El baloncesto, el triunfo de los valores

España puede estar orgullosa de nuestro baloncesto por los numerosos éxitos que nuestros equipos –masculinos y femeninos, de todas las categorías- han conquistado en una última década extraordinaria. Pero también, y sobre todo, por cómo los han logrado: transmitiendo unos valores (el compromiso, el trabajo en equipo, la pasión, la ambición, el respeto al rival…) que no sólo se han convertido en referencias en el mundo del baloncesto internacional sino también en un espejo en el que se han mirado otros deportes, y que han creado una imagen excepcional, fácilmente reconocible y asequible que ha contagiado y sigue contagiando optimismo e ilusión.

A las generaciones que crecieron al amparo de los históricos títulos del Real Madrid , el Torneo de Navidad en TVE, la medalla de plata en los JJOO de Los Angeles o la osada aventura de Fernando Martín en Estados Unidos , le ha tomado el relevo una nueva España que tiene por referencia la Copa del Mundo de 2006, las dos recientes medallas olímpicas en Pekín y Londres, los oros en los últimos Eurobasket, los triunfos y la competitividad de todas nuestras selecciones femeninas o la conquista de la NBA por parte de un selecto grupo de grandísimos jugadores, uno de los cuales, Pau Gasol, luce ya dos anillos de campeón.

Dicho de otro modo: en esta España del siglo XXI el baloncesto es una de las principales referencias de nuestra identidad y un magnífico generador de vínculos emocionales y sentimientos de pertenencia.

No ha sido casualidad. Desde que el baloncesto es baloncesto en Europa, nuestro país ha sido uno de los focos más activos en su desarrollo y difusión. En España nació la Copa de Europa en los pasados años 50, desde España se dio el mayor impulso al Minibasket, aquí vio la luz el que por siempre será el mejor equipo de la historia –el Dream Team de Barcelona’92- y en España se han celebrado Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo, Eurobasket y torneos preolímpicos. Una historia y un crecimiento que hoy avalan más de 400.000 licencias, 4.000 clubes, 30.000 entrenadores y 12.000 árbitros que, cada cual desde su Federación Autonómica, son la riqueza de nuestro deporte, cuyo valor se ha multiplicado en los últimos años en gran parte por el espectacular incremento de la presencia y la importancia de la mujer.

Porque detrás de todo resultado hay mucho trabajo desde todos los estamentos y una imprescindible inversión en estructura. Desde las competiciones como base para el crecimiento de los clubes a la detección de talentos y formación de jugadores, entrenadores y árbitros. Los Campeonatos de España de formación, que en nuestro deporte tienen una larga tradición y que desde la FEB hemos reforzado incluso en la actual coyuntura, nos han permitido y nos siguen permitiendo desarrollar proyectos de presente y de futuro. Seguimos soñando con llevar ‘un balón a cada casa’ y empeñados en ganar la calle, reforzando nuestra decidida apuesta por los nuevos formatos de competición y ‘divertimento’ como el baloncesto 3x3 -en lo que también nuestro país ha sido pionero mundial- que nos permitan acercarnos al deporte popular.

Animados por todo ello y convencidos de que el baloncesto requiere de una visión global, en la FEB hemos impulsado además en los últimos años la proyección de nuestro baloncesto más allá de las canchas. Lo hemos hecho con programas sociales de implantación nacional y cooperación internacional, que además de herramientas al servicio de los agentes más vulnerables de la sociedad, constituyen elementos de promoción de nuestro deporte y un activo más en la tarea común de hacer grande la Marca España, con la que estamos plenamente comprometidos.

La próxima Copa del Mundo del 2014 será un foco de atención en los cinco continentes y alcanzará una audiencia cifrada en cientos de millones de espectadores en todo el mundo. Nuestro deseo es que, además, sea un evento al servicio de la reactivación de nuestra economía. En él queremos que se reflejen nuestra historia y los valores que la han hecho grande y digna de admirar. Nuestro compromiso de aquí a entonces es que el Baloncesto siga siendo un motivo más para sentirnos todos orgullosos de ser España.