fútbol / primera división
Un Atlético de cine en Vallecas
jornada 3
El equipo de Simeone logra la mayor goleada de su historia a domicilio gracias a un soberbio juego al contragolpe frente al Rayo
El Atlético consigue la mayor goleada fuera de casa de su historia
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Iniciar sesiónFue una explosión nocturna, un derroche sin parangón y una exhibición de cine. Siete goles del Atlético en el campo del Rayo Vallecano. Festín total en Vallecas. Una soberbia interpretación del arte del contragolpe en una noche para enmarcar de los rojiblancos, que lo hicieron ... casi todo bien sin que nadie estuviese preparado para eso. Es la mayor goleada de su historia a domicilio.
Sin previo aviso, sin el refrendo de un antecedente que invitase a esa abundancia, un Atlético de cine comparece en Vallecas. Un equipo en estado de gracia durante cuarenta y cinco minutos estelares, en los que el mundo le viene de cara. Una ráfaga que recupera esencias del club, la velocidad, la codicia al presionar, el contragolpe... El Rayo Vallecano no sabe por donde le viene el vendaval y, desconsolado después de un gran inicio de temporada, se marcha al descanso con tres goles en la mochila.
El Atlético ejecuta algo parecido a lo que sueñan sus aficionados y pregona durante años el Cholo. Un grupo sólido en defensa, voluntarioso en el robo de balón y rápido en las transiciones. Todo le sale de cara, el caracoleo pensativo de Memphis, el desmarque de Griezmann y el pase dulce de De Paul. Primer gol.
Viene luego el servicio profundo, visión de juego, de Mario Hermoso buscando el hueco al espacio que ocupa Saúl, poderoso en la zancada, y un Memphis que está en su sitio para anotar. El segundo en el minuto 5.
Con el Rayo noqueado y Francisco dejándose las palmas en ánimos infructuosos a sus jugadores, el Atlético vuelve a golpear. La aspiradora de Pablo Barrios, que juega de ancla con rendimiento algo desigual por las pérdidas de balón, el envío de De Paul que rompe la línea del Rayo y la veloz carrera de Nahuel Molina, de nuevo en acción, para marcar el tercero.
Tres goles de ejecución primorosa, con cierto toque estético en su origen, descatalogan el partido desde el minuto dos, cuando Griezmann atina. Nunca se sabe en el fútbol si es antes el huevo o la gallina, ese gol del francés desarma el partido o es el juego rojiblanco lo que desnivela la noche.
Nombres propios de interés en el Atlético. Saúl, el viejo gladiador, hace gala de una exuberancia física que se creía archivada. Participa, juega, roba, ayuda... Gran partido del canterano en Vallecas.
Memphis parecía un bulto tatuado sin confianza en el Barça y otro jugador en el Atlético. Solo está 35 minutos en el campo porque se lesiona, pero lo hace casi todo bien. Sin alardes, que tampoco es cosa de perder la cabeza. Y fenomenal aportación de Rodrigo de Paul, ayer muy cerca del campeón del mundo con Argentina.
A Barrios se le ve algo desubicado en esa función de eje a lo Koke que le encomienda Simeone. Junto a acciones de nivel, le costó sintonizar con todos los resortes del puesto y se ganó una tarjeta por patada desesperada. Mejoró bastante en la segunda mitad.
Salvo reacción furibunda del Rayo, que no se produce, el guión de la segunda parte está escrito. No sucede nada durante muchos minutos, salvo el afán de Barrios por restablecer su hegemonía por el centro, y la mejoría con los minutos de Nahuel. El Rayo no existe, ni rastro de aquella banda tan afinada por Iraola a la que ha dado continuidad Francisco. Álvaro García echa de menos a su primo Fran, RDT no la huele, el equipo se ha descompuesto en el minuto 2.
Los cambios de Simeone espolean la actividad en el Atlético. Los que salen quieren su parte del pastel y explotan la debilidad del Rayo en una secuencia sin fin. Morata, dos veces, Correa, en un golazo en vaselina, y Llorente, en otro contragolpe, convierten la noche en un infierno para los vallecanos. Sus parroquianos se van, el equipo clama por el pitido del árbitro y el Atlético, que no tiene compasión, le endosa una goleada sin límites.
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