Declan Donnellan se enfrenta a 'La vida es sueño' «sin levantar los pies del suelo»
El Teatro de la Comedia de Madrid acoge hasta el 26 de febrero el montaje de la obra de Calderón que se estrenó en octubre pasado en Sevilla
El director británico, uno de los grandes especialistas en Shakespeare, dirige por primera vez a una compañía de actores españoles
Madrid
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Iniciar sesión'La vida es sueño' no es un título que necesite aderezos para llamar la atención del público; pero si al texto de Calderón se le suman los nombres de Declan Donnellan (junto a su inseparable Nick Ormerod) y la Compañía Nacional ... de Teatro Clásico, los alicientes aumentan. El director británico y el conjunto que dirige Lluís Homar han unido fuerzas para presentar, diez años después de la recordada versión que protagonizó Blanca Portillo, una nueva producción de uno de los títulos capitales de la historia del teatro español (y universal).
Es la primera vez que Donnellan, cuyo trabajo es perfectamente conocido en España -adonde acude con regularidad desde hace casi cuarenta años-, trabaja con una compañía de actores españoles. No es sin embargo su primer acercamiento a nuestro Siglo de Oro; en 1989 montó 'Fuenteovejuna', de Lope de Vega, en el National Theatre británico. «Cada treinta años dirijo una obra del Siglo de Oro español, así que ahora estoy a régimen y cuidándome para montar otra obra dentro de treinta años», ha bromeado Donnellan en la presentación del montaje en Madrid.
'La vida es sueño' es sin duda la principal apuesta de esta temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Llega a su sede madrileña del Teatro de la Comedia (donde estará desde hoy y hasta el 26 de febrero próximo) después de su estreno en octubre en Sevilla y tras visitar Gerona, Valladolid y Avilés. El montaje viajará después de Madrid a Francia (Scène Nationale d'ALBI-Tarn), a Gran Bretaña (Barbican de Londres), y tiene también fechas en Alicante y Gijón.
Coproducido por Cheek by Jowl (la compañía de Donnellan y Ormerod) y la productora La Zona -cuenta también con el patrocinio de Loterías-, el montaje está interpretado por Ernesto Arias (Basilio), Prince Ezeanyim (Elenco), David Luque (Clotaldo), Rebeca Matellán (Rosaura), Manuel Moya (Astolfo), Alfredo Noval (Segismundo), Goizalde Núñez (Clarín), Antonio Prieto (Elenco) e Irene Serrano (Estrella).
Nick Ormerod firma el diseño de la escenografía y el vestuario, Ganecha Gil la iluminación, Amaya Galeote el movimiento y Fernando Elpede el sonido y la composición musical.
Lluís Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cree que habrá un antes y un después de la propuesta de Donnellan, ya que se ha acercado, dice, a 'La vida es sueño' «con una mirada libre, sin ese excesivo respeto en el que podemos caer nosotros; es un legado enorme y nos va a ayudar en el presente y en el futuro. Redescubrimos esta obra, que es un referente absoluto en nuestra cultura».
«El texto son formas negras en un papel en blanco, aunque sea genial como éste, pero son los seres humanos los que le tienen que dar vida»
Declan Donnellan
A pesar de que 'La vida es sueño' es un manantial de ideas filosóficas, el acercamiento de Declan Donnellan ha sido distinto. «Las ideas son muy aburridas -dice-; algunas son interesantes, pero lo importante son los seres humanos. El texto son formas negras en un papel en blanco, aunque sea genial como éste, pero son los seres humanos los que le tienen que dar vida».
Los clásicos como el texto de Calderón, sigue, lo son «no porque sean tótems de sabiduría, sino porque hablan de nosotros. En nuestros días estamos obsesionados con nosotros mismos, y lo que queremos en el teatro es vernos a nosotros mismos; cuando abrimos el 'Hola' no, tiene que ver más con la envidia hacia otros que tienen una mejor vida que nosotros -bromea-. En esta obra, la vida no es sueño».
Calderón y Shakespeare se parecen, sigue Donnellan, en que «no tienen que enseñarnos... Por eso son geniales». Y se explica: «Los grandes autores nos quieren despertar de los engaños; se atreven a mirar la vida como realmente es. Muchas veces se nos dice que nuestro trabajo es hacer el mundo mejor de lo que es, y los autores que como Calderón, Shakespeare o Chéjov se deciden a mostrar el mundo tal y como es son muy valientes».
El director británico sigue su argumentación. «Cuando empezamos a enseñar nuestros pies empiezan a elevarse del suelo y a darnos un cierto sentido de superioridad; y eso no debe ocurrir. El artista no debe levantar los pies del suelo; cuando lo hace, está perdido». Por eso estos autores no nos enseñan, sino que nos muestran la realidad, concluye.
«Cuando empezamos a enseñar nuestros pies empiezan a elevarse del suelo y a darnos un cierto sentido de superioridad; y eso no debe ocurrir. El artista no debe levantar los pies del suelo; cuando lo hace, está perdido»
Declan Donnellan no se ha planteado 'cómo' hay que montar 'La vida es sueño'. «Si nos lo preguntáramos estaríamos levantando los pies del suelo. No hacemos las cosas por una razón, sino que las hacemos y luego buscamos la razón». Tener varias opciones para elegir a la hora de montar una escena o una obra significaría, añade, estar equivocado.
Por eso, para que todo fluya de una manera natural, Donnellan alejó durante unas semanas a los actores de la ciudad y se los llevó al campo, donde se creó realmente, asegura, un grupo. «A la Naturaleza no le importamos una mierda», dice categórico; y eso permite una relación diferente entre los actores, que colaboraron con sus ideas -«surgidas orgánicamente», interviene Ormerod- a la creación del montaje.
El director británico dice también de 'La vida es sueño': «Calderón nos habla de grandes cuestiones. Posiblemente la gran cuestión versa sobre el corazón de nuestra existencia; es decir, ¿qué es la existencia? Se aproxima desde la niñez, porque son los niños a quienes más preocupa esta cuestión. Ellos son muy entusiastas. Para estar seguros de que existen, necesitan ser admitidos y tener presencia».
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«Calderón -sigue- no quiere que habitemos el mundo de la lógica en el cual damos todo por sentado. En el mundo de la lógica Segismundo descubre quién es. Lo extraordinario de Segismundo es que no tiene experiencia de las cosas y, consecuentemente, muy poca experiencia sobre sí mismo. Es muy interesante lo que pasa con Segismundo cuando es llevado a la civilización. Como en todas las obras, lo que amo son las relaciones entre el individuo y la familia, y el individuo con el Estado. Este tema está muy claro en la obra. También la relación de los grandes escritores consigo mismos. Es el flujo entre nosotros y nuestras familias, entre nosotros y el Estado, y el fluir con nosotros mismos. Eso es lo que Calderón nos trae en primer plano».
Y concluye el director británico con una reflexión sobre los clásicos. «Una de las peores cosas que pueda pasar con ello es que la gente les tenga miedo. Es importante que no se lo tengan, y para eso estamos nosotros. No hace falta que los aligeremos, pero sí que le hablemos al público de tú a tú y no levantar nunca los pies del suelo».
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