Griezmann lidera la remontada del Atlético frente al Villarreal para su récord de victorias consecutivas en casa

El Villarreal, triste y frágil, sin entrenador y con un parche en su banquillo de nombre Miguel Ángel Tena (director de fútbol del club) hasta que Marcelino de el sí definitivo a su regreso, vive embotellado en las cercanías de su propia puerta. No enlaza dos pases con sentido; asiste a una tormenta rojiblanca, sufre el ímpetu de un grupo de hombres que se sienten invencibles. Hermoso, central izquierdo, juega anclado sobre la esquina izquierda del área visitante. Es el primer organizador, encuentra en ventaja una y otra vez a Riquelme, flamante nuevo futbolista internacional español, y el Atlético descubre un potosí por el carril zurdo. Los centros son una constante, Morata cerca está de coordinar algún remate interesante y Saúl, de tacón, roza el gol, pero el dominio atlético no es correspondido con ocasiones que bien merezcan un lamento de los presentes en su bonito campo. Entretanto, aguanta el Villarreal al vendaval inicial; corre el minuto quince del primer tiempo y ni tiene heridas superficiales, está, en definitiva, en el momento idóneo para comenzar su reconstrucción. Y con una simple llegada, un esbozo, un bello centro de Parejo que cerca está de convertir en gol Cuenca, el Villarreal renace.

Mediante la eterna paciencia de su portero Jorgensen, la salida de balón amarilla empieza a tener sentido. Arriesga el danés, soba la bola en exceso incluso, pero genera un desequilibrio importante en la incesante presión alta de los de Simeone. Precisamente desde una arriesgada combinación desde su guardameta, poco después de que Pino avisara de lo que estaba por venir, tras mil pases, una imponente conducción de Capoue, una apertura llena de sentido de Baena y un disparo de Sorloth que es repelido por Oblak, el siempre astuto Gerard Moreno recoge el rechazo y hace el 0-1.

El Atlético presencia la vuelta a la vida de un conjunto otrora temible, un equipo que ya se exhibió la campaña pasada en este mismo escenario para salir victorioso en un lugar donde casi nadie lo hace. Sin embargo, cuando más herido está su orgullo, Griezmann acude al rescate. El encuentro está a orillas del descanso cuando el genio francés, con un preciso envío raso, le sirve el gol en bandeja a Witsel. Crecen los rojiblancos en el entusiasmo derivado del empate, pero, sin embargo, el Villarreal, como nunca demostró bajo la batuta de Pacheta, se asemeja a aquel equipo que en el pasado cercano fue. Es en ese momento, en ese instante, cuando el partido cambia a propósito de Griezmann. El artista galo no vive su mejor encuentro, está, de hecho, impreciso en las labores livianas del pase corto, pero poco le importa: es tan sumamente bueno que con solo una pincelada es capaz de ganar un partido. Así lo hace al finalizar un centro lateral de Llorente, firmar el 2-1 a diez minutos del fin e iguala a Adrián Escudero como el segundo máximo goleador del club con 169 dianas. Danza jubiloso el Metropolitano, sentencia Lino en el 86; es un equipo feliz que establece un nuevo récord histórico al encadenar 15 victorias ligueras consecutivas en casa.