El hallazgo de baños en el palacio del padre de Alejandro Magno reaviva la polémica sobre su homosexualidad

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en este sitio arqueológico han descubierto la antigua palestra donde se ejercitaban los varones y unos baños públicos. Han sido precisamente estos últimos los que han vuelto a reavivar la polémica de la homosexualidad del conquistador.

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En concreto, las palabras que la presentadora británica Egas Bettany Hughes dedica al descubrimiento en el programa de reportajes 'Tesoros del Mundo': «Aquí se habría bañado Alejandro Magno con sus compañeros: su favorito Hefestión y todos aquellos jóvenes que luego viajaron con él en campañas y después de su muerte se pelearon por su imperio. Es un momento realmente visceral estar allí imaginando a Alejandro bañándose de una manera encantadora y homoerótica con sus compañeros adolescentes llenos de testosterona».

«El hallazgo ofrece una visión de las prácticas sociales y culturales del antiguo reino macedonio, añadiendo una nueva dimensión a nuestra comprensión de la vida de Alejandro más allá de sus conquistas militares», ahonda la historiadora en la entrega desde Vergina que el canal 'Channel 4' emitirá el próximo 11 de mayo.

El profesor de la Universidad de Alcalá y experto en Alejandro Magno Francisco Javier Gómez Espelosín se muestra crítico con la afirmación de Hughes: «No creo que el descubrimiento de un baño aclare muchas cosas al respecto. Ya se sabía que las infraestructuras urbanas de las capitales macedonias eran importantes antes de Alejandro, de ahí la construcción de Pela por Arquelao. Además, la sofisticación de la corte macedonia es ya bien conocida tras el descubrimiento de sus tumbas».

El catedrático es de la opinión de que se avanza mucho más en el conocimiento de esta figura histórica desde la perspectiva oriental, que desarrollan autores como el austriaco Robert Rolllinger en sus sucesivos trabajos que con descubrimientos de este tipo que crean «falsas expectativas».

Según Gómez Espelosín, el problema con la figura de Alejandro es que todo está contado desde la perspectiva griega, lo que conlleva irremediablemente a malentendidos, «como la supuesta barbarie del castigo de Bessos o cuando se sienta en su trono antes de ser ejecutado, ritual oriental del rey sustituto que los griegos no entendieron», añade.

No es la primera vez que un reportaje intenta conseguir mayor audiencia empleando la homosexualidad de Alejandro Magno como reclamo publicitario. A pesar de que las prácticas sexuales de la corte macedónica levantan fuerte polémica en la Grecia actual, las cadenas de televisión y editoriales son muy concientes de que venden.

Las escenas explícitas entre Alejandro y Hefestión de la miniserie 'Alejandro Magno: la creación de un dios', que Netflix estrenaba el pasado febrero, levantaron fuertes críticas entre el sector más conservador de la sociedad griega. El debate sobre si había o no que censurar la producción llegó hasta el Parlamento heleno, donde la ministra de Cultura, Lina Mendoni, defendió la libertad de expresión.

Durante el VII Simposio Internacional sobre la Antigua Macedonia en la ciudad de Salónica el 16 de octubre de 2002, los historiadores Kate Mortensen, Ernst Badian y Daniel Ogden presentaron sus últimas investigaciones sobre la homosexualidad en la corte macedonia. Tuvieron que ser escoltados por la Policía tras ser atacados por una multitud enfurecida liderada por el partido ultranacionalista Laos.

La imagen del conquistador homosexual vende, como ha quedado demostrado una vez más. «Lo importante es lo que hizo y esta es una cuestión que no varía sustancialmente su figura histórica», explica a ABC Gómez Espelosín.

El catedrático señala además que, en ese sentido, «Alejandro era bastante normal dentro de la realidad de aquel entonces». A pesar de que no existen fuentes históricas que acrediten las prácticas homosexuales por parte de la realeza macedonia, es cierto que la homosexualidad era la normalidad en la antigua Macedonia y, en general, en toda Grecia. «Proyectar valores actuales a culturas antiguas está fuera de lugar», sentencia Gómez Espelosín.

El pasado marzo, Icomos Grecia (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios asociado a la Unesco) denunció a través de un comunicado que las obras de restauración del palacio de Filipo II incluyen material nuevo de forma desproporcionada y tiene fallos técnicos.

Además acusó directamente a Cultura y al Eforato de Antigüedades de Emacia de hacer uso político del proyecto atribuyendo «arbitrariamente al monumento usos y propiedades que no resisten el escrutinio científico», citando una serie de argumentos con los que cuestionan la construcción del Palacio por parte de Filipo II, así como afirmar que el monarca macedonio fue enterrado en la Tumba II del Gran Túmulo de Vergina.

En este sentido, la éforos de antigüedades de Emacia, Anguelikí Kotaridi, se niega a aceptar las conclusiones del estudio llevado a cabo por el paleontólogo griego Antonis Bartsiokas en la que participó Juan Luis Arsuaga y que fue publicada en la prestigiosa revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. En la investigación, los expertos llegaron a la conclusión de que Filipo II está enterrado en la Tumba I de Vergina.

Los trabajos arqueológicos en Vergina se iniciaron a finales del siglo XIX y finalizaron en la década de los años 60 del siglo pasado. En diciembre el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis inauguró, tras 16 años de trabajo y un presupuesto de 20 millones de euros, los 1.400 metros cuadrados restaurados del palacio, entre los que se encuentran los bellos mosaicos de los salones de banquetes y muchas columnatas.