'La señorita de Trevélez': magnífica, inolvidable y divertida
CRÍTICA DE TEATRO
Pérez de la Fuente le quita el polvo de lo meramente costumbrista y nos lo muestra como un gran autor, como ese eslabón donde tantas cosas tocan a su fin y tantas cosas se muestran enteramente modernas
'La señorita de Trevélez', la historia grotesca de una broma cruel
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Crítica de teatro
'La señorita de Trevélez'
- Autor Carlos Arniches
- Versión Ignacio García May
- Dirección Juan Carlos Pérez de la Fuente
- Escenografía Ana Garay
- Vestuario Almudena Rodríguez Huertas
- Iluminación: José Manuel Guerra
- Espacio sonoro Ignacio García
- Movimiento escénico Guillermo Weickert
- Intérpretes Daniel Albadalejo, Marta Arteta, Críspulo Cabezas, Daniel Diges, Óscar Hernández, Juan Ramón Iglesias, Edgar López, Noelia Marló, Silvia de Pé, Julia Piera, Rodrigo Sáenz de Heredia, Natán Segado, Juan de Vera
- Lugar Teatro Fernán Gómez, Madrid
Juan Carlos Pérez de la Fuente lleva a cabo en las tablas del Fernán Gómez una verdadera proeza en nuestro pequeño gran mundo del teatro. Sin traicionar a Arniches, lo eleva a una cima inolvidable. Pérez de la Fuente le quita el ... polvo de lo meramente costumbrista y nos lo muestra como un gran autor, como ese eslabón donde tantas cosas tocan a su fin y tantas cosas se muestran enteramente modernas. Le hace brillar como ese astro que hasta ahora estaba perdido en el cielo de nuestro teatro y hace de la ligereza toda una estética de gran aliento.
La obra es un festín desde el principio hasta el final, de una elegancia y una sabiduría verdaderamente sobresalientes. Elegante y sobresaliente es la escenografía, todas y cada una de las interpretaciones, el espacio sonoro, la iluminación, el vestuario, los momentos coreográficos. Como diría Josep Pla, una vez que la obra termina uno puede fumarse el cigarro de la felicidad o irse a comer una col con perdiz. O simplemente levantarse del asiento sabiendo que ha asistido a una auténtica maravilla.
El reto no era fácil. De una o de otra manera, se había decidido que Arniches, incluida 'La señorita de Trevélez', era un autor menor, un autor condenado a la comedia de vuelo corto. Pero lo que lleva a cabo Pérez de la Fuente es una muy profunda restitución. Aquí está el Arniches que intenta refutar toda la herencia romántica de amores trágicos, el que hace un juego irónico con el Don Juan, el Arniches intertextual que juega con la tradición, el bromista literario, el que homenajea y profana toda una herencia para darle el aliento de una sensibilidad moderna. Esa sensibilidad de lo grotesco, de la caricatura, el lado inverso del teatro burgués, el que abre el camino al esperpento de Valle- Inclán.
Esta broma infinita ideada por Tito Guiloya y que consiste en ese enredo de amor entre Flora y Numeriano Galán no solo es un verdadero artefacto de entretenimiento, sino que nos descubre todo un mundo de seres provincianos, asfixiados por la grisura, que intentan dar un valor a su vida, como ocurre con Gonzalo, hermano de Flora, a la vez persona y máscara. El enredo de amor tiene de patético lo que tiene de grotesco, con esa Florita madura que intenta agarrarse al último tren que le permitirá casarse y que descubrirá a la postre que todo es una farsa, una enorme mentira. Los personajes de Arniches no dejan de ser muñecos o títeres literarios, cosa que llevan a cotas de excelencia estas magníficas interpretaciones que realizan todo el elenco.
Magnífica es 'La señorita de Trevélez' de Juan Carlos Pérez de la Fuente, una de las grandes obras de esta temporada, una gran prueba de inteligencia teatral que divierte, emociona y levanta ya al público de sus asientos. La gran versión de García May pone en pie una postura moral: la mentira ennegrece nuestra sociedad, y por ello cuando alguien se burla de sus ciudadanos desde la mentira, solo crea un pueblo abocado a los peores monstruos, a la miseria intelectual y a la falta de verdaderos horizontes.
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