El Barcelona se encomienda a un chaval llamado Álex Abrines

Así las cosas, emerge la figura de un chaval de 19 años, de Palma de Mallorca, que, tras destacar en Málaga con Unicaja la temporada pasada, fichó por el Barça y se había pasado la mayor parte de esta cogiendo polvo en el banquillo y tratando de aprender de las intermitentes exhibiciones de Navarro. Pero la plaga de lesiones en el vestuario culé ha propiciado su oportunidad y él ha decidido coger el toro por los cuernos: 21 puntos a un rival de postín como el Maccabi israelí en la última jornada del Top16 y dos triples decisivos en la prórroga del duelo liguero ante el Blusens Mombus han sido la carta de presentación del muchacho, que se planta en el examen del duelo ante el equipo griego, todo un hexacampeón de Europa, convencido de que puede acertar o fallar, pero no arrugarse.

Enfrente va a tener a un rival que no le trae buenos recuerdos a su equipo. Uno de los colosos más laureados del baloncesto continental, el Panathinaikos forma parte de la memoria negra del barcelonismo por aquel fatídico e ilegal tapón de Vrankovic sobre José Montero en la final de 1996. Más recientemente, en la temporada 2010-2011, el plantel de Xavi Pascual vio abortado su sueño de revalidar el título, doblegado en el playoff por la maestría táctica de Zeljko Obradovic y el infernal ambiente del OAKA.

Pero este Panathinaikos no da tanto miedo como aquellos y, pese a las bajas, el Barça Regal llega avalado por su impecable trayectoria en la Euroliga, con solo dos derrotas en 24 partidos. En el banquillo ateniense ya no está el laureadísimo Obradovic sino Argiris Pedoulakis y puntales del equipo como Mike Batiste o Romain Sato emigraron a Turquía. Los que sí están son el espectacular base Dimitris Diamantidis, uno de los máximos asistente de la competición, y el gigantesco pívot Sofoklis Schortsanitis, cuyo pulso en el poste bajo con el barcelonista Nathan Jawai promete un duelo de moles irrepetible en el baloncesto FIBA.