«Mascletá» urbana y gratuita para prender la mecha del Primavera Sound
The Walkmen, The Weeding Present y Black Lips prenden la mecha al festival con multitudinario concierto en Arc de Triomf
david morán
Hace ya unos cuantos años que el Primavera Sound viene barajando la mejor manera de romper el cerco del Fòrum, recinto en el que se instaló hace cerca de una década, y hacer honor a su condición de festival urbano escampándose por toda la ciudad. ... Así, edición tras edición, hemos podido ver actuaciones en diversas estaciones de la ciudad, en soleados parques, en salas y clubs e incluso en un autobús musical que recorría las calles de la capital catalana, actividades todas ellas que quedaron ayer convertidas en pequeños entremeses ante el gran desembarco del festival en el centro de la ciudad.
Porque, en efecto, el San Miguel Primavera Sound abrió ayer sus puertas a lo grande, con una "mascletá" urbana y gratuita que transformó la explanada que separa Arc de Triomf y el parque de la Ciutadella en una barra libre de electricidad estática, chisporrotazos e himnos tensionados servidos por Black Lips, The Weeding Present, The Walkmen.
A los primeros, hipotéticos cabezas de programa de una noche eminentemente festiva, les tocó lidiar con un sonido algo espeso y plomizo, aunque ni siquiera eso consiguió apaciguar su revoltosa y explosiva juerga de garage revival y punk frescales. Armados hasta los dientes de electricidad sesentera y echando mano de canciones que, como "Modern Art", y "O Katrina!", serían himnos en un mundo mejor, los de Atlanta prendieron la mecha de un festival que, a primera hora de la tarde, ya habían empezado a caldear los catalanes No More Lies y el trovador sintético Jeremy Jay.
Y mientras la explanada empezaba a bombear gente y las primeras pulseras identificativas del festival se mezclaban con centenares de curiosos, los británicos The Wedding Present congelaron el tiempo y azuzaron con brío su propio pasado para rescatar con gran tensión "Seamonsters", clásico de indie de los noventa que los de David Gedge reinterpretaron en directo con la mandíbula apretada y "Carolyn" y "Corduroy" reivindicando su lozana vigencia.
Tensión y energía a chorro que pareció contagiar a los neoyorquinos The Walkmen, a quienes cada vez cuesta menos imaginar como una suerte de Coldplay en versión indie y en miniatura. Así de intensas, épicas y flotantes son sus canciones, perfecto ejemplo de como manejarse con soltura entre luces y sombras y curiosos especímenes de rock vocalmente inflamado que, con el estreno de "Heaven" y las cabriolas de su cantante Hamilton Leithause como principales atractivos, pusieron la banda sonora perfecta al anochecer sobre Arc de Triomf.
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