'El traje', dos corazones solitarios
Crítica de teatro
A Cavestany le gusta prender la dinamita de esas dos almas para hacer de sus psicologías algo tan potente, tan real que parezcan encerrar todas las angustias de nuestra época
Luis Bermejo y Javier Gutiérrez reciclan 'El traje', una comedia negra sobre la corrupción
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'El traje'
- Texto y dirección Juan Cavestany
- Escenografía y vestuario Mónica Borromello
- Iluminación Eduardo Vizuete
- Espacio sonoro Nick Powell
- Intérpretes Javier Gutiérrez y Luis Bermejo
- Lugar Teatro de La Abadïa, Madrid
Vuelve 'El traje' de Juan Cavestany a los escenarios de Madrid. Y vuelva a abrirse la puerta grande para esta espléndida obra que sigue gozando del favor entusiasta del público, que nos hace reír con su absurdo hilarante y que provoca que ... el miedo al hombre que tenemos enfrente se convierta en un thriller psicológico y a la vez en un divertimento macabro. A Cavestany le basta la oficina de los empleados de seguridad de unos grandes almacenes pintada del color del acero, las pantallas de un circuito cerrado de televisión para levantar una metáfora del terror, la soledad y la angustia de nuestro mundo. Lo que nos trae, en definitiva, no es otra cosa que el latido de dos corazones solitarios, ese ser testigos de su arritmia sentimental en unos tiempos de vastas disfunciones emocionales.
La narración se mueve perspicazmente en el terreno de las arenas movedizas. Hay un relato, pero no sabemos finalmente si se trata de una broma demasiado siniestra. 'El traje' se resuelve dentro de esta ambigüedad para convertirse en un artefacto de cajas chinas, para hacer de la incertidumbre el motor de la obra. Se parte de una anécdota aparentemente banal: el día del comienzo de las rebajas un hombre se enfrenta a una mujer anciana por la posesión de un traje. La insulta, la golpea y… acaba detenido por el empleado de seguridad. Pero nada es lo que parece. A Cavestany, en este enredo diabólico, le gusta prender la dinamita de esas dos almas para hablarnos de que son dos hombres solos a merced de la vida, para hacer de sus psicologías algo tan potente, tan real que parezcan encerrar todas las angustias de nuestra época: la búsqueda infructuosa de la amistad, la repulsión que causamos en el otro, las grietas entre padres e hijos, la rabia, la soberbia, el desvalimiento, la defensa de nuestra normalidad cotidiana aunque tengamos que traspasar todos los límites. Y finalmente la constatación de que nuestro miedo nos vuelve ridículos.
Luis Bermejo y Javier Gutiérrez reciclan 'El traje', una comedia negra sobre la corrupción
Julio BravoLa función, escrita y dirigida por Juan Cavestany, y que los dos actores interpretaron hace doce años, llega al Teatro de La Abadía de Madrid
Las interpretaciones de Javier Gutiérrez y Luis Bermejo son de las que levantan asombro. Sus dimensiones humorísticas y dramáticas están a la altura de su enorme talento y son capaces de hacer de dos hombres grises dos personajes inolvidables. Sublimes, verdaderas, cómicas y trágicas, sus gestos, sus palabras, su aliento tienen la densidad de nuestros demonios y la levedad de nuestras ternuras.
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