El sábado campeonas de Europa sobre patines, el lunes profesoras y optometristas

No es fácil ser jugadora de hockey patines. Por el momento, hay pocas que puedan dedicarse a ello en exclusiva. Laura Puigdueta, Aina Florenza, Anna Casarramona y Marta Piquero, por ejemplo, son campeonas de Europa, pero también empresarias, profesoras de Educación Física y optometristas, todo junto. Como en todas las modalidades que no mueven millones, jugar a hockey patines tiene mucho, o todo, de sentimental, empeño, dedicación y compromiso. Apenas un puñado tiene un contrato profesional; es decir, que se pueden dedicar solo al deporte. Es el caso de Sara Lolo, pero no el de muchas de sus compañeras, que le dedican el tiempo libre después de la jornada laboral. También parte del equipo técnico tiene su profesión y es llamado para trabajar en momentos puntuales. Para defender la camiseta nacional en Olot en este Europeo, muchas han tenido que pedir días libres en su trabajo.

«No, no todas pueden vivir de esto. Por eso lo que logran tiene un mérito brutal. Hay algún contrato y nosotros ayudamos con becas y trabajamos para que los clubes tengan cada vez más personal de alta en la Seguridad Social», comenta Xavi Moyano, director general de la Federación Española de Patinaje.

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Contentísimo con lo conseguido también en lo organizativo, incide en que todavía tiene más importancia que estos logros no hayan decaído desde el primero allá por 1995. Al contrario. «Es una generación magnífica. Y lo mejor de todo es que año tras año hay incorporaciones y todavía se mejora más el nivel. Mujeres que serían titulares en cualquier otra selección, aquí tienen que pelearse el puesto», subraya antes de señalar que «este dominio va para largo».

Porque hay cantera, explica, y muchas ganas de seguir trabajando por el patinaje que en esta disciplina suma 5.360 licencias femeninas (en 2022, por 16.073 masculinas). «En los campeonatos de promoción sub-11, sub-13 y sub-15 hubo 200 niñas. En otros países esto es impensable», refleja Moyano. Y también valora que haya crecido la apuesta por este deporte por parte de gente comprometida, con nuevos puntos de referencia como Gijón y Fraga -que llena el pabellón cada semana-, por ejemplo, que amplía las opciones de una modalidad que tiene mucha tradición en Cataluña.

Hay un incipiente interés a pequeña escala pero reivindican las jugadoras que ellas ya no pueden hacer mucho más para que se multiplique también el interés general. Son campeonas de Europa por octava vez, pero saben que hoy se levantarán sin grandes portadas y que las que haya no se mantendrán demasiado tiempo: «Se merecen un seguimiento mucho mayor. Todo lo que han conseguido no es lógico ni normal. Y no te das cuenta de todo lo que significa hasta que empiezas a perderlo. Nos gustaría tener más eco ahora, por supuesto. Y agradecemos el apoyo de Iberdrola, que patrocina la liga -de las mejores y que cuenta con las mejores jugadoras de Argentina y Portugal, las otras potencias-, y se ha conseguido que Teledeporte incluya en su programación el partido de la jornada los sábados».

Pero no solo reclama esta atención merecida por lo que logran en el parque, sino «porque son unas personas bellísimas». Cuenta el caso particular de Anna Casarramona, que ya llegó muy tocada al Mundial de Argentina de 2022 y en enero tuvo que pasar por el quirófano para operarse de una hernia discal. «Nadie se lo pidió, pero ella quiso recuperarse para estar en este Europeo. Ha sido la mejor del torneo».

En un deporte de los llamados minoritarios, se consiguen estos éxitos también gracias a un factor intangible: el compañerismo. «Son una familia. Entre ellas y con el resto de selecciones. Tras la victoria, las portuguesas agradecieron que hubiéramos puesto el hockey femenino tan arriba. Hay una competencia atroz entre Argentina, España y Portugal, pero fuera hay una gran amistad. Las argentinas se quedan en casa de las españolas, lo que también pasa entre jugadoras de distintos clubes cuando se desplazan a jugar a otras ciudades». Esto es hockey, un éxito deportivo y de valores que no cesa.