Jorge Juan, el marino ilustrado que revolucionó España, desembarca en el Museo Naval

El Rey inaugura la nueva exposición temporal sobre el explorador, ingeniero y espía del siglo XVIII en el 250 aniversario de la muerte del marino

La huella global de la Real Armada, por Manuel Lucena Giraldo

Jorge Juan y los oficiales científicos

'Retato del Gran Maestre Antonio Manoel de Vilhena con pajes'. Patrimonio Malta-Palacio del Gran Maestre.

¿Por qué no estudian los niños españoles a Jorge Juan en la enseñanza reglada, ni en primaria, o la secundaria? Es una pregunta que cualquiera puede hacerse si visita estos días el Museo Naval de Madrid, que ha abierto este viernes una exposición sobre ... Jorge Juan y Santacilia, uno de los más brillantes marinos de la historia de España. El Rey ha inaugurado este viernes la gran exposición sobre el máximo exponente de la marina ilustrada, que formaron científicos, cosmógrafos, exploradores y bravos guerreros que impulsaron el avance de nuestro país en el siglo de las Luces. Aquella constelación de hombres ilustres desapareció, en buena parte, en la batalla de Trafalgar, y así nos fue en el siglo XIX.

No así Jorge Juan (1713-1773), en cuya vida de sólo 60 años cabe la exploración decisiva del XVIII, puesto que participó en la medición del grado de meridiano que fue en la época como la carrera espacial del siglo XX y que acabó por confirmar la forma de la Tierra. Además fue uno de los más conspicuos y atrevidos espías de la Monarquía Hispánica, que operó en Londres y misiones vitales para la Armada. También embajador, ingeniero que revolucionó la construcción naval gracias a su talento para el cálculo infinitesimal y sus conocimientos de navegación. Y , por último, pero no menos importante, el gran reformador de los Arsenales (Cartagena, Ferrol, etc) a los que dotó de instalaciones y diques modernos que definieron el futuro del arma naval.

Don Felipe observa el modelo de la estatua de Jorge Juan que se erigió en Ferrol ABC

La exposición temporal permanecerá abierta hasta el último día de marzo. Meses de excepción en los que el visitante podrá disfrutar de la muestra más grande que existe sobre Jorge Juan: un total de 113 piezas relacionadas con el marino. Juan Escrigas Rodríguez, director del Museo Naval de Madrid, confirma en declaraciones a ABC que una buena parte de ellas son originales y que se ha hecho un esfuerzo ímprobo para reunirlas bajo el mismo techo. «Además de nuestro fondo, las obras provienen de 15 instituciones diferentes», explica. Entre las mismas se cuentan la Biblioteca Nacional, el Archivo General de Simancas o el Museo Nacional del Prado.

El resultado es una muestra que pretende dar a conocer a un genio olvidado a través de cinco espacios bien diferenciados; cada uno de ellos, un faro que muestra –y demuestra– cómo influyó el protagonista de la exposición en campos tan diversos como la economía, la política, la construcción naval o la ciencia. Porque sí, aunque ha pasado de puntillas por los libros de historia, Jorge Juan fue un marino ilustrado con mayúsculas; de esos con mil facetas que introdujeron a España de lleno en el nuevo siglo.

Orígenes y Ciencia

La puerta de entrada a la exposición aguarda tras una cortina negra. Un primer vistazo al interior muestra un ambiente sobrio, sin alardes. Tiene lógica ya que, en palabras de los organizadores, los comisarios han querido evocar así el carácter austero del marino. El recorrido arranca con un espacio dedicado a su origen alicantino y a su formación como caballero de la Orden de Malta desde los 12 años hasta los 16. Esta última queda representada con un cuadro llegado desde La Valeta que muestra al Gran Maestre de la Orden de San Juan junto a dos pajes. Atendiendo a las fechas, es muy posible que uno de esos jóvenes sea nuestro Jorge Juan.

El comisario de la muestra, José María Moreno, muestra al Rey los cuadros de Ulloa y La Condamine. La también comisaria Blanca Sazatornil explica la parte final de la muestra delante del busto basado en la máscara mortuoria del marino. También se exponen modelos de los barcos construidos siguiendo el método de construcción que Jorge Juan desarrolló para la Armada

Basta un giro a la derecha para llegar a la sala dedicada a la expedición en la que se embarcó en 1734, todavía como guardiamarina. Un viaje en el que franceses y españoles demostraron de forma empírica que la Tierra estaba achatada por los polos y del que se muestran varios recuerdos en el Museo Naval. Desde los instrumentos de investigación de los que se valieron en el trayecto, hasta la carta geodésica que utilizaron para hacer las mediciones. Las paredes, por su parte, están trufadas de cuadros de los participantes, algunos tan destacados como su colega Antonio de Ulloa. «Este se merecería su propia exposición», bromea Escrigas.

Un genio espía

La tercera parte de la exposición está dedicada a su importancia en la construcción naval, que no fue poca. En marzo de 1749, Jorge Juan fue enviado a Londres como agente secreto para investigar los pormenores de los buques ingleses; una suerte de espionaje industrial del que han quedado testimonios como una carta cifrada, muestras la madera de los navíos o documentos de época con las órdenes concretas que se le adjuntaron desde España. El marino tuvo que escapar de allí disfrazado, pero la información que recogió fue clave para construir y mejorar los arsenales de Ferrol, Cartagena y La Carraca. De esta etapa, la exhibición cuenta con planos del siglo XVIII elaborados por el español, así como cuadros de Mariano Sánchez, al que Carlos IV le encargó pintar los puertos del país.

El cuarto espacio abarca su versatilidad como genio, pues atesoró títulos como director de la Compañía de Guardiamarinas. En ella, una vitrina atesora una maqueta con mucha historia: la del interior de un navío de la época. «La creó para enseñar a los alumnos cómo era la distribución de los barcos», añade Escrigas. El final arriba tras bajar una escalinata, y explica sus últimas obras. La guinda es un busto de Jorge Juan que parte de su máscara mortuoria. Una forma de recordar para siempre el rostro de un héroe que, además de la genialidad, pudo presumir de haber sido fiel al hombre que le hizo grande –el Marqués de la Ensenada– y a España. Que tomen ejemplo muchos.

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