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ABC Cultural

SAN ISIDRO

La naturalidad de Pablo Aguado maquilla un formidable petardo

Por encima de Ortega, corta una oreja al remiendo de Torrealta (el mejor) en una corrida de Juan Pedro sin lujo alguno

Un ganadero de Puerta Grande

Sinfonía al natural de Pablo Aguado Emilio Méndez
Rosario Pérez

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Viajaba desde Santa Justa la afición sevillana con la ilusión de quien espera una epifanía taurina, mascando las delicias de arte de Juan Ortega y Pablo Aguado. Ingeniero agrónomo uno y licenciado en Administración y Dirección de Empresas otro, aunque el único que ... hizo carrera en el mano a mano fue el de la Huerta de la Salud. Su naturalidad maquilló –y eso que su 'beauty' está alejada de comésticos– un formidable petardo cuando apareció el sexto, un toro viejuno de Torrealta que cerraba los de Juan Pedro Domecq. Qué poco lujo traía la corrida para un cartel tan bonito y con tan amargo regusto hasta la salida del remiendo, como si Melchor hubiese metido carbón en los zapatos la noche de Reyes. Ni magia ni bravura, ni musas ni casta: sólo detalles con el capote y algún muletazo suelto de esos que brotan de las muñecas rozadas con la varita. Por una divinidad está tocada la izquierda de Aguado. ¡Qué compás!

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