El último testimonio de John le Carré agranda el misterio de su figura
El documental 'Volar en círculos' se estrenará en Apple TV en octubre
Coda de John le Carré

Toda vida privada es, a pequeña escala, un juego de mentiras, representaciones y secretos, tal vez por eso nos gusten tanto las novelas de espías, esas que tan bien escribía David John Moore Cornwell, más conocido como John le Carré (Reino Unido, 1931-2020). ... Rey de este subgénero del noir, junto a Graham Greene (Reino Unido, 1904–Suiza, 1991) y Frederick Forsyth (Reino Unido, 1938), Le Carré trabajó para el servicio secreto británico durante la Guerra Fría y vivió una época de amenazas invisibles, que más tarde plasmó con impecable acierto en su literatura superventas, con frecuencia adaptada al cine y todavía presente en la vida cotidiana de las librerías, que siguen vendiendo su obra en un goteo incesante de ejemplares.
El exagente escribió historias de niebla, claves y desapariciones en una Europa partida en dos y que ya no existe (¿o sí?); firmó 'El espía que surgió del frío' (1963) y creó al emblemático Smiley, miembro del Circus y protagonista de una serie literaria de la que 'El topo' (1974) es su muestra de máximo esplendor; recorrió el mundo tanto en su faceta de integrante del cuerpo diplomático británico como gracias a su condición de famosísimo escritor; y tras la publicación en 2019 de su último título, 'Un hombre decente', murió el 12 de diciembre de 2020 poniendo punto final a una biografía que, en ese momento, todos consideramos completa.
Gran error.
Porque la extensa ficción que había creado, autosuficiente, nos reservaba aún una cara oculta, la resultante de su deconstrucción por parte del propio Le Carré, una interesante reflexión sobre vida y literatura, que a partir del 20 de octubre podremos descubrir en Apple TV, gracias al estreno del documental producido por los hijos del novelista 'Volar en círculos, por John le Carré' ('The Pigeon Tunnel'). Dirigido por el oscarizado Errol Morris y con la música de Philip Glass, que nunca falla, y Paul Leonard-Morgan como punto fuerte, este film en la línea de propuestas recientes como 'Amando a Highsmith' (2022) o 'Milan Kundera: de la broma a la insignificancia' (2021) se basa en la autobiografía publicada en España por la editorial Planeta en 2016, 'Volar en círculos', y se nutre de un interesante acervo de material de archivo, entre el que destaca la entrevista grabada que Le Carré, no muy dado a la conversación pública, concedió a Morris en Wrotham Park, su impresionante morada en Hertfordshire.
El principio de todo
El autor de 'La casa Rusia' (1989) sitúa el momento en el que comienza para él el desdoblamiento entre la realidad y la invención en un extraño recuerdo de infancia que, tal y como explica a la cámara, habría de perseguirlo a lo largo de los años, durante la vida entera. Se trata del día en que su padre, que era jugador, lo llevó con él a Montecarlo. Allí, cerca del antiguo casino, se encontraba el club deportivo que incluía un pequeño campo de tiro que daba al mar. En la azotea del club se criaban palomas. Cuando eran adultas, las palomas eran introducidas en una serie de túneles que desembocaban en el cielo del Mediterráneo y, desorientadas, avanzaban en la oscuridad hasta encontrar la salida y volar libres tan solo unos segundos, porque entonces los cazadores les disparaban.
Aquella maniobra cruel impresionó al niño que era David Cornwell e inició en él una imparable transformación, la misma que afecta a los hechos en manos del escritor y los fragmenta en piezas minúsculas que, al volver a encajar unas con otras, nos ofrecen, como resultado, la ficción.
Con este punto de partida y trazando un recorrido que se detiene en las personalidades y los acontecimientos que obsesionaron al «artista» –así es como él mismo se define–, la película se apoya en un montaje sencillo pero eficaz, cuya prioridad es destacar más que nunca las palabras y dotarlas de una ambigüedad rubricada por la recurrente sonrisa de Le Carré; la misma que, de forma simultánea, nos desvela el contenido de algunas habitaciones oscuras en su biografía –la desagradable figura de su progenitor, la prematura ausencia materna…– y nos mantiene en un halo de misterio que no termina, porque, al fin y al cabo, esa es la magia de la buena literatura y el buen cine, mostrar y sugerir a partes iguales, no revelar del todo, una práctica muy parecida a la del juego de espías del que, en mayor o menor medida, todos formamos parte.
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