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ABC Cultural

SAN fERMÍN

Emilio de Justo se siente con Tallista bajo la mirada de Morante

El extremeño disfruta a placer de un buen toro de Victoriano, brindado al de La Puebla, y corta la única oreja de una corrida para más triunfo

Así se vivió la primera puerta grande de Morante en Pamplona

Emilio de Justo, genuflexo y con el mentón hundido ante Tallista Emilio Méndez
Rosario Pérez

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Volvimos a la normalidad, si es que eso puede decirse en Pamplona, a su ordenado caos, a ese ruido al que Eustaquio y el tímpano terminan acostumbrándose. ¿Qué se hace tras 'lo de Morante'? Pues acostumbrarse también. Y, así, la vida sigue. Como siguen ... las cosas que no tienen mucho sentido, que canta Sabina. Se percibe en el ambiente un antes y un después cada vez que pisa un escenario en la temporada más 'enmorantizada': ¿quién la 'desenmorantizará'? Misión imposible. La huella del genio deja tal reguero que hasta los abstemios andan con resaca. Y pasamos del AurumRed Gold al calimocho en un cerrar y abrir de ojos, que es la constante en Sanfermines. Aquí no duerme ni el Tato: cuando parece que la calle oscurece y silencia, siempre hay una pandilla dispuesta a darlo todo y a cantar desde rancheras a reguetón. Aunque ayer el estribillo, que ya es 'hit' este verano, sonaba tal que así: «¡Jo-sé-An-to-nio-Mo-ran-te-de-la-Pue-bla!».

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