palabras contadas
Derecho de admisión
Una buena forma de ganar perspectiva es mirar la historia desde la curiosidad y no desde ese resentimiento de quien la usa y la juzga sólo para refrendar su propia colección de prejuicios
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Que un historiador tan veterano como Henry Kamen publique a estas alturas un libro sobre ‘Las dos Españas’ puede ser motivo de reflexión. La mirada de un hispanista, siempre ajena y a la vez cordial, sirve como espejo en este momento de profundas divisiones ... que están poniendo a prueba nuestra capacidad de compartir en el presente un proyecto común. El estudio de las dos Españas retrotrae a los liberales del XIX y a dos siglos de identidades cruzadas, que crearon lealtades ideológicas, territoriales o históricas.
En la triste actualidad de nuestra España polarizada el fenómeno cobra nuevas complejidades. Lo que nos pasa no es sólo el fruto de la agitación política y de las redes sociales. Se nos impone una forma de ‘convivir con derecho de admisión’, algo inadmisible, en la que cada parte diferenciada desea imponer su propia aspiración como la única aceptable al otro. Eso, recuerda Kamen, no sucedía ni en la Edad Media, cuando Gracián señala cómo todos asumían las diferencias.
Una buena forma de ganar perspectiva es mirar la historia desde la curiosidad y no desde ese resentimiento de quien la usa y la juzga sólo para refrendar su propia colección de prejuicios, su ideología, o para señalar al distinto. Este fin de semana, en El Escorial, Javier Santamarta reúne a un puñado de historiadores, divulgadores y lectores de la historia que trataremos de aportar miradas menos dolientes sobre el peso del 98 y la Leyenda Negra en la España de hoy. Aquel pesimismo ya no se contagia. El amor por la historia, sí.
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