FERIA DE FALLAS
Abran las puertas a El Mene, uno que sabe torear
El novillero de Zaragoza se gana la salida a hombros en Valencia; Zulueta da una vuelta al ruedo bajo el diluvio y Andreu demuestra sus ganas
Todos los carteles taurinos de la Feria de Fallas 2025

Uno que lo hace y lo dice. El Mene se anuncia, un apodo que viene de familia. Su nombre: Íker Fernández. Tiene seriedad en el porte, la sonrisa mínima. Como uno de sus espejos: Manolete. Pues este novillero de Zaragoza, forjado en la ... escuela de Salamanca, dio el primer golpe fuerte de la Feria de Fallas, pasada por agua. Una oreja se llevó de cada uno de sus novillos de Fuente Ymbro, que lidió una variada novillada, de seria presencia en conjunto y con algunos ejemplares que eran toritos, caso del tercero (bajito y muy bien hecho, eso sí) y el sexto, con los que se las vio el más nuevo: Simón Andreu, siempre con dispuestísimas ganas. El más 'cómodo' sería el segundo, del lote de Javier Zulueta, que dio una vuelta al ruedo cuando diluviaba y la gente, empapada ya, tenía ganas de que aquello acabara.
Así lo relatamos en directo, novillo a novillo:
Enseñaba las puntas el primero, aplaudido de salida y sin apenas entregarse durante la lidia. Brindó El Mene al público y al cielo, que dio una tregua. Firme, a pies juntos, empezó con pases por alto. Máxima su disposición con Vinazo, que parecía mejorar en sus manos. ¿Saben por qué? Por el buen trato dispensado, por esa actitud y ese concepto que tapó los defectos del fuenteymbro. Imprimió suavidad al trazo, con un fenomenal cambio de mano. Descalzo sobre la arena, bajando las telas a izquierdas y llevándolo enganchado. De un espadazo mató y se ganó una oreja, mientras aplaudían un novillo que -insistimos- hizo que fuera a más el novillero.

Otro aire muy distinto traía el cómodo segundo, un dije que se desplazaba y metía la cara, pero que pronto acusó sus justas fuerzas. A punta de capote lo cerró magistralmente Curro Javier. Luego la cosa navegaría entre las aguas desiguales. Saludó tras una efectiva estocada.
Puro jandilla el tercero, bajito pero tocado de seriedad y con galope extraordinario de salida. Faltó orden en el ruedo durante el tercio de varas y remate le faltó al Mene en el largo quite. De reojo le miraba el más nuevo del cartel, Simón Andreu, que se extendió demasiado en banderillas en un tercio bullanguero. Se atisbaron las carencias lógicas del chaval, pero suplió esa bisoñez con sus ganas mientras el animal empezaba a rajarse. Con buenos modos principió genuflexo, pero este Hortelano se piró a las tablas. De repente, entre las rayas, se relajó en una serie. Un suspiro duró la ilusión.
Feria de Fallas
- Coso de Valencia. Jueves, 13 de marzo de 2025. Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados en conjunto y de juego variado. Tarde de mucho frío y agua en los dos últimos novillos, con el ruedo en muy mal estado.
- Iker Fernández 'El Mene, de celeste y oro: estocada (oreja); estocada trasera (oreja con petición de otra).
- Javier Zulueta, de rosa palo y oro: estocada (leve petición y saludos); estocada (petición y vuelta al ruedo).
- Simón Andreu, de blanco y oro: estocada baja (petición minoritaria y silencio); pinchazo y dos descabellos (saludos).
Más vareado de carnes el cuarto, degolladito y con cuello para embestir. Fenomenalmente le echó las telas a izquierdas. Seriedad, valor y porte de torero bueno con un novillo que sirvió mucho. Hondos los finales antes de mostrar el cañón de su tizona. Oreja con petición de otra para El Mene.
Un fuerte aguacero caía en el quinto, con el que Zulueta dejó pasajes de torero sello, con mucho gusto. El ruedo era ya una piscina, cada vez más resbaladiza. El sevillano lo cazó de un fulminante espadazo y dio una vuelta al ruedo sin sentido, pues entonces caída el diluvio universal y su compañero y el público querían que aquello pasara ligerito.
De rodillas, frente a la puerta de chiqueros, se plantó Andreu para recibir al último. El novillero de la tierra no quería marcharse de vacío y no le importaba colmarse de agua y barro. Impracticable el escenario, con el animal perdiendo las manos y los toreros jugándosela en aquella pista de patinaje. De hinojos, buscando el aliento del público, se postró en el inicio de faena. Pero el toro, sin clase alguna, lanzaba cabezazos geniudos. Cada embestida era un seco disparo. Tuvo que cambiar hasta dos veces la muleta, que pesaba un quintal, y regresó a la pelea con arrojo. «Abajo, abajo», le decía la cuadrilla. Qué mérito tuvo Simón, que se atrevió con unas aguerridas manoletinas antes de coger el acero, que no se afiló lo suficiente. Saludó una calurosa ovación en medio del frío ambiente.
Del Mene salió hablando el personal en Valencia, como hace cuatro días lo harían de Tomás Bastos en Olivenza. Qué dos grandes ilusiones: abran las puertas, señores empresarios.
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