Shackleton confesó a su mujer que el Endurance no era un barco tan fuerte «como el Nimrod» que había usado años antes
Un estudio revela que el célebre explorador era «muy consciente» de las debilidades estructurales del buque antes de zarpar a la Antártida
Así narró ABC el naufragio del Endurance: «Los hielos apresaron la nave atrevida entre sus terribles brazos»
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Iniciar sesiónA 3.008 metros de profundidad en el mar de Weddell yacen los restos del Endurance, el barco con el que Sir Ernest Shackleton (1874-1922) trató de llegar en 1915 a la bahía de Vahsel para cruzar la Antártida. Desde un campamento ... sobre el hielo marino, el explorador y sus hombres lo vieron desaparecer ante sus ojos el 21 de noviembre sin que pudieran hacer nada por evitarlo. En sus últimos días, la nave gemía agonizante en el infierno blanco, con las vigas y los maderos crujiendo «como disparos de pistola», según contó uno de los expedicionarios, y acabó hundiéndose sin remedio sin hacer gala de su nombre, en español 'resistencia'.
Hasta ahora se ha creído que era la embarcación polar más fuerte de su época y que sucumbió porque el hielo desgarró el timón, pero una investigación llevada a cabo por el ingeniero finlandés Jukka Tuhkuri, de la Universidad de Aalto, revela que el Endurance estaba en buena parte condenado. «No fue diseñado para las condiciones de compresión del hielo antártico, sino para condiciones más suaves en el borde del hielo ártico» y «Shackleton era muy consciente de las debilidades del Endurance incluso antes de que su expedición zarpara hacia la Antártida», señala el autor de este estudio científico que publica la prestigiosa revista 'Polar Record'.
El explorador «sabía que se esperaba una carga de hielo compresivo, sabía cómo diseñar un barco para hielo compresivo y sabía que el Endurance no era ese tipo de barco. Shackleton era plenamente consciente de los riesgos asociados a la resistencia del Endurance, pero decidió utilizarlo de todos modos» y «hay pruebas claras», subraya el investigador.
El mayor héroe de la exploración antártica del que nadie quiso hablar
Israel Viana y Manuel GarreTom Crean fue el único explorador que participó y sobrevivió a las tres expediciones más duras al Polo Sur, junto a Falcon Scott y Shackleton
Basándose en los diarios de expedición, la correspondencia de Shackleton y el análisis estructural, Tuhkuri demuestra que el Endurance no era de los barcos más resistentes de su época y si bien perdió el timón, «eso no lo hundió». Según este investigador, si bien la razón final fue el desprendimiento de la quilla, que partió el buque en dos, el Endurance se hundió aplastado por el hielo, simplemente aniquilado, como escribió Shackleton sin mencionar otros motivos para su hundimiento.
La parte más débil del barco no era el timón, sino la sala de máquinas, que no solo era mayor que la de otros barcos antárticos, sino que también carecía de vigas y, por lo tanto, de resistencia a la compresión del hielo. Además, las vigas de cubierta y las cuadernas eran más débiles que las de los otros buques y carecía de vigas diagonales que reforzaran el casco.
«Quizás el Endurance fue un buque fuerte y heroico en un sentido poético», señala el investigador. La odisea de los 28 del Endurance se convirtió en un símbolo universal de entereza ante la adversidad y de resiliencia. Pero Tuhkuri remarca que «en un sentido ingenieril, por desgracia, no lo fue» y las imágenes submarinas del pecio, que fue encontrado el 5 de marzo de 2022 por la expedición Endurance22, respaldan las conclusiones de su estudio.
Esta goleta de madera de tres mástiles, con una eslora de 43,9 metros, una manga de 7,6 y un calado de 3,5, había sido diseñada por Ole Aanderud Larsen y construida en el astillero Framnæs en Sandefjord, Noruega. Botada en diciembre de 1912 sus primeros propietarios, Adrien de Gerlache y Lars Christensen, la llamaron Polaris.
El estudio recuerda que el barco fue diseñado y construido para el turismo polar, para la caza de osos polares y morsas, aunque quizás debido a la inminente Primera Guerra Mundial o quizás porque De Gerlache y Christense se quedaron sin dinero, no llegó a realizar ni un solo viaje al Ártico. En marzo de 1914 fue vendido a Shackleton, quien lo rebautizó como Endurance.
Los diarios y memorias escritos por miembros de la expedición coinciden en que el barco quedó atrapado en el hielo del mar de Weddell en enero de 1915 y pese a los intentos por liberarlo, se convirtió en una estación de investigación flotante que se desplazaba hacia el norte con el hielo. Hasta en cinco ocasiones entre febrero y octubre estuvo a punto de hundirse y a finales de ese último mes, Shackleton ordenó a la tripulación que abandonara el barco. «No puedo describir la impresión de destrucción implacable que me invadió al mirar... a mi alrededor. Los témpanos... simplemente estaban aniquilando el barco», escribió Shackleton.
Tanto el explorador anglo-irlandés como otros expedicionarios describieron con detalle los destrozos que fue causando la presión del hielo, pero «la idea del timón como el talón de Aquiles, como la única o principal razón de la pérdida del Endurance, no está respaldada» por sus diarios y memorias, según Tuhkuri.
En su libro 'Sur', Shackleton escribió que «los carpinteros navales nunca habían realizado un trabajo más sólido y mejor» que en el Endurance, dando pie a esa narrativa de que era un barco excepcionalmente resistente que se enfrentó a una fuerza natural insuperable, pero el ingeniero finlandés ha comprobado que «era plenamente consciente de las debilidades del Endurance y de los riesgos que implicaba navegar en el hielo antártico».
Había participado en la operación de rescate de la tripulación del Antarctic, el barco de la expedición sueca liderada por Otto Nordenskjöld hundido en el hielo en 1903, y había aconsejado a Wilhelm Filchner que reforzara el casco del Deutschland añadiendo vigas diagonales. Gracias a estas modificaciones, que se realizaron en el astillero que construyó el Endurance, el barco sobrevivió en 1912.
«Tanto Shackleton como el astillero sabían cómo tener en cuenta la compresión del hielo marino en el diseño del barco, y después de que el Deutschland regresara del mar de Weddell, ambos sabían que el diseño había sido exitoso. Por qué entonces el casco del Endurance no se reforzó de manera similar, después de que Shackleton comprara el barco en marzo de 1914, no se sabe», se apunta en el estudio.
Una reveladora carta a su esposa
En una carta que Shackleton escribió a su esposa Emily antes de zarpar hacia Georgia del Sur y el mar de Weddell admitía que el Endurance «no es tan fuerte como el Nimrod (el barco que usó en su expedición de 1907-1909) en cuanto a construcción» y aunque le decía que «no hay nada que temer, ya que creo que atravesará el hielo sin problemas», le confesaba que «lo cambiaría por el viejo Nimrod cualquier día de estos, excepto por la comodidad». «Para Emily Shackleton, definitivamente había algo que temer», subraya el ingeniero finlandés.
Desde un punto de vista estructural, los barcos polares de finales del siglo XIX y principios del siglo XX eran barcos de madera que seguían la tradición de los balleneros, barcos de expedición de madera construidos para condiciones de hielo marino o rompehielos de acero. El Endurance fue uno de los últimos barcos polares, si no el último, en seguir la tradición de los balleneros y cazadores de focas de madera. Este tipo de barcos estaba diseñado para operar en el borde del hielo y aunque contaba con costados gruesos y resistentes para resistir las colisiones con témpanos de hielo individuales, no estaban preparados para soportar la compresión del hielo en movimiento.
«Cabe preguntarse por qué Shackleton eligió un barco que no estaba reforzado para el hielo compresivo. No lo sabemos, pero cuando anunció en diciembre de 1913 que iba a dirigir una expedición a la Antártida el año siguiente, no tenía ni barco ni fondos suficientes, y sólo unos seis meses para todos los preparativos. Quizás estaba dispuesto a arriesgarse en semejante situación, a pesar de conocer muy bien los peligros y comprender que el Endurance no se encontraba entre los buques polares más resistentes», especula el investigador finlandés. De todos modos, añade, no todos los barcos que navegaron por el mar de Weddell habían sido aplastados porque la compresión en el hielo marino no es uniforme, sino concentrada y localizada. «No es correcto decir que el Endurance tuvo mala suerte, pero tal vez al final se le acabó la buena suerte. Después de todo, el Endurance sobrevivió a varios eventos graves de hielo antes del aplastamiento final».
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