El Papa Francisco devuelve a Atenas los tres fragmentos del Partenón que tenía El Vaticano
Lo presenta como prueba del «deseo de continuar por el camino ecuménico del testimonio de la Verdad»
Corresponsal en El Vaticano
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Iniciar sesiónEste viernes, por sorpresa, el Vaticano ha anunciado que «el Santo Padre Francisco, como prueba concreta de su sincero deseo de continuar por el camino ecuménico del testimonio de la Verdad, ha decidido entregar a Jerónimo II, arzobispo de Atenas y de toda Grecia, los ... tres fragmentos del Partenón, que durante siglos han sido cuidadosamente conservados en las Colecciones Pontificias y en los Museos Vaticanos y expuestos a millones de visitantes de todo el mundo».
Del comunicado se desprende que se trata de una decisión personal del Papa Francisco, y que ha querido darle un valor religioso, pues los ha «entregado» al arzobispo de Atenas, y no al ministerio de cultura griego.
Cuando el Papa Francisco visitó Atenas hace un año, pidió pasar cerca de la Acrópolis para contemplar los restos del imponente Partenón. Lo hizo a última hora de un sábado, sin poder bajarse del coche, de regreso precisamente del encuentro con Jerónimo II, jefe de la Iglesia ortodoxa griega. Horas después, en el avión hacia Roma, lamentó que había estado «a punto de irme sin ver el Partenón. Por eso ayer por la noche dije, «No, ¡yo quiero verlo!». Me acercaron y lo vi de lejos, iluminado. Al menos lo he visto. No pude tocarlo, pero agradecí mucho el detalle».
Quizá ya en Roma, alguno de sus asesores le contó que entre los tesoros más preciados de los Museos Vaticanos se cuentan tres fragmentos del Partenón, y que su futuro dependía del mismo Papa.
No está claro cómo llegaron los tres fragmentos de mármol del Partenón al Vaticano, pero sí que se tiene constancia de ellos desde el siglo XIX. El primero que catalogó uno fue el arqueólogo alemán Walter Amelung, en los años 20 del siglo XIX. Es un relieve de cabeza de niño, procedente del friso, y que mide 24 por 25 cm. Los expertos identificaron la figura como un portador de panes, como los que se ofrecían a la diosa Atenea durante las ceremonias en el Partenón.
Ese fragmento procedía del asedio veneciano de Atenas, en 1687. Las tropas se llevaron algunos restos a Venecia. De alguna forma, décadas más tarde, el cónsul británico para Sicilia poseía este fragmento, y tras su fallecimiento, en 1804 su viuda lo regaló al Papa Pío VII.
En el siglo XIX se descubrió en los almacenes del museo la segunda pieza procedente del Partenón, una cabeza de hombre con barba, de 19 cm, procedente de una de las metopas de la Centauromaquia que se representaba en el lado sur del templo.
El tercer fragmento es una cabeza de caballo que la primera mujer contratada en los Museos Vaticano, la arqueóloga judía bautizada Hermine Speier, identificó como obra del taller de Fidias. Estaba en uno de los frontones del Partenón, el occidental, y según los expertos pertenece a un caballo de la cuadriga de Atenea. Tenía también origen en de la «colección» que las tropas venecianas se llevaron a casa, pero en este caso lo trajo a Roma la familia del dogo Marcantonio Giustiniani.
No son las primeras obras de las que se han desprendido este año los Museos Vaticanos. En octubre confirmaron que serían repatriadas a Perú tres momias prehispánicas. Proceden de los Andes peruanos, fueron regaladas al Papa en 1925 y se conservaban hasta ahora en una sección de los Museos Vaticanos, el departamento etnológico «Anima Mundi».
Igualmente, en 2019, después de que lo solicitara el entonces presidente Lenin Moreno, el Papa envió a Ecuador una «tsansa» que estaba expuesta en ese mismo lugar. Se trata de una cabeza humana que los guerreros shuar de la Amazonía habían reducido al tamaño de una pequeña pelota.
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En el caso del Partenón, en 2008, Benedicto XVI prestó a Grecia por un año los restos del friso con la cabeza del niño, que fue expuesto en el Museo de la Acrópolis. Después de tantas desaventuras, Pericles, quien en el siglo V a. C. solicitó al arquitecto Ictino y al escultor Fidias la construcción y decoración de este templo, estaría feliz por el nuevo gesto del Papa.
La decisión, por ahora, ha provocado que muchos intenten visitarlos en Roma antes de que sean trasladados a Grecia.
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