El Concierto de Año Nuevo se renueva tímidamente
Franz Welser-Möst innova el repertorio de la cita más mediática de la música clásica
Actúan por primera vez las Niñas Cantoras de Viena y vuelven los Niños Cantores
Franz Welser-Möst
Es el concierto de música clásica más retransmitido, más esperado y, seguramente, más tarareado por los cincuenta millones de espectadores de noventa países que cada 1 de enero están pegados a sus televisores, radios, móviles o tabletas. Y esta vez su director, Franz Welser-Möst ... , se ha propuesto renovarlo. Dentro de un límite, por supuesto: el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, desde el mítico Musikverein, admite algún ajuste, pero aventuras, las justas.
Lo más llamativo es el regreso de los Niños Cantores de Viena, los Wiener Sängerknaben, que no pisaban el escenario por Año Nuevo desde 2016 y, sobre todo, que a sus voces blancas se unirán las de las Niñas Cantoras de Viena. El Wiener Mädchenchor se formó en 2004, y ha tenido que esperar dieciocho años para participar en el acontecimiento del año en su ciudad.
Pero la innovación no se queda aquí. Welser-Möst se ha propuesto rescatar algunas obras menos conocidas de la célebre saga de compositores, al lado de algunos contemporáneos suyos que vale la pena rescatar del olvido. El programa es fruto del estudio que hizo durante la pandemia. Adquirió la obra completa de Joseph Lanner, Johann y Josef Strauss, y se dio cuenta de que muchas joyas no habían sido jamás programadas en las más de ochenta ediciones.
Por eso, cuando le ofrecieron la posibilidad de regresar al podio en 2023, no dudó en incluir en la selección un buen puñado de esas músicas que merecen volver a relucir. El concierto lo abrirá la obra de un Strauss menos conocido que los Johann I y II, Eduard, con su polka 'Wer tanzt mit?' (¿Quién baila?). Carl Michael Ziehrer, Franz von Suppè y Josef Hellmesberger (hijo) serán otros invitados de fuera del clan.
Desde el silencio
Franz Welser-Möst, nacido en Linz en 1960, es una 'rara avis' de la dirección orquestal. Así queda reflejado en sus memorias, que se titulan 'Desde el silencio. Buscando la calma en un mundo disonante' y en ellas expone la realidad de la profesión desde su punto de vista. Recoge las zancadillas y tejemanejes entre músicos, gestores y mánagers, pero también la parte más positiva de este arte. Un arte que él concibe desde el silencio, y por eso cuando sube al podio prefiere dedicar unos segundos -algún minuto, quizás- a disfrutar del sonido de un auditorio repleto pero callado. «Debo confesar que a veces me siento como un extraño en este mundo eufórico y ruidoso, en el que mucho tiene que ver con la superficialidad y muy poco con lo profundo», expresa en esa autobiografía.
A la Filarmónica de Viena le sigue costando encontrar una mujer que pueda ponerse al frente de su gran evento anual
En el libro, explica cómo un accidente de coche lo marcó cuando tenía dieciocho años. La persona que viajaba a su lado murió, y él se lesionó las manos y la columna vertebral, lo que lo obligó a dejar la carrera de violinista, pero no la música. Como director, estuvo seis años al frente de la London Philharmonic Orchestra, donde fue más que controvertido. En las memorias pasa cuentas, por supuesto, con los detractores que le auguraron un nulo futuro musical. Ya como titular de la orquesta de Cleveland, de las más prestigiosas en Estados Unidos, emprendió una carrera envidiable, y trabajó desde el principio para situarla en el centro de la actividad cultural de la ciudad, objetivo que aún mantiene: «Es imposible ignorar que la música no forma parte del día a día de todos los ciudadanos, pero sí es una actividad lúdica para las partes más privilegiadas de la sociedad, y de esto es exactamente de lo que no estoy satisfecho», admite.
Cosa de hombres
Poco después del concierto del 1 de enero sabremos quién lo dirigirá en 2024. Probablemente, un hombre de etnia blanca. Por más que Welser-Möst intente aportar algo nuevo al evento, hay dinámicas que a la Filarmónica de Viena le cuesta cambiar. Fue la última de las grandes orquestas en admitir mujeres en sus atriles, y en los años 90 alguno de sus miembros se permitió declarar en una entrevista que no admitían músicos de otras etnias porque no es creíble ver tocar polkas a una persona con rasgos orientales. Hoy, los rasgos orientales tienen una presencia destacada entre el público del Musikverein en Año Nuevo, y la página web de la orquesta está disponible en tres idiomas: alemán, inglés y japonés. Es lo que tiene el patrocinio.
Ahora bien, tras ochenta y tres ediciones, a la Filarmónica le sigue costando encontrar una mujer que pueda ponerse al frente de tal evento. Durante este año, en ABC hemos hablado con diversas directoras, y se toman esta anomalía con cierta sorna. Alondra de la Parra cuestionaba la propia celebración del concierto: «Creo que la pregunta es: estamos haciendo las cosas de la misma manera que hace muchos años, y eso, ¿es vigente en el mundo de hoy? A mí encantaría dirigirlo, no es que no quiera, pero...». Lina González-Granados zanjó el asunto respondiendo: «Yo me conformo con dirigir donde me quieran y me valoren», dejando de lado cualquier otro aspecto.
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La mejor posicionada de todas las directoras actuales quizás sea Marin Alsop, alumna de Leonard Bernstein y que ha abierto camino a muchas otras mujeres (entre otros logros, fue la primera en dirigir la mítica 'Última noche' de los Proms de la BBC en 2013). Cuando le preguntamos, tiró de sentido del humor: «Mire: si me llaman, lo tomaré en consideración. Pero mándenles cartas, por favor. Muchas cartas. Es la única manera».