LIBROS
Código/coda John le Carré
En ‘Proyecto Silverview’ vuelve a pasearnos por los paisajes ocres donde todo parece suspendido en la calma previa a la tormenta
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Iniciar sesiónA esta altura todo el mundo lo sabe, y el que no lo sabe estuvo demasiado tiempo encerrado en alguna ‘safe house’ o siendo interrogado por alguna organización secreta a sueldo de algún gobierno: si Arthur Conan Doyle fue quien, con Sherlock Holmes, patentó la ... idea del detective muy ‘colorful’, entonces John le Carré, con su George Smiley y su Circo, fue quien registró a su nombre y vida y obra, la figura del espía gris.
Y con la supuestamente póstuma y última ‘Proyecto Silverview’ (pero en verdad escrita en 2013, antes que sus últimas dos novelas publicadas en vida), Le Carré (nombre clave de David John Moore Cornwell, 1931-2020) vuelve a invitarnos a pasear por esos paisajes ocres e invernales donde todo parece suspendido en esa calma que antecede a la tormenta hasta que, de pronto, truenos y rayos y diluvio.
Pieza de cámara
Pero aquí todo suena más a delicada pieza de cámara que a tempestuosa sinfonía en tiempos de Karla. De hecho, ‘Proyecto Silverview’ arranca bucólica y pastoral y con un tal Julian Lawndsley, joven treintañero, huyendo de las luces de la gran ciudad para hacerse cargo de una tienda de libros en el sótano de un pueblo de la muy ‘british’ Anglia Oriental junto al mar. Allí, conoce a Edward Avon, quien decide enrolarlo para la creación de una ‘República de la Literatura’ en ese paraje con pocos lectores.
Edward está casado con la convaleciente Deborah, reputada estudiosa/especialista en/del mundo árabe pronta a morir y alguna vez estrella oscura en los servicios de inteligencia del Reino Unido. Edward también fue espía con final de carrera un tanto turbio. Y Julian pronto intima con Lily, hija de los Avon. Y hay grandes momentos yendo desde un funeral digno de Evelyn Waugh hasta un feroz ‘debriefing’ y un descenso a las catacumbas de aeropuerto y de un pasado que (en algunos oficios) nunca llega a pasar del todo.
Expone tramas tristes y acusatorias a diestra y siniestra con pasión ‘orwelliana’
Y está el investigador y ‘sabueso’ circense Stewart ‘El Doctor’ Proctor, jefe de ‘domestic security’, quien aquí se hace cargo del rol de Smiley (posible infidelidad de su esposa incluida). Y, claro, en algún momento (ese añadido ‘Proyecto’ recalca lo top-secret en título de la edición local) hubo fuga y deserción y carta reveladora y expediente ‘classified’ desde los tiempos de la siempre lista para recalentarse Guerra Fría que más vale no abrir.
Y esa obsesión fija y autobiográfica del autor: la poco confiable aunque tan seductora figura paterna. Pero aquí con un acaso demasiado comprimido y curioso aire teatral y casi victoriano y bordeando la comedia más irónica, diálogos demasiado informativos/expositivos/esquemáticos (y se extrañan, sí, esos desvíos abundantes y casi decimonónicos en obras maestras como ‘Un espía perfecto’) y abundantes casualidades de ‘vaudeville’ (ecos también de ‘El amante ingenuo y sentimental’ del propio Le Carré). Todo aplicado al añejo pero siempre ágil juego del gato y el ratón (y de quién pone la trampa o se lleva el queso) y la lograda obtención de ‘twist’ en un final un tanto abrupto, pero también es cierto que así deben ser ciertos finales por ser finales.
Parte de un todo
Leída ahora y en perspectiva, se comprende que ‘Proyecto Silverview’ es obra acaso menor pero no mínima de autor mayúsculo. Y que como tal debe ser más apreciada que juzgada, como parte de un todo. El ‘Let It Be’ del equivalente a The Beatles dentro del género al que Le Carré reinventó y evolucionó y aquí, sí, deja ser y que cierra una suerte de trilogía junto a los dos anteriores títulos de Le Carré: ‘El legado de los espías’ (de 2017 y que, pienso, debe entenderse y admirarse como su verdadero canto de cisne negro y ‘Abbey Road’) y ‘Un hombre decente’ (2019). Las tres girando y mareando variaciones alrededor del aria de investigaciones internas dentro del servicio secreto concentrándose más en la burocracia del desperfecto propio que en las glamurosas aventuras con enemigos extranjeros.
Le Carré se despide (por el momento) enarcando ceja y sin hacer reverencia alguna ante nadie
Tramas tristes y acusatorias a diestra y siniestra con pasión ‘orwelliana’ (donde se traiciona para así ser el más auténtico de los patriotas) en las que el Reino Unido parece a punto de hacerse pedazos para reconstituirse como colonia de USA/CIA, y donde el hasta no hace mucho irrompible James Bond acaba contagiado por virus mortal y fragmentado por misiles.
Tanto más discreto y flemático, en ‘Proyecto Silverview’, Le Carré se despide (por el momento, quién sabe si hay algo más en los archivos) enarcando ceja y torciendo el gesto y encogiéndose de hombros pero, como de costumbre, sin hacer reverencia alguna ante nada o nadie.
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