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Arturo Valls: «Soy más de Carlitos que de Nadal; es más creativo y menos fundamentado en el esfuerzo»

El valenciano, además de presentador, actor e inminente empresario, habla con ABC sobre el amor que siente por el equipo de su ciudad: «Con Lim no tengo ninguna comunicación ni quiero tenerla»

Ara Malikian: «No soy de ningún equipo en concreto, es insoportable; yo soy chaquetero»

Valls, durante su entrevista con ABC José Ramón Ladra//Video: Beatriz García

Humorista, actor, presentador y, según anuncia en ABC, inminente empresario, Arturo Valls (Valencia, 1975) es un «poca vergüenza» de manual. Así se autodefine y así entiende él esa versatilidad que le mantiene, desde hace 25 años, como uno de los rostros más populares del ... país.

-Usted negocia todo en la vida menos su valencianismo. Incluso ha participado en presentaciones de futbolistas

-Eso no se puede negociar. Tengo buena relación con el club y ha sido un gusto participar en algunas de esas presentaciones y conocer a los jugadores y al staff. Estar más cerca de ellos.

-¿Incluimos a Lim?

-La relación buena es con el equipo de comunicación y los jugadores. Con Lim no tengo ninguna comunicación ni quiero tenerla. Su falta de interés por el club es absoluta. Eso es lo que más le duele a la afición. La falta de cariño y de compromiso. Para él es sólo un negocio. Y luego habría que analizar su gestión, que es un desastre. Pero el club es mucho más que él. Es tu gente y tu equipo y no puedes darle la espalda en una etapa tan dura como ésta.

-Cómo se notan sus inicios en el periodismo deportivo cuando analiza al club.

-Así empecé. Me gustaba mucho el deporte, pero también la política. Mis primeras oportunidades laborales llegaron de la mano del deporte, en una emisora de radio local. Cubriendo la información del Valencia.

-Y sería usted de lo más objetivo, seguro.

-Bueno, eso me costó algún que otro disgusto porque uno tiene que separar al aficionado del periodista. En los medios locales no pasa nada pero, cuando estaba en 'Caiga quien Caiga', cubrir un Madrid-Valencia en una final de Champions, pues uno tenía que ser objetivo y a mí me resultaba muy difícil. Si tenía que entrevistar a Raúl, había que hacerlo y disimular la rabia que le tenías.

-Ahí quería yo llegar. ¿Qué le pasó en esa final de Champions con Raúl que casi le desheredan?

-Uno de los objetivos del programa era entregar las gafas del programa a algún protagonista. A los periodistas de 'Caiga quien Caiga' nos miraban con mucho recelo, porque siempre nos colábamos por los sitios y hacíamos la pregunta más incómoda. Conseguí, a duras penas, acceder al campo y le lancé las gafas del programa a Raúl. Y él se las colocó. En mi familia, eso, se vio como una traición. Se lo tomaron muy mal. ¡Querían que se las hubiera tirado a la cara!.

-¿Es usted muy antimadridista o sólo lo justo?

-No especialmente. Es un gran equipo, con gran presupuesto y, a veces sí, con prepotencia porque se sabe campeón. El guapo, rico y poderoso siempre se mira desde abajo, aunque el Valencia nunca le ha mirado de tan abajo.

-¿Lo de la soberbia lo dice usted por la actitud ante la no concesión del Balón de Oro?

-Eso fue rarísimo. Yo hubiera ido. Ese desplante es una pataleta de colegio.

-Por fortuna, a la hora de la verdad, el Real Madrid sí ha sabido estar. Ha sido el primero en brindar apoyo ante la tragedia de la DANA.

-Por supuesto. La rivalidad es en el campo, el equipo a batir, con los mejores jugadores, pero, cuando ha hecho falta, el aficionado valencianista se ha visto arropado con los homenajes y toda la ayuda que se ha prestado.

-¿Qué jugador le hubiera gustado ser?

-Muchos. George Best (que jugaba muy bien a pesar de ser juerguista) o cualquier jugador de esos que han mantenido su fidelidad a un club, como Gayá. Los típicos jugadores de club que no se han querido ir a equipos grandes. Y luego soy muy de jugadores creativos, libres… el típico jugón que te hace caños, como Ronaldinho o Neymar. A pesar de la rabia que te da cuando les tienes como rival.

-Pues Neymar queda libre en nada de tiempo. No le digo más…

-Para la delantera del Valencia sería fantástico. Ese Hugo Duro-Neymar, ojo, ¡eh!

-Hablemos un poquito de tenis, su otro vicio confesable.

-Sí. Casi me gusta más que el fútbol. Lo sigo, lo practico, viajo a los Gran Slam, planifico en función del evento tenístico. Sólo me falta Australia. Me encanta.

-¿Tanto le gusta?

-Cómo me gustará el tenis que tengo dos pasiones. Una es hacer paellas a leña los fines de semana y el tenis. Pues voy a juntar ambas y voy a sacar una marca de arroz. Ese es mi proyecto. Se va a llamar 'Rolang Arroz'.

-¿Me lo dice en serio?

-Claro. Estoy ya hablando con una marca valenciana, que la va a distribuir y ya estoy hablando con abogados y preparando el lanzamiento.

-Rafa está jubilado ya y Carlos encontrará hueco seguro.

-Les enviaré un paquete a Rafa y a Carlos para que me hagan publicidad.

-A ver si nos recomponemos y podemos seguir. Así que comparte usted esa sensación de orfandad que nos invade a muchos después del adiós de Rafa.

-Totalmente. Aunque, por fortuna, tenemos a Alcaraz, que me gusta muchísimo. Ese estilo más creativo, más alegre aunque más irregular. Con Rafa, sabías qué iba a pasar, que iba a ser una pelea hasta el final, con épica, desgastando al rival hasta machacarle. Lo de Carlos es más inesperado y eso me gusta más, como espectador. Esos golpes tan geniales…

-¿Y usted es más Rafa Nadal o más Carlitos Alcaraz, en la vida?

-Soy más Carlitos. Más creativo y menos fundamentado en el sacrificio o en el esfuerzo. Yo era de los que estudiaba el día antes y siempre aprobaba, por adornar la respuesta. Para actuar, para presentar, no soy el que se prepara a conciencia los guiones. Tiro más de intuición y de suerte. Porque todo esto tiene que ver mucho también con la suerte. Y con esto no digo que Carlos no trabaje, pero sí que tiene ese golpe más improvisado: «ahora voy a intentar este paralelo o confío más en la dejada…». Cada punto de Rafa estaba pensado y trabajado.

-A por el 'match-ball'. ¿Se salva el Valencia?

-Por supuesto. Va a cambiar la tendencia. Confío mucho en que Baraja conecte, otra vez, anímicamente con los jugadores. El año pasado, con estos jugadores, casi nos clasificamos para Europa. Hay que recuperar la confianza. Además, será más divertido: pelear para no bajar es más emocionante que estar a mitad de tabla.

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