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ABC Cultural

Domingo Badía, el espía español que se hizo pasar por príncipe árabe para invadir Marruecos

Varios libros, un documental y una película recuperan la aventurera vida del primer español en llegar a La Meca

Grabado de Domingo Badía vestido como Alí Bey
Celia Fraile Gil

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Nació en Barcelona con el nombre de Domingo Jorge Badía y Leblich en 1767, pero una tranquila plaza de la Ciudad Condal le recuerda en una placa por su alter ego, Alí Bey. «Viajero y escritor», reza bajo su nombre, una descripción demasiado escueta para definir a uno de los grandes sabios de su época. Erudito, científico y, a la vez, hombre de acción, Badía fue todo un aventurero en un tiempo en el que no era fácil recorrer el mundo y llegó a crear un globo aerostático. Sus hazañas como Alí Bey tampoco le andan a la zaga. Como espía de Godoy, se hizo pasar por descendiente de Mahoma y fue el primer español en pisar La Meca.

Fueron los proyectos científicos de Badía los que captaron la atención de Manuel Godoy en primera instancia. El primer ministro de la corte de Carlos IV le autorizó y financió un viaje a África central, pero la travesía era solo un pretexto. Godoy quería que Domingo ejerciera de espía y redactara un informe sobre las posibilidades que tenía una invasión española del Magreb.

«Badía era el hombre para el caso», dejó escrito Godoy, según recuerda el reciente libro 'Alí Bey. Aventurero, escritor y espía', de Márius Carol, que rescata la vida del genial personaje para la colección didáctica Nuestros Ilustres, de Vegueta. «Valiente y arrojado como pocos, disimulado, astuto, de carácter emprendedor, amigo de aventuras, hombre de fantasía y verdadero original de donde la poesía pudiera haber sacado muchos rasgos para sus héroes fabulosos», continuaba el dirigente.

Aunque en un principio Domingo no tenía la idea preparar el terreno para una posible invasión, no traicionó las expectativas del dirigente y decidió hacerse pasar por musulmán. Una singular transformación que han recogido varios reportajes, libros, vídeos y documentales en los últimos tiempos. «Un europeo que, ocultando su religión y patria, se presentase en África con el aspecto de un musulmán será dueño de visitar todas sus regiones. Solo será necesario poseer un poco el árabe, aprender algunas oraciones del Corán, vestir un traje, sujetarse a todas sus ceremonias o festines ostensibles y, tomando un nombre musulmán, hacerse reputar sectario del islamismo», escribió en el proyecto que presenta a Godoy según 'Exploraciones secretas en África' (Nowtilus), de Fernando Ballano.

Planes de invasión

Y así es como llegó a Tánger en julio de 1803 ya como Alí Bey, el rico príncipe de los abasíes, hijo de Othman Bey y descendiente de Mahoma. Domingo, que hasta se circuncidó para la ocasión, recibió el encargo de Godoy de ganarse la confianza del sultán Mulay Solimán y convencerle de que aceptase a España como protectora frente a sus numerosos enemigos. Era consciente de los riesgos que estaba corriendo. En las cartas que le envía a su mujer y sus familiares «demuestra el miedo que tiene de hacer el viaje y que le puede pasar cualquier cosa y deja las cosas muy claras en una especie de testamento de lo que quiere si le ocurriera algo», apunta Patricia Almarcegui, autora de 'Alí Bey y los viajeros europeos a Oriente', en el documental sonoro de RTVE 'Alí Bey, un español en La Meca'.

Badía enseguida entró en el círculo más estrecho del sultán. El rey de Marruecos llegó a regalarle un palacio en Marrakech, pero, al parecer no terminaban de calarle sus peticiones de traspasar de forma pacífica el país a España. De forma paralela, inició los planes de conquista y pidió a Madrid «2.000 fusiles, 4.000 bayonetas y que mande 10.000 soldados a Ceuta para tenerlos preparados para cuando se produzca el levantamiento», explica Ballano en la cinta.

Según la correspondencia, Carlos IV se echó para atrás en el último momento y envió una contraorden a través del Marqués de la Solana frenando los planes de invasión. Sin embargo, según Almarcegui, Badía y Godoy siguieron intentándolo y pasaron el plan a la categoría de ultra secreto al alentar a las tribus contrarias al sultán a una guerra civil. En este punto, Solimán expulsó a Alí Bey del país.

Domingo decidió entonces seguir su periplo por África. Llegó a La Meca en enero de 1807 y tuvo el honor de ser el primer español, y uno de los primeros occidentales. en besar la Piedra Negra de la Kaaba. Incluso llega a levantar el primer mapa de la ciudad más sagrada del Islam.

'Bestseller' en francés

Alí Bey recorrió Argelia, Libia, la isla de Patmos y los dominios del Imperio Otomano. Recopiló sus vivencias en 'Viajes de Alí Bey por África y Asia durante los años 1803, 1804, 1805, 1806 y 1807', que se convirtió en un 'bestseller' de la época. Pero la obra, que cuenta con tres volúmenes, no se publicó originariamente en español, sino en francés. A su vuelta a España en 1808, Badía fue designado prefecto de Córdoba por José I y, cuando las tropas napoleónicas fueron expulsadas del país, tuvo que exiliarse al país galo.

Y allí parece ser que puso sus habilidades de espía al servicio de Luis XVIII, quien le encomendó viajar a Siria, en el punto de mira de la expansión francesa, pero también inglesa. Allí encontraría la muerte en 1818 a los 51 años. Una teoría apunta a que cayó víctima de la disentería. Otra, que fue envenenado por los servicios británicos.

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