Javier Fernández, cinco veces rey de Europa

[ Así ha sido el ejercicio ]

Pero no hay imposibles para Fernández. Durante toda su carrera los ha ido convirtiendo en logros, hitos, páginas de historia. Suya es la del patinaje artístico en España, un deporte que él descubrió para los españoles llevando su nombre y el himno por todo el planeta. Volvió a sonar por él en lo más alto del podio europeo , y son cinco veces en el continente, más dos en el mundo, que aspira a convertir en tres en Helsinki en marzo.

Sonó en su honor después de confirmar en el hielo de Ostrava (República Checa) que en Europa no hay programas de tanta dificultad como el suyo. Sufrió e hizo sufrir, porque su programa no fue limpio: tuvo dudas, una mano al hielo y hasta una caída en el cuádruple salchow. Pero luchó hasta el final para brillar en la parte artística y defender la opción de medalla. Logró una nota de 294,84, aunque hubo que esperar al ruso Maxim Kontuv para saber el color.

Había firmado un perfecto programa corto el viernes , con el que mostró la prestancia de un líder, y por el que recibió 104.25 puntos, casi diez más que el ruso. Un colchón en apariencia suficiente por si el vértigo de la victoria aparecía, pero del que Fernández no se fiaba. En un deporte tan subjetivo y tan al límite como el patinaje artístico el principal rival es uno mismo, se encarga de decir el madrileño. Un fallo, una caída o una duda puede lastrar un buen recital y la valoración de los jueces. Así lo vivió Fernández.

Pero la experiencia del español en escenarios de tal calibre se nota en los detalles, en saber corregir con la fortaleza de sus piernas un ligero desequilibrio en el aire en su primer cuádruple del viernes y en devolverle la vida a Elvis con el mismo ritmo y con una elegancia superior para compensar la penalización por la caída.

En un pabellón entregado a su arte, Fernández encandila con sus saltos, de una dificultad enorme;_atrapa a jueces y público con sus pasos de baile, rápidos, eléctricos, agotadores; enamora con su expresividad, su interpretación y un descaro trabajado cada día en un camino muy duro para llegar a este momento, a esta final, a este oro. El quinto consecutivo para igualar a Ondrej Nepela , para quedarse a solo tres de Karl Schafer. Un hueco en la historia de este deporte. Otro más. Y a por el siguiente capítulo.