Retiradas de farol, o cómo jugar con las emociones de los fans para vaciarles el bolsillo

Hay quien asegura que Dani lo ha hecho para azuzar las ventas de sus discos y sus entradas estas Navidades, pero esa teoría es difícil de comprar. Al señor Martín le sobra la pasta, y en principio, no va a publicar nada nuevo que ocupe las estanterías decoradas con espumillón, ni va a dar más conciertos. Así que yendo por ahí, se podría pensar que hizo esas declaraciones movido por la honestidad. Pero lo cierto es que cuando un artista da pie a que pensemos que su carrera puede llegar a su fin (¿quién sabe lo que Dani podría hacer o dejar de hacer dentro de 'unos años'?), siempre provoca un aumento de sus ingresos, lo quiera o no.

El mero hecho de aparecer en toda la prensa y convertirse en trending topic por esta razón genera un efecto nostalgia inmediato, que lleva a los fans a clickar en sus canciones compulsivamente en las plataformas de streaming. Hemos pedido a Spotify que nos diga si ha detectado un subidón en las reproducciones de Dani Martín en estos últimos días, y en cuanto tengamos el dato actualizaremos esta noticia.

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Mientras tanto, lo que está claro es que Dani Martín ha dicho que se va (un tiempo, ya se verá si cumple o no lo de «unos años») sin tener lanzamientos ni giras por delante, lo cual le honra. Pero buena parte del público no ve con tan buenos ojos lo de anunciar retiradas en otros momentos, por ejemplo, justo antes de poner a la venta las entradas de toda una gira o de sacar un nuevo trabajo.

Este año hemos tenido varios ejemplos de ello. El más sangrante es el de Rigoberta Bandini, que ni siquiera disimuló su ansia de ocupar titulares cuando este verano dijo con solemnidad: «Tengo que explicar una cosa importantísima. En otoño voy a hacer el final de la gira y después, me retiro. Me retiro un rato largo. No quería sonar muy misteriosa, pero pronto anunciaremos la gira de otoño, que serán unos conciertos muy especiales, y acabaremos con eso». A los tres meses estaba publicando un disco.

En nuestro país, otro de los más sonados este 2022 ha sido el de Izal, que revelaron que su gira de este año sería la última antes de un «parón indefinido» con la consiguiente histeria en taquilla. ¿Avisaron a sus fans de que o iban a verles o ya no tendrían más oportunidades? ¿O se aseguraron una venta colosal de tickets en estos momentos de incertidumbre económica? Sólo el tiempo lo dirá, pero el caso es que el comodín del tiempo 'indefinido' de descanso les permite volver cuando les dé la gana sin ser tachados de mentirosos.

Más contundentes han sido Second, que han arrancado otra gira de despedida con la premisa de la separación asegurada de la banda al terminar. Pero tal como decía un usuario de Twitter al ver su anuncio, cabe pensar que a lo mejor no tardamos mucho en ver un «disco o gira de reunión para volver a hacer caja». Si lo hizo un tipo tan sincero, transparente y presuntamente fiable como Miguel Ríos, por qué no lo van a hacer otros.

Lo del rockero granadino fue tan flagrante que incluso él mismo confiesa que ahora resulta hilarante: llevaba una década 'despidiéndose' cuando de pronto, el año pasado lanzó su primer disco de canciones nuevas en casi dos decenios. Fuera de nuestro país el número de despedidas de farol da para un libro, con casos tan llamativos como el de Guns'N'Roses: tras separarse, juraron y perjuraron con tanto ahínco que nunca jamás se juntarían, que cuando lo hicieron tuvieron que bautizar a su gira de reunión 'Not in this lifetime Tour' ('Gira No en esta vida') con una mezcla de sentido del humor y vergüenza torera. O el de Scorpions, cuya gira de despedida ya va para los quince años, o KISS, que dijeron que lo dejaban a principios de siglo. Más recientes son los casos de súperestrellas contemporáneas como Enrique Iglesias, Nicki Minaj, Anuel Aa, Maluma o Ed Sheeran, que apenas tardaron unos meses en volver a la actividad después de anuncios de retirada del negocio que provocaron picos de atención mediática y por tanto, de reproducciones.

Así, pues, visto lo visto, ¿cómo fiarnos de los anuncios de despedida, de fin de una carrera? ¿Volverá Bunbury si consigue remediar sus dolencias vocales? ¿Le entrarán ganas a Rosendo de rockear de nuevo? ¿Se arrepentirá Daddy Yankee de dejar de perrear? ¿Surgirá algún motivo de peso para que Roger Waters siga dando guerra? Después de la que nos hizo Miguel Ríos, sólo nos queda confiar en la palabra de Serrat.