Los 10 mejores discos internacionales de 2022, según ABC
Entre los álbumes seleccionados este año por nuestros críticos y melómanos encontramos a veteranas estrellas del pop alternativo, raperos sensibles, superestrellas globales o postpunk irlandés
Javier Villuendas , Nacho Serrano , Israel Viana , David Morán y Andrés Castaño
Como es tradición, los críticos y melómanos de ABC han elegido sus diez discos favoritos internacionales de 2022. En el podio del año pasado en este mismo apartado, se situaron Low y su 'Hey What', como número uno, teniendo que lamentar el fallecimiento en ... este 2022 de la querida Mimi Parker a la batería y voces angelicales. En segundo lugar, encontrábamos a Sons of Kemet con su 'Black to the Future' seguidos de Floating Points con 'Promises'. Aquí llegan los alumnos condecorados de este año, ordenados los álbumes desde número 10 al disco ganador. Y con una coda final con los restos del naufragio en los que siempre hay algún tesoro escondido.
10
Alvvays - 'Blue Rev'
Polyvinyl
Por Andrés Castaño.
El quinteto estadounidense Alvvays apareció en 2014 con un disco radiante que contenía magníficas píldoras pop como 'Archie, Marry Me' y 'Adult Diversion'. Con éste tercer álbum Alvvays ha conseguido ahondar en esa búsqueda de la canción de pop perfecta: melodías jugosas, atmósferas etéreas, la voz sedosa de Molly Rankin y una duración de 3 minutos y medio como máximo. Y el resultado es un tratado de shoegaze y dream pop delicioso. Todo ello arranca con 'Pharmacist' en un alegato de guitarras lacerantes como una fina tormenta sonora. Titulan una canción 'Tom Verlaine', con un riff que nos envuelve, como guiño a la influencia de una banda como Television en su sonido arty y new wave.
Produce Shawn Everett (productor también de The War On Drugs y Kacey Musgraves) una colección de 14 canciones vibrantes que sirven de revulsivo ideal para combatir el tedio. Cautiva el subidón de 'After The Earthquake', o las reminiscencias a The Smiths de 'Pressed' (con aires de 'Hand in Glove'). Melodías vocales y una maraña sónica sorprendente en 'Many Mirrors', la enérgica 'Pomeranian Spinster' o los teclados juguetones en 'Very Online Girl', que se aproximan a un cruce entre Ladytron, Stereolab y Belle & Sebastian, poca broma. Mantienen el pulso entre tensión, energía y la calma de 'Bored in Bristol' o 'Lottery Noises'. 'Fourth Figure' sirve de cierre redondo con la épica de teclado y voz al desnudo. Un disco envolvente, de esos que consiguen que el pop nos haga volar.
9
Charli XCX - 'Crash'
Asylum-Atlantic-Warner
Por Javier Villuendas.
Con 'CRASH', título que homenajea la turbia película de David Croenenberg sobre gente que se excita con accidentes de coche, Charli XCX (1992), diva choni del 'eyeliner' y el hiperpop, lanza una nueva opereta de radiofórmula decadente, sexy, llena de recursos y animación, que impide toda asociación neuronal libre e igual a otras músicas más calmas pues cual etarra del pop acribilla a estímulos. Un rodillo. O un taladro, con peligro de anestesia, si se te atraganta este tipo de música perfecta y superdotada cuyo gran hallazgo creativo es acelerar a Dua Lipa, Britney Spears y compañía.
En cuanto a calidad y sonido, el quinto disco de Charlotte Emma Aitchison va sobrado. Destaca un inicio intachable en su alma tunning-comercial hasta la quinta pista, 'Beg For You' (feat Rita Sawayama), alto escalón de pop de baile con letra digna del venerable Manuel Alejandro . Después, los tres segundos de zarzuela de 'Baby' avisan del sensual cum laude en tecno-funk que sobreviene. Realmente, en cuanto a producción, no se baja el pistón de 'saber hacer' en casi ninguna canción aunque las argollas del pop 'mainstream' constriñen y abotargan por momentos la euforia de no ser robots (aún). A reseñar también la pegadiza oda al malditismo de 'Good Ones', el despliegue de 'Ligthing', la 'twinpeaksera' aunque fallida 'Every Rule' y el sampleo en 'Used To Know Me' de Robin S. y su mitica bomba dance 'Show Me Love', a años luz la original de esta que poco aporta.
En el MBA del Instituto Palomo de las Tendencias Para Molar nos comentan que por riesgo reputacional están obligados a poner nota alta a este 'CRASH' y su extenso muestrario de programaciones, cajas de ritmos, arreglos y juegos vocales brillantes asociados a una marca personal de autor bien dibujada, ahora en clave conquista de los 40 principales. Corsé y coherencia. Y nos sumamos. Porque todo funciona, más o menos, y en varios picos sobresale, no sé tanto si emociona debido a su trajín. Inmejorable para la bici estática, eso sí.
En la portada aparece Charli en bikini sangrando por la cabeza sobre el capó a cuatro patas canalillo áureo de Fibonacci resultante tras haber sido atropellada. Hay algo frágil, auténtico y alicaído siempre en ella , no obstante. La vida sensual atropella, entiendo (y revelador el juego de espejos con la portada del 'Future Nostalgia', de Dua Lipa, en donde aparece esta al volante de un descapotable espacial mientras deja atrás la Tierra: dos mujeres y un destino, sí, pero menos incierto y 'diverxo' de lo que pareciera).
8
Bad Bunny - 'Un verano sin ti'
Rimas
Por Nacho Serrano.
El quinto disco de un joven del barrio Almirante Sur (Vega Baja, Puerto Rico) ya está batiendo récords en las plataformas de 'streaming'. Se trata de 'Un verano sin ti', un nuevo trabajo de la superestrella latina Bad Bunny que apunta alto con 23 piezas que conforman un puzle caribeño de pop para las masas. Es el álbum más accesible del puertorriqueño , ideal, como él mismo dice, para ponérselo en la playa de tranqui. Cuenta con colaboraciones de Rauw Alejandro (el noviete de Rosalía), Jhay Cortez, Tony Dize, Chencho Corleone, The Marias, Buscabulla y Bomba Estéreo, y su repertorio tiene una notoria diversidad (si no la hubiera en 23 canciones, apaga y vámonos). Hay bossa nova, dance, indie-pop, rocksteady, electro-balada, trap, mambo y por supuesto muchos reguetones, pero tan diferentes entre sí que consiguen que el disco no sea una planicie de sensaciones. Cada tema, además, guarda sorpresas bastante valientes que en algún caso roza lo experimental. Aunque la linealidad vocal seguirá siendo insoportable para quienes no se han interesado nunca por Bad Bunny, 'Un verano sin ti' es el álbum perfecto para adentrarse por primera vez en su universo sonoro.
Grabado entre la costa este de Puerto Rico y República Dominicana, 'Un verano sin ti' tiene un amplio abanico de productores formado por Tainy, MAG, Hassi, Richi López, Zulia, Byrd, Hide Miyabi, Magicenelbeat, Haze o La Paciencia (este último, un viejo conocido de sus primeros años de carrera) y cuenta con algún requiebro de crítica social como el de 'El apagón', que habla de los apagones que se produjeron en su país después de que una empresa privada se hiciera con el control de la energía eléctrica de la isla el año pasado, y a la que dedica este mensaje: 'Que se vayan ellos, que se vayan ellos / Lo que me pertenece a mí se lo quedan ellos / Que se vayan ellos / Esta es mi playa, este es mi sol / Esta es mi tierra, esta soy yo'. En esta canción además lanza otra pulla sin disimulo alguno, esta vez dirigida a los gringos que se están subiendo al carro del reguetón: «Ahora 'todo' quieren ser latino', no / Pero les falta sazón, batería y reggaetón». En esto, el nuevo disco de Bad Bunny es absolutamente coherente al no contar con colaboraciones de la esfera 'anglo'.
'Un verano sin ti' puede verse como la penúltima batalla de Benito en su conquista del pop global, una batalla de la que sale claramente victorioso porque vuelve a demostrar -dando un paso más en un camino ya iniciado en 'El último tour del mundo'- que tiene una asombrosa capacidad para tocar los palos que le dé la gana con más o menos acierto, pero sin estrellarse en ningún caso. Entretener durante una hora y pico, como lo hace este disco, no está al alcance de todas los divos y divas de lo urbano. Quizá la respuesta a '¿qué tiene Bad Bunny que no tengan otros?' sea así de sencilla.
7
Big Thief - 'Dragon New Warm Mountain I Believe in You'
4AD
Por Javier Villuendas.
Lo primero que se oye es una mujer que dice «qué». En Spotify, ponen que dice «Ok?». Podría ser un toque estético descolocante sin más si no fuera porque la canción que empieza canta a la muerte, como un ancho mar, una maleta, para transitar a otros estados, para cambiar: «¿Vivirías para siempre, nunca morirías, mientras todo alrededor acaba? ¿Sonreirías para siempre, nunca llorarías, mientras todo lo que sabes acaba?». Un suave folk este 'Changes', cantado con la neilyounguiana voz de Adrianne Lenker; medio tiempo de una delicadeza emotiva al alcance de pocos.
Con esta honda muesca se inicia 'Dragon New Warm Mountain I Believe in You', un álbum de muy excesivo metraje (1 hora y 20 minutos), entre otras cosas, valdría 'per se', porque el moroso folk-rock que ofrecen, con sus arreglos raros a veces o la incorporación de violines de taberna irlandesa, aguanta por su sensibilidad y calidad pero se resiente cuando son 20 canciones con una diversidad contenida. Entre todas ellas, hay, claro, varias gemas, incluso muchas, por esto este puesto, como 'Spud infinity', 'Sparrow', 'Blurred View' o 'Wake Me up to Drive', en calidad de sobresalientes rodeadas de otras tantas notables en un conjunto que se autoimpide metas más altas por su absurda duración.
6
Beach House - 'Once Twice Melody'
Bella Union
Por Javier Villuendas.
Sin noticias discográficas de Beach House desde el año 18, el dúo de dream pop baltimoriano vuelve a lo grande con un disco doble marca fantasmagórica, reverberada y tremolizada de la casa (en la playa), una nueva cama flotante que adormece por los senderos ya labrados por sus pedaleras y sintes que quizá les vendiera el mismo Robin Guthrie , de sus mentores Cocteau Twins.
La canción que inicia es la joya de la homónima corona, 'One Twice Melody', declaración de intenciones pop desde el título y con un arpegiado acústico que sustenta el carrusel espectral de sutiles juegos de voces y emocionante sinte como leit motiv, y que tiene en 'Pink Funeral', la tercera pista, otra pieza de orfebrería sedosa a modo de medalla de plata o bronce si discute con 'Over and Over', 'Only You Know' o el cierre 'Modern Love Stories' («All the parties ended with a lust of life»). O tantas más. Hay donde elegir.
En este su octavo álbum, la voz de Victoria Legrand sigue expeliendo belleza acompasada, como nubes que se desvanecen lentas formando esculturas de tridimensional melancolía entre un cielo de cajas de ritmo, pads, arpegiadores, órganos, cuerdas, arreglos orquestales en vivo del invitado Dave Campbell, y, claro, las guitarras con 'chorus' de Alex Scally, en una obra de categoría celestial.
5
Black Country, New Road - 'Ants From Up There'
Ninja Tune
Por David Morán.
Extraño caso el de Black Country, New Road: justo cuando parecía que se iban a comer el mundo, cuando su segundo álbum debía situarlos a la cabeza del nuevo ¿rock? británico, el cantante de la banda, Isaac Wood, abandona la formación. ¿Sus motivos? «Yo también me he estado sintiendo últimamente triste y con miedo. He intentado que no me afecte, pero es el tipo de sentimiento de tristeza y miedo que hace que sea difícil tocar la guitarra y cantar», explicó en el comunicado en el que anunciaba su marcha. Los londinenses aseguran que harán borrón y cuenta nueva y empezarán de nuevo sin Wood, olvidándose de todo lo que habían grabado hasta el momento, pero ya se sabe, pregúntenle a Joy Division si tienen dudas, que pocas bandas sobreviven a la desaparición de su cantante. Por si acaso, ahí queda 'Ants From Up There', álbum que vio la luz cuatro días después de que Wood anunciase su marcha y que, claro, resulta imposible escuchar sin pensar en el colapso del cantante. Especialmente tras descubrir que el nervio eléctrico de 'For The First Time', su debut de 2021, ha mutado aquí en algo más oscuro y melancólico. Igual de retorcido, sí, pero con más amarres en el folk e incluso pop. El mismo barullo, sí, pero aún mejor.
A primera vista y a pesar de que a la crítica británica se le caiga la baba, Black Country, New Road lo tienen todo para que a uno le den ganas de salir pintando: parsimonia instrumental, barroquisimo retorcido, violines chirriantes, introducciones de saxo a palo seco, ¡free jazz!... Es, en fin, como si los más listos y los más raros del conservatorio hubiesen sumado fuerzas para reescribir todas las músicas tristes que nacieron en los márgenes del indie desde los noventa. De Slint a Red House Painters. De Smog a Sufjan Stevens. Un pozo en el que lo más fácil sería ahogarse pero del que el ahora sexteto emerge agarrado a la voz de barítono de Wood y a unas enredaderas instrumentales que, pese a lo que pueda sugerir la teoría, funcionan de maravilla en cuanto los británicos se ponen manos a la obra.
Según quién pegue la oreja detectará en 'Ants From Up There' trazas de Pulp y de Akron/Family; de la Velvet Underground o del slowcore de los primeros dosmil. En 'Bread Song' y 'Good Will Hunting', sin embargo, suenan como Arcade Fire de bajón de Orfidal; como Modest Mouse con las revoluciones al mínimo. Como en, fin, ese rock cinemático y mutante que hace dos décadas sonaba eufórico y grandioso y suena ahora grandiosamente arrastrado y doloroso. El sonido perfecto para esa generación 'Euphoria' que es terriblemente consciente de que todo lo que sube tiene que acabar bajando.
4
Belle and Sebastian - 'A bit of previous'
Matador
Por Israel Viana.
Un par de días antes de publicar este 'A Bit Of Previous', Stuart Murdoch advertía en su perfil de Twitter: «¿Cómo escuchar nuestro nuevo elepé si eres un viejo fan de la banda? 1) Tómate un refresco. 2) Comprende que este disco no es 'Tigermilk' (1996), 'If You're Feeling Sinister' (1996) o 'The Boy with the Arab Strap' (1998). 3) Entiende que no podemos llevarte de vuelta a esos días y a la forma en que te sentías entonces».
Con este comentario medio en broma medio en serio, el líder de Belle and Sebastian parecía querer ponerse la venda antes que la herida. Una pullita a los seguidores, con cierto resquemor, sobre la pesada carga que supusieron aquellas tres maravillas por las que fueron elevados a la categoría de mejor grupo de pop (¿indie?) del planeta hace ya un cuarto de siglo. ¡A ver si os enteráis, ya no tienen 20 años… ni tú tampoco! Pero incluía una última y curiosa recomendación: «Escucha una pista, tal vez la 5». Curiosamente, esta 'Do It For Your Country' no solo es una de las más bonitas del álbum, sino la que más recuerda a aquellos años gloriosos.
Pero no creo que los «viejos» seguidores –aunque no estén en la flor de la juventud– se hayan olvidado de que los escoceses saben hacer bonitas canciones de pop, alcancen estas las cotas de antaño o no. El disco, de hecho, se abre con el tema más redondo, 'Young And Stupid', que marca el inicio de un viaje que transita entre las ganas de cantar, silbar y hasta bailar ('Talk to Me Talk to Me', 'Reclaim the Night', 'Sea of Sorrow' y 'Working Boy in New York City') y el desinterés por algunas melodías un pelín manidas y previsibles que no terminan de llegarnos a la patata ('If They're Shooting at You', 'Unnecessary Drama' o 'Come on Home'). En suma, una montaña rusa donde quedan resquicios de magia en Belle and Sebastian… sigas los consejos de Murdoch o no.
3
Kendrick Lamar - 'Mr. Morale & The Big Steppers'
Interscope Records
Por David Morán.
A Kendrick Lamar lo dejamos en 2017 fabricándose un adosado en el Olimpo del hip hop y planificando cómo reutilizar todo el terreno que había desaprovechado Kanye West y, cinco años después, ahí lo tenemos de nuevo, con el chalecito convertido en imponente castillo, murallas y aldea integrada, y entregado a la rutina de la obra maestra como manera de comunicarse con el mundo. El rapero californiano venía de coronar imponentes ochomiles como 'To Pimp A Butterfly' y 'Damm', pero 'Mr. Morale & The Big Steppers' ha puesto el listón aún más alto. ¿La cima? A saber. Solo él parece verla, no digamos alcanzarla, mientras juega a reconectar los circuitos de las músicas negras y el pop urbano para establecer nuevos diálogos entre hip hop, soul y jazz.
En sólo cuatro días, el quinto disco de Lamar ya se ha convertido en un clásico absoluto . No se veía tanta unanimidad ni tanto adjetivo grandilocuente en la prensa anglosajona desde el 'Motomami' de Rosalía, álbum al que 'Mr. Morale & The Big Steppers' adelantó en su momento, y durante unos pocos días, para convertirse en el trabajo mejor valorado en el portal Metacritic. ¿El veredicto? Un 100 sobre 100. La misma nota que 'What's Going On' de Marvin Gaye y un punto más que el 'Sign o' the Times' de Prince, dos de los discos en los que se refleja esta exuberante catedral de rap expansivo salpicada de traumas infantiles y apabullantes mutaciones estilísticas. Sobra decir que cualquier elogio queda pequeño ante un disco que sabe ser (y sonar) arrollador, elegante, furioso, dramático, adhesivo y terapéutico.
Un ajuste de cuentas con sus propios demonios, con la fama y con las convenciones familiares, sexuales y religiosas que Lamar oficia abriéndose en canal, absorbiendo toda la tradición que le precede y rehaciéndola a placer en un disco de ambición desbordante. 18 canciones y más de setenta minutos de los que se aprovechan hasta los silencios. Disco doble, de doble o nada, que avanza entre irresistibles ganchos melódicos ('Die Hard', 'Mirror'), dentelladas de rap frenético vestido con lo mínimo ('Worldwide Steppers', 'Auntie Diaries'), picotazos digitales ('N95', 'Mr. Morale'), clasicismo de etiqueta ('Father Time', junto a Sampha) y sobrecogedoras peleas a dos voces con Taylour Page ('We Cry Together'). Otra voz, la de la espectral Beth Gibbons (Portishead) se cuela en la escalofriante 'Mother I Sober', crudísimo relato de una agresión sexual que sufrió su madre y uno de los muchos clímax de un trabajo con el que Lamar, retratado en la portada como una suerte de Mesías 2.0, genera una incontestable cascada de versos para ahondar en temas peliagudos como la homofobia, el abuso infantil o la cultura de la cancelación. Una genialidad. Otra más.
2
Fontaines D.C. - 'Skinty Fia'
Partisan Records
Por Fernando Pérez.
Nadie podrá acusar a la última esperanza irlandesa de abandonarse en la pereza ni de abrazar la repetición. Su tercer disco en apenas cuatro años es otro volantazo en un tránsito de vértigo que comenzó con el contundente y enrabietado ejercicio de post-punk de 'Dogrel', cobró otra dimensión en el estupendo 'A Hero's Death', en el que desechaban moldes y sacrificaban energía sin ceder un ápice de intensidad, y va ahora unos cuantos pasos más allá con este crisol de oscuridades , aún más inquieto, inquietante y denso.
Los coros fantasmales de 'In ár gCroíthe go deo', que abren camino a una turbadora letanía en bucle ('gone is the day, gone is the night'), ya posicionan el tono general de un disco en el que disertan con airada circunspección sobre el poder (más catastrófico que catártico) del amor y la destrucción de las identidades: la de Irlanda, un pueblo condenado a caminar entre esquirlas, y la de todo una generación que crece corriendo al borde de un abismo .
Ese primer corte, una ucronía en la que Liam Gallagher lidera a los Stone Roses, confirma además que la paleta expresiva y las influencias de la banda no dejan de crecer. El sonido Manchester se hace también perceptible en 'Skinty Fia' y en el single 'I Love you', una impactante diatriba política empapada en efluvios lisérgicos. Hay además ecos britpop en las guitarras a lo Bernard Butler de 'Roman Holiday' y en la adictiva 'Jackie Down the Line', donde funden a Blur con los Wire de 'Chairs Missing' y el pop sesentero (son fans declarados de The Beach Boys, aunque nunca se haya notado demasiado más allá de la versión fantasmal de 'Wouldn't It be Nice' que grabaron para Deezer). Por supuesto, el espíritu de Ian Curtis sigue manifestándose de continuo , pero aquí ya hay tantas etiquetas que cabe incluso un apreciable guiño al folclore irlandés ('The Couple Across the Way', con su quejumbroso y doliente acordeón desnudo), superviviente de un proyecto inspirado en la música tradicional de la isla. No se han atrevido aún a llegar tan lejos, pero nada se puede descartar en el futuro de una banda capaz de abrir senderos personales incluso en las zonas más transitadas y de pulsar de forma convincente el 'zelgeist', confuso y oscuro, de un mundo que se desangra.
1
Angel Olsen - 'Big Time'
Jagjaguwar
Por David Morán.
En la gira de 'All Mirrors', uno de los últimos recuerdos musicales de antes de la pandemia y penúltimo peldaño antes de abrazar el estrellato indie, Angel Olsen ya parecía cantar desde detrás del terciopelo rojo de 'Twin Peaks'; desde ese espacio tempestuoso y atemporal en el que nacen los clásicos y se foguean los artistas llamados a dejar huella. En aquella ocasión, la cantante de Carolina del Norte se llevó al público de paseo por unos abismos emocionales repletos de 'torch songs' con fractura y rock de alta intensidad, una visita guiada a través de sus oscuridades que, dos años y medio después, tiene su eco en 'Big Time', un disco de folk tembloroso y country panorámico que enamorará incluso a la gente que detesta el country.
Porque, y por poner un ejemplo cercano en el tiempo, todo lo que en el último disco de Wilco había que esforzarse en buscar removiendo cajones y levantando alfombras, todo eso que no saltaba a primera vista en las nuevas canciones de Jeff Tweedy, es lo que atropella aquí desde la primera escucha. Desde la primera respiración de 'All The Good Times'. Emoción y desgarro . El cielo de Nashville y los arreglos sutiles del soul de Memphis. Roy Orbison y Dusty Springfield sumando fuerzas dónde quiera que estén mientras Lucinda Williams no pierde detalle y se asoma a los abismos de 'This Is How It Works'. Una maravilla, vamos.
Emocionalmente conectado con el último trabajo de Sharon Van Etten, junto a quien firmó el año pasado la sensacional 'Like I Used To', 'Big Time' es, como 'We've Been Going About This All Wrong', un disco nacido de la desolación: un álbum marcado por el amor y el duelo que Olsen empezó a grabar poco después de salir del armario y de la muerte de sus padres . Un trabajo que viaja del desconsuelo a la celebración y de los temblores de 'Ghost On' a la crudeza sofisticada de 'Through The Fires' para actualizar el country y la balada y, ya puestos, firmar delicias como 'Chasing The Sun' o la desbordante 'Go Home', en la que Angel canta como si le fuera la vida en ello. Bien pensado, un poco de esto último sí que hay en un disco que es, ante todo, una brutal exhibición de honestidad.
¡Nos vemos en 2023!
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