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ABC Cultural

Juan Pablo Villalobos, el humor como ariete contra los discursos de odio

El autor mexicano cambia ligeramente de registro en «La invasión del pueblo del espíritu»

Villalobos posa en un hotel de Barcelona Efe
David Morán

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El humor, mecanismo de relojería repleto de contagiosos jijí jajá y sonoros palmetazos encima de la mesa, ya no es suficiente. O no lo es del modo en que lo era en «No voy a pedirle a nadie que me crea», delirante y a ratos demencial novela con la que ganó el premio Herralde de 2016 ... y se arrimó al absurdo de Eduardo Mendoza y Kurt Vonnegut. Ese humor, explica ahora Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, México, 1973), tenía su razón de ser en jerarquías, distancias irónicas y, en fin, en cierta humillación a partir de la burla, características básicas de un «humor convencional» con el que el autor de «Fiesta en la madriguera» ha querido ahora marcar distancias. «No abandono mi vocación humorística, pero intento algo distinto», sostiene Villalobos.

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