Ver España y morir
Hay un rinconcito del mundo donde muchos de los ilustres difuntos no tienen ni memoria, ni tiempo, ni tumba. Exacto: España; un país que no entiende ni a Goethe ni a Borges
'De aquí a la eternidad'
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión«Morir de amor en Italia» es algo que ya forma parte del imaginario de aquellos viajeros de entonces, tanto como de los youtubers viajeros de ahora. La historia de la literatura, los azucarillos de los bares y la fama embriagadora de los italianos ... se han encargado de consolidar el concepto. Uno de los extranjeros que pisó aquellas tierras y se quedó prendado de sus ruinas, su comida y sus mujeres (y no en ese orden) fue el escritor Johann Wolfgang von Goethe que, cansado de los fríos de Weimar decidió poner tierra de por medio. El caso es que, gracias a eso, se publicó una de las experiencias de viajes (tengo predilección por este género literario) más hermosas sobre Italia escrita precisamente por Goethe, quien acuñó la frase «Ver Nápoles y después morir», imagino que bajo el hechizo de tanta felicidad meridional.
Hoy, los viajeros sentimentales podemos agradecer ese libro yéndonos con él bajo el brazo a visitar las tumbas de quienes hicieron de aquel país un lugar de memoria, belleza y cultura: De Virgilio a Keats; de Leopardi a Shelley; de Gregory Corso a Miguel Ángel Buonarroti, la certeza de saber que sus restos abonan la tierra es un consuelo. «Sólo una cosa no hay. Es el olvido» diría Borges pensando, qué duda cabe, en los panteones de Inglaterra, Portugal, Francia e incluso en el grandioso cementerio de Recoleta, frente al que desayunaba cada día recordando a sus muertos a través del ventanal del café de La Biela.
Pero a Borges se le olvidaba un rinconcito del mundo donde muchos de los ilustres difuntos no tienen ni memoria, ni tiempo, ni tumba. Exacto: España; un país que no entiende ni a Goethe ni a Borges, pues morirse aquí es morir dos veces: de pena y de olvido. Así que les propongo pasar la resaca de la Hispanidad tratando de rendir pleitesía a los restos de Colón, de Cervantes, Quevedo, Lope; a los del Cid Campeador, los de Lorca, Velázquez, Jorge Juan o Tirso de Molina. Me temo que no los van a encontrar; ni a ellos, ni en ocasiones la iglesia que los cobijó, ni la calle o plaza que un día los nombró, desmontados por ambición, dejadez, usura o ideología. «Ver España y morir» en nuestra España, es una oración con sentido literal.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete