe interior.
La preparación no ha ayudado a despejar las incógnitas. España perdió cinco de los seis partidos amistosos previos, un balance que desnuda las costuras de un grupo mermado por las bajas. Scariolo ni siquiera ha tenido que hacer descartes: las lesiones de Ndiaye, Abalde y Alberto Díaz fueron reduciendo las alternativas hasta dejar al técnico sin más margen que confiar en lo disponible.
La gira de amistosos ha reflejado esa fragilidad. El debut frente a Portugal en Málaga (74-76) abrió la serie con una derrota inesperada, marcada por la falta de acierto en los minutos finales. La única victoria llegó poco después, contra la República Checa (87-73). Fue un espejismo: Francia, primero en Badalona (67-75) y después en París (78-73), puso de manifiesto la distancia física con los equipos del primer escalón continental. Los dos últimos ensayos fueron contra Alemania, actual campeona del mundo, y sirvieron de resumen de lo que es hoy España: competitiva a ratos, insuficiente en los momentos clave. En Madrid, ante un Movistar Arena entregado, se firmó un partidazo (105-106) decidido en la prórroga por un tiro forzado de Brizuela que no entró. En Colonia, veinticuatro horas después, la resistencia se mantuvo hasta los últimos cuatro minutos, cuando Wagner y Schroder decantaron el duelo (95-78).
El balance de la gira no invita al optimismo, pero la historia obliga a la cautela. España ya sabe lo que es llegar a un Eurobasket rodeada de dudas y salir con oro. Ocurrió en 2015 y en 2022. El gen competitivo que se activa en los momentos límite sigue siendo un activo intangible, pero real, en esta plantilla. Willy y Juancho Hernangómez, capitanes junto a Aldama, sostienen esa herencia. El pívot del Barça, MVP en 2022, sigue siendo la primera referencia interior. «Somos conscientes de la dificultad», reflejó ayer en la previa. «La competición nos pondrá en nuestro sitio. Hay que tener suerte y saber competir. Vamos a remar y a pelear todos los partidos. Cometeremos errores, pero lo importante será cómo nos recuperemos de ellos».
La percepción exterior es demoledora: décimos en el último Power Ranking de la FIBA, con apenas un 1,5 % de votos en la encuesta de medios para ganar el campeonato, y la etiqueta de potencial «gran decepción» con más de un 25 % de apoyos. Serbia, Alemania y Francia monopolizan las predicciones, seguidas de la Grecia de Antetokounmpo y la Eslovenia de Doncic. A España apenas se la menciona, pero nadie se atreve a descartarla del todo. Esa mezcla de incredulidad y respeto es la marca que se ha ganado en dos décadas de títulos.
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El calendario del grupo marcará el rumbo inmediato. El debut ante Georgia este jueves (14.00, La 2) es clave: los caucásicos, sin Shengelia en los dos primeros partidos, mantienen a Shermadini, Bitadze y Mamukelashvili como amenazas. La segunda cita será contra Bosnia, debilitada por la ausencia de Musa y con Nurkic tocado. El tercer duelo, frente a Chipre, debería servir de respiro. Si España sale de ese inicio con un 3-0 favorable se verán de otra forma los duelos ante Italia y Grecia, los grandes rivales del grupo en busca del cruce más amable. «Nunca he tenido malas sensaciones antes de empezar un torneo, aunque luego hemos perdido bastantes veces ese primer partido -ironizó Sergio Scariolo en la previa-. Falta que cada jugador repase bien sus tareas, tenga claro qué hacer y empezar la competición sin ninguna presión añadida, pero con conciencia de que va a ser muy complicado». En su despedida, Scariolo tendrá que tirar de todo su repertorio táctico para cubrir carencias y confiar en que el gen competitivo vuelva a emerger. Nadie espera que España sea campeona. Y quizá por eso mismo, nadie descarta que vuelva a serlo.
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