Feria de Fallas
Se pararon los relojes... hasta que se unieron Ureña y Marchoso
Después del tostón de la primera parte, un sobrero y dos titulares arreglan la tarde, con la oreja de mayor calibre para el de Lorca y otra para Francisco de Manuel
Cayetano o cómo matar al buen Mensajero
Paco Ureña, con el sobrero de Montalvo, cuarto tris, con el que firmó lo más rotundo de la tarde
Se pararon los relojes. Las manecillas no corrían, como si la pólvora las hubiese estallado. Se detuvieron los Rolex y los Casio. Pedía la hora el aficionado. Nada: todas las esferas suspendidas. Paralizadas por el pelmazo de corrida. La corrida más coñazo que ... usted pueda imaginarse se rodaba ayer en Valencia. Póngale el título que quiera, que en la cartelera también hay unos cuantos. De protagonista: Juan Pedro, pero no el único, que el academicismo torero contribuyó al letargo de las ovejas merinas.
Convengamos en que una mala tarde la tiene cualquiera. Pero una mala tarde de toros no hay quien la aguante. Y más sin un Paco Brines de compañero, el premio Cervantes capaz de dictar los más bellos versos de la nada taurina. No eran poetas precisamente los chavales que me rodeaban en el tendido. He de decirles que puede que en el ruedo se vieran grandes embestidas y grandes faenas y tal vez yo no las supiera discernir en medio de la humareda que lanzaba el joven del mono colgado al cuello. Un mono amarillo de peluche, no vayan a surgir ambigüedades 'diacríticas'. Batiendo caladas y caladas, aparecieron tres cuartos toros: el titular y dos sobreros.
Andaban los ánimos caldeados en el ecuador del festejo y, en cuanto dobló las manos Manijero, pidieron su devolución. Aquí no se andan con chiquitas: nada de pañuelos de bolsillo, sino pareos de playa. Blandeaba y blandeaba el toro con nombre de capataz campero, pero el palco seguía a lo suyo, quizá con la vista empañada por algún habano. Al presidente no se le ocurrió otra ingeniosidad que esperar a un tercio de banderillas completado para enseñar el moquero. Cuando curiosamente en ese tercer par Manijero no se cayó.
Feria de Fallas
- Plaza de toros de Valencia. Miércoles, 15 de marzo de 2023. Cuarta corrida. Media entrada. Toros de Juan Pedro Domecq y Montalvo (4º bis y 4º tris), más deslucidos los primeros, aunque el 2º apuntó calidad; buenos los tres últimos.
- Paco Ureña, de rosa y oro. Pinchazo y media (saludos). En el cuarto, gran estocada (oreja con petición de otra).
- Ángel Téllez, de grana y oro. Bajonazo (saludos). En el quinto, estocada trasera desprendida y tendida (petición y vuelta).
- Francisco de Manuel, de sangre de toro y oro. Media trasera caída, tres pinchazos y descabello (silencio). En el sexto, estocada (oreja con petición de otra).
Con los relojes estancados, apareció un remiendo. De Montalvo. Nos las prometíamos felices recordando algunos toros que echó el domingo, pero este Chiquillo «se infartó» según los 'expertos' y fue para atrás. La anochecida se presentía, pero ahí seguían las agujas quietas... Hasta que asomó Marchoso, de la divisa de Juan Ignacio Pérez-Tabernero, y devolvió la cuerda a los relojes y a un torero que conoce cada arista de la vida, de esa vida que desde el 14 de septiembre de 2018 ve a medias. Pero que siente al completo. Porque pocos expresan tanto la emoción como Paco Ureña. Lo dejó dicho ya en los lances del saludo, con una larga en la que sacudía heridas pasadas. Después de la cruz anterior, Marchoso parecía aún más bueno de lo que fue. Y mira que fue bueno. Aprovechó su clase el de Lorca en una faena de asiento y pura colocación, toreando con todo en su abandono hasta encenderse en unos hondos naturales. Bárbaros de pasión, esa que levanta las almas de los asientos. Que ya era hora. Crecido, se desprendió de la ayuda para torear naturalmente a derechas. Entre el 6 y el 7, tres metros más allá de las rayas, tuvo lugar el suceso, rematado de un estoconazo, que diría Emilio Muñoz. Dos orejas le pidieron, pero una sola paseó, con la mala suerte del lanzamiento de una bota de vino que le abrió una brecha en la ceja derecha. Con un apósito salió de la enfermería.
Como Montalvo se alzaba triunfador del largometraje, los dos últimos quisieron salvar el honor de Juan Pedro, que echó dos buenos toros en quinto y sexto lugar. De triunfo. Una vuelta al ruedo dio Ángel Téllez por una entonadita faena, sin cuajar al gran Lengua-Larga, y una oreja con petición de otra cortó Francisco de Manuel por su disposición y su brindis al futuro. Como advertía la juventud de la fila de atrás, en las fiestas hay que aguantar hasta el final...