La falacia de la Barcelona antitaurina
Sepa que el catalán es por herencia y tradición un gran aficionado. Pero le comento, visitante fugaz, atraído por las maravillas del toreo de José Tomás, que políticos de regular talante luchan por conseguir autógrafos abolicionistas en contra de los toros
Ante el acontecimiento taurino que se avecina con José Tomás como único espada, quiero sugerirle, querido lector, y le ruego que no lo tome como una simpleza, que no discuta nunca con alguien que sepa menos que usted. Su ignorancia podrá más que su prudente ... sabiduría.
Encerrarse con seis toros, es cierto que genera más peligro, y exige condiciones físicas óptimas, estado anímico sosegado, conocimiento del toro y un repertorio artístico extenso y variado para no incurrir en la monotonía. Grandes figuras y toreros mediocres han acometido lo que para unos es una sinrazón y para otros una gesta. Lagartijo, Frascuelo, Joselito el Gallo, Marcial Lalanda, Cagancho, Domingo Ortega, Carnicerito de México, Pedrucho con los famosos Nandín de pavorosa cornamenta, Joaquín Bernadó con la miurada, Serafín Marín y otros configuran esta larga lista de valientes diestros.
Y se me ocurren ahora dos casos extremadamente curiosos. El 12 de julio de 1914 en la plaza El Sport Alfonso Cela «Celita», torero gallego, nacido en San Vicente de Carracedo (Lugo) en 1887, se encerró con seis toros de Pérez de la Concha para demostrar que con el estoque era el cólera morbo asiático. A los 11 años, «deixando d´os patrios laresas gasalleiras delicias», como dijo Curro Enriquez, se trasladó a Madrid y se dedicó a tablajero, pero más que al oficio de partir chuletas le sedujo tumbar reses. Matador fácil y seguro obtuvo un triunfo absoluto, mandó al desolladero a sus seis enemigos de otras tantas estocadas, dos pinchazos y un descabello. Cuatro murieron sin puntilla. La corrida duró siete cuartos de hora y cortó cinco orejas.
Matías Lara «Larita» tuvo gran valor. Pero no se jactaba de poseerlo. Tres corridas de seis toros estoqueó en Barcelona. El 11 de agosto de 1918 en Las Arenas. Se lidiaron tres toros de doña Prudencia Bañuelos, dos de García Lama y uno de Medina Garvey. A Larita se le concedieron las orejas y el rabo del tercero. En la Barceloneta se encerró Larita el 25 de julio de 1920 con toros de Villalba. La corrida duró casi tres horas. Los toros tuvieron guasa.
Curiosidades de Larita
El 18 de septiembre de 1927 mató Larita seis toros de Palha en la Monumental, presentándose los charros mexicanos. Hubo un llenazo. ¿Cómo mató los seis toros? Ahí van unos datos curiosos: el 1º en 2 minutos; el 2º en 2 minutos y 30 segundos; el 3º en 2 minutos; el 4º en 4 minutos (en este trabajó mucho, 7 pases, 2 pinchazos, media estocada y 5 descabellos); al 5º en 3 minutos y al 6º en 3 minutos. El sobresaliente Víctor Vigiola «Torquito III», incansable en quites. Larita escuchó incesantes ovaciones que premiaron la labor de despedida de este tan chistoso y valiente diestro. Sí, lo era. En cierta ocasión un empresario le mandó el siguiente telegrama: ¿Diga si quiere torear próximo domingo con Flores y Malla? Larita, sorprendido, le contestó: ¿Me ha tomado usted por una cupletista?
Y le comento, visitante fugaz, atraído por las maravillas del toreo de José Tomás, que políticos de regular talante luchan por conseguir autógrafos abolicionistas en contra de los toros.
El sainete titulado «¡A los toros!» de don Ricardo de la Vega con música de Chueca y Valverde se estrenó en 1877. Escrito en los días en que se discutía la proposición del Marqués de San Carlos sobre la supresión de la Fiesta. He aquí este verso popularísimo: Es una fiesta española que viene de prole en prole, y ni el Gobierno la abole ni habrá nadie que la abola
Bulas condenatorias de los Papas. Carlos III tampoco era amigo de «toros» ni de correr la pólvora. Y en el Teatro Principal de Barcelona el 13 de enero de 1901 el mitin abolicionista del Dr. Robert. De 1909 a 1915 situamos el apogeo de Eugenio Noel, que escribió libros y fundó periódicos contrarios a la Fiesta. Pobre y olvidado de todos falleció en un hospital de Barcelona en 1936. Sobre fiestas de toros Reales y Caballerescas don José Vargas Ponce comenta: «Lo día de S. Joan de juny de dit any 1554 apres dinar lo Virrey don Parafan de Rivera, Marqués de Tarifa feu gran festa de correr toros en la plaça del Born».
Según Carreras y Pujal se verificaron en 1754 las primeras corridas de toros a cargo de profesionales. En 1802 se dieron corridas de toros de muerte por la venida de los Reyes para la ceremonia nupcial de Fernando VII. La afición aprovechó la visita del monarca para solicitar permiso para hacer corridas. Con tal motivo se construyó una plaza en el lugar donde hubo otra, a las afueras de la Puerta del Mar, en el huerto de D. Baltasar de Bacardí. El 16 de septiembre estuvieron sus Majestades en la corrida.
Patria de los valientes
Y esta Barcelona, que Cervantes en el c. LXXII del Quijote describe con tanta galanura como archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única, tuvo en épocas pretéritas tres plazas en funcionamiento: la antigua de la Barceloneta (16 de julio de 1834); Las Arenas (29 de junio de 1900) y El Sport (14 de abril de 1914), transformada en Monumental (27 de febrero de 1916).
En la vida todo se puede improvisar ya. Todo.... menos la historia. Hablar de Barcelona antitaurina es una falacia. El catalán es por herencia y tradición un gran aficionado a los toros. Feliz reencuentro entre el ídolo y su afición.
Sepa que el catalán es por herencia y tradición un gran aficionado. Pero le comento, visitante fugaz, atraído por las maravillas del toreo de José Tomás, que políticos de regular talante luchan por conseguir autógrafos abolicionistas en contra de los toros
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