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ABC Cultural

Morante de la Puebla hechizó hasta a la rana de Salamanca

Su genialidad eclipsa la común vulgaridad de Talavante y Borja Jiménez, que cortaron una oreja en una corrida concurso de variada bravura, con Corchoso, de Garcigrande, como mejor toro

Agotadas en una hora las entradas sueltas para Morante en Las Ventas

El aleteo de Morante de la Puebla para sacar al cuarto toro del caballo BMF
Rosario Pérez

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Regresaba Morante cuarenta y ocho horas después de su bronca en Salamanca y las dehesas dejaron de ser verdes: una mágica paleta de colores barnizaba de torería y oro la tierra charra, la brava tierra donde habían criado los toros para la concurso ... de ganaderías. Desplegó su capote Morante y las campanas de la catedral enmudecieron: su bronce guardó silencio ante el tañido sagrado que su gavilla de verónicas arrancaba. Toreaba Morante y la libreta de los mayorales se hizo pergamino: la humilladora clase de Corchoso –dentro de su contado poder– quedó anotada por el de Garcigrande, tan bien lucido en sus tres encuentros con el peto de Ángel Rivas, tan bien tratado y, a la postre, vencedor de la concurso. Toreaba Morante y hechizó hasta a la famosa rana salmantina, incapaz de croar ante la sinfonía de unas telas que cantaban eternidades. Toreaba Morante y el Tormes se convirtió en espejo: detuvo su corriente para reflejar unos doblones rodilla en tierra cosidos con hilos de agua, de armónica naturalidad cuando el Genio se puso en pie.

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