«La obra de Paz me enseñó lo que significa pensar como poeta»; Alberto Ruy Sánchez

En cada uno de los cinco libros se van mostrando las diversas dimensiones del deseo humano y unos van incluyendo a los otros. «“Los nombres del aire” habla de Fatma. Cuando una mujer está enamorada hasta el aire que entra por la ventana lleva el nombre de la persona que ama. Y ahí se abre la puerta a una sensualización de las cosas». El segundo: «En los labios del agua» es «una exploración del deseo masculino excesivamente posesivo. El agua toma la forma del vaso, de una cuchara, de la jarra o de la palma de la mano. Pero, cuando cierro el puño, se escapa. De la misma manera, los hombres demasiado posesivos ven cómo las mujeres se les escapan».

Por su parte, «Los jardines secretos de Mogador: Voces de tierra» es una exploración del mundo «como metáfora del paraíso, como metáfora de los ámbitos que cada uno transforma para hacer del mundo tu lugar habitable: tu paraíso. La protagonista convierte a su amante en una Sheherezade masculina, en un hombre amenazado de muerte erótica que tiene que contar cada noche no un cuento, sino un jardín, como metáfora de los deseos, y que además debe ser un jardín real».

El cuarto, «La mano del fuego: Un ‘ Kama sutra’ involuntario» recoge al narrador de «Los jardines secretos…» cincuenta años después, ahora como «editor de una revista erótica que cree que lo sabe todo, y que decide escribir su propio “Kama sutra”. Pero cada vez que acaba un capítulo, viene una mujer y lo desengaña, de forma que tiene que volver a escribirlo todo. Es una exploración de cómo conocer y hablar del fuego de la pasión amorosa».

Por último, «Nueve veces el asombro», que actúa como frontispicio, es un recorrido por las preguntas que el autor fue recopilando de los lectores a medida que aparecían las novelas, «preguntas y respuestas que fui distribuyendo en una plantilla clásica que responde a la retícula que los artesanos de Marruecos utilizan, que se basa en el número 9 y que descubrieron los mogules, los musulmanes de la India».

Cambiemos de tercio. Alberto Ruy Sánchez es autor de una espléndida«Introducción a Octavio Paz » (que acaba de volverse a publicar ampliada en México), fue un estrecho colaborador suyo en la revista «Vuelta» y gran amigo. «A mí, la obra de Paz me ha hecho comprender qué significa “pensar como poeta”. El citaba a Aristóteles, quien decía: “el historiador habla de lo que sucedió” Paz añadía: el poeta habla de lo que podría suceder y de lo que debería suceder. En el libro que dedicó a Marcel Duchamp , se refería a lo importante que es transformar una mirada en una visión, que es algo más complejo, porque tiene profundidad y perspectiva. Y en su caso, además, una dimensión ética. Así, “pensar como poeta ” es describir lo que sucedió, lo que podría suceder y lo que debería haber sucedido. Esa dimensión ética es fundamental», concluye Ruy Sánchez.