Feria de Málaga

El compromiso ético de Fortes con el toro

El malagueño corta una oreja (de ley), premio denegado a Urdiales; torerísimo Aguado con el lote más decepcionante de un corrida de Torrealta con dos toros y medio con opciones

Arde la finca brava de Jandilla

Natural de Fortes a Gordito, que humilla en las telas del malagueño Arjona

Cerca de las nueve de la noche apareció Gordito, con sus hondas hechuras, con ese son de esperanza. Pronto lo vio Pablo Aguado y aprovechó su turno de quites. Tres verónicas como tres soles, con una tercera que conectaba la Malagueta con la ... Maestranza, donde moría esa media que pedía más pinceles que escritura. De oooole. A cámara superlenta. Fue la cima artística de una tarde en la que Fortes cortó una oreja y a Diego Urdiales se la negaron.

Solo el malagueño, el torero del compromiso y la ética, de la entrega sin límites, tocaría pelo en ese quinto que corroboró el refrán de que 'no lo hay malo'. Apuntó su boyantía en las verónicas del saludo de Saúl, que se calentó con el de Aguado. Pero los lances del sevillano, tan despacito, habían sido insuperables. Por suerte, el de Torrealta no tocó carne, pero a partir de ahí echó el freno. O eso pareció, porque fue cambiante y con muchas teclas, aunque con un notable fondo, que aguantó la extensa faena. Fortes lo exprimió por el camino de la cara entrega, con el orgullo de marcharse al hotel sin haber racaneado una milésima de exposición. Asentado, buscando la reunión y la pureza, bajo el paraguas de sus paisanos, echó la pata p'alante al natural, arrastrando las telas en el embroque y más al alza en la despedida. Todo sustentado en un aquilatado valor, en esa responsabilidad frente al toro, que hizo amagos de rajarse después de tragarse muchos muletazos. Inolvidable un natural rematado allá donde la cadera se funde con el fuego. Todo o nada. Como esa forma de tirarse a matar: a vida o muerte enterró una soberbia estocada, que refrendaba su compromiso con el toro, el que todo lo da y lo quita; al que da y da el malagueño. De ley la oreja que paseó.

Nada que ver tuvo su primero, que medía constantemente. Pero a Fortes, al que tanto costó salir del ostracismo, que tantas veces ha nacido, no le amilanó el peligro de Liante. Se plantó con serenidad y expuso una barbaridad mientras la gente le pedía que le diese matarile. Calma pedía Jiménez, valentísimo con ese Liante de un cuarto de recorrido y tan detrás de la mata. El animal, que no el hombre.

Aquel Liante se sumó al lote de Aguado en el apartado de toros malos y decepcionantes. No le acompañó la diosa fortuna en el sorteo al sevillano con la desigual corrida de Torrealta, deslucidota, aunque lo cierto es que hubo dos toros y medio con opciones. Ninguno le tocó a Pablo, con más naturalidad que ninguno, pese a sus complicados rivales. Torero de zapatillas a montera, salvo con esa espada que necesita pasar por Albacete. Ni embistieron ni fueron guapos sus rivales. Poco prometía el cariavacado tercero, siempre a la defensiva, con derrotes, sin entregarse. A favor de Instructor fue su obra de madurez desde que lo lidió por abajo hasta el platillo. Como virtud, el desplazarse con obediencia, pero su movilidad era un engaño. Frente a ella, la confianza y la verdad de Aguado, que ahora lo ve claro salga lo que salga por chiqueros. Meritísimos los zurdazos, aprovechando el pitón más potable, dentro de una faena para contemplar en silencio, para analizar su evolución, para paladear esa sencillez de su técnica, con la que pulseó las telas y metió en el canasto a Instructor. Más de lo que escondía le extrajo gracias a su sutil trato. Torerísimos los naturales finales y esa paciente espera de la muerte, sostenida en una banderilla.

Feria de Málaga

  • Coso de la Malagueta. Lunes, 18 de agosto de 2025. Lleno aparente. Toros de Torrealta, desiguales dentro de una buena presencia en conjunto, faltos de la entrega de la bravura; mejores 5º y 1º, además de la clase sin poder del 4º; faltos de casta y clase los demás, con dificultades.
  • Diego Urdiales, de caña y azabache: estocada caída (petición y dos vueltas al ruedo); estocada delantera desprendida (saludos).
  • Fortes, de de tabaco y oro: espadazo (saludos); estoconazo (oreja).
  • Pablo Aguado, de noche y oro: media desprendida y atravesada (saludos); cuatro pinchazos y otro hondo (silencio).

En el sexto comenzó la colección de «¡vivas!» a España, al Rey, a la Guardia Civil, a Andalucía, al primo de Córdoba y a la sobrina de Murcia. Enlazados a los insultos contra Pedro Sánchez... Hasta que todo se puso en su sitio con un par de categoría de Joselito Rus y la bella apertura inventada por Aguado con un animal altote y de cero clase, con la cara ya no por el palillo, sino por la mismísima hombrera.

De rápido efecto la estocada de Urdiales al primero, en el que el palco optó por guardarse el pañuelo pese a la abrumadora petición y la pitada. Hondas fueron las verónicas a este armónico colorado. ¿Y esa media? Lleno de delicadezas su clasicismo, aun sin redondear las series, todo de uno en uno, con ese sabor que imprime. Se 'acostó' por momentos Vencido, que se vino arriba y hubiese necesitado más mando. Gustó mucho al público el riojano, que dio dos vueltas al ruedo después de que el presidente se guardase el moquero, quizá por la colocación de la espada. Tan sobrado de clase como mermado de poder andaba el cuarto. De nuevo, el poso de su toreo dio fe de la acertada sustitución de Morante por parte de Lances de Futuro, a la vez que su pelotazo con el lleno aparente de los tendidos. ¿Qué hubiese hecho el Genio con el lote de Urdiales? No lo duden, en su histórica temporada, puras delicias.

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