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ABC Cultural

SAN ISIDRO

Diego San Román se hace hombre con un duro Judío

Con un tremendo valor, el mexicano se queda sin la recompensa que sí obtuvo Román por su generoso trato al mejor de una seria y mala corrida de Fuente Ymbro

Diego San Román: «Cuando tienes a Dios en tu vida, lo reflejas también en el ruedo»

Diego San Román y su puro aplomo al natural Emilio Méndez
Rosario Pérez

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México tiene un torero al que le sobran bemoles y verdad y le falta la simpatía que ya cosechan otros. Diego San Román se llama, con apellido de la santísima trinidad del valor: no se mueve, se queda quieto, más quieto aún. Con la ... tela plana de su muleta y el corazón arrugado del tendido. Impávido el de Querétaro en su confirmación de alternativa en Madrid, aun sin pasear oreja, pero con el poso de la sinceridad. La que siempre prevalece, pues la mentira va y viene y se la pilla antes que a las faenas cojas. Porque claro que le faltan muchas cosas al confirmante, pero tiene lo esencial: un valor con el que los antiguos hacían un ejército. ¡Qué manera de bragarse con los toros! Y no vayan a creer ustedes que la corrida de Fuente Ymbro tuvo que ver algo con la del día anterior: no es que los de Ricardo Gallardo fueran los padres de los de Juan Pedro Domecq; eran los abuelos. Serios y tremendamente armados, exigentes y duros como para echarlos de comer aparte, aunque el Comisario quinto levantase el honor por sus hermanos y sacase un fondo a más, un fondo de casta. ¡Por fin! Porque la feria de la divisa de Los Romerales nada tenía que ver con otras ediciones.

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