El Madrid sufre para meterse en semifinales

Los blancos, líderes de la ACB y la Euroliga, tiraron pronto de centímetros para intentar decantar la eliminatoria muy pronto. Decía Mumbrú, el técnico del Valencia, que si pudiera eliminar a un jugador blanco sería Tavares y no le faltaba razón. El pívot se asoció con Deck para destrozar el aro naranja en un primer cuarto que se iba tiñendo de blanco según avanzaban los minutos. Un parcial de 12-2 cimentado en los brazos del caboverdiano impulsó al Madrid, que a los diez minutos mandaba ya por diez puntos.

Lejos de reaccionar, el Valencia vio cómo los blancos aumentaban la distancia hasta hacerla casi inabarcable (31-15, min. 13). Un agujero que obligó a Mumbrú a sacar bandera blanca y mover su banquillo. El descanso de Tavares alivió a los naranjas y la entrada de Rivero contribuyó a mitigar los daños. El inicio de la remontada del Valencia coincidió con la lesión de Llull, que se marchó con dolor en su rodilla izquierda tras un choque con Prepelic. No volvió a jugar el balear, al que se le realizarán más pruebas para ver el alcance de su lesión.

La preocupación blanca por su capitán se trasladó a la pista. Desconcierto que aprovechó su rival para estrechar el margen. Lo hizo con un Rivero valiente, magnífico cerca del aro, que le permitió irse al descanso con vida (41-34).

La segunda parte regaló un duelo más equilibrado, sobre todo porque el Valencia pudo mitigar la superioridad blanca en el rebote y porque apareció Jones, inédito en los dos primeros cuartos. El base, alma del equipo, anotó siete puntos consecutivos y relanzó las esperanzas del Valencia Basket, cuya lenta remontada logró estrechar el marcador a solo dos puntos poco antes del último cuarto (60-58, min. 29).

El sofoco del Madrid se alargó hasta el último segundo, pues no dejó de creer el Valencia y seguía fallón el conjunto blanco. No solo desde el triple (2 de 17 al descanso), sino también desde la línea de tiros libres. Errores poco frecuentes que alimentaron la esperanza de su rival. Un gigante que continuó creyendo en la victoria a pesar de ir siempre a remolque. Que llegó a ponerse por delante (79-81, min. 38) y que soñó con la victoria en la última posesión del partido. Un ataque que le hubiera dado el billete a semifinales, pero que esta vez Jones no supo culminar con acierto.

El base, que hace solo unos días anotó un triple decisivo en Atenas para ganar en casa del Panathinaikos, falló esta vez en sus dos intentos y evitó que la Copa registrara su primera sorpresa. Susto para un Real Madrid que deberá mejorar mucho si quiere salir con una sonrisa de Badalona.