Cultura reactiva la deseada reforma del Inaem tras cuatro años sin avances

Según ha podido saber ABC, en una reunión celebrada a principios de la semana pasada con los sindicatos, el hombre de Miquel Iceta en el Inaem adelantó que su intención es potenciar la gestión de las unidades de producción frente a la actividad administrativa habitual de subvenciones y contrataciones, algo que provoca verdaderos quebraderos de cabeza entre los directores de los centros artísticos. Francesc Marco quiso tener la deferencia de informar a los trabajadores antes de avanzar en sus planes, aunque la información que ofreció fue muy limitada. No repartió ningún documento y aún tiene que abordar con las distintas unidades de producción el alcance de la reforma.

La nueva estructura organizativa del Inaem, en cualquier caso, no estará lista antes del primer trimestre del año que viene, cuando se espera que haya un borrador del real decreto. La dirección ya está comentando a las entidades del sector, en algunas reuniones, que tres ministros después reactiva los trabajos para poner al día a un organismo que lleva años adoleciendo de múltiples grietas en su estructura. En los últimos meses, ha sufrido cancelaciones de funciones por las huelgas de los técnicos, quejas de actores por el retraso en los pagos de las nóminas, incapacidad de gestionar las subvenciones de los fondos europeos a tiempo... El propio Iceta reconoció el pasado mes de junio que el instituto no tenía personal suficiente para hacer frente al reparto de 17 millones de euros de los fondos europeos.

Desde el Inaem, cuestionados por estos planes, respondieron a este diario que el proyecto de reforma «está sobre la mesa» y que siguen «trabajando internamente» en él. «Se mantiene exactamente el mismo espíritu. Estamos trabajando en la forma de hacerlo». Hace unos meses, coincidiendo con la llegada de Francesc Marco a la dirección general tras la marcha de Amaya de Miguel, una portavoz explicó a este diario que las circunstancias políticas de 2019 –prórroga de presupuestos y dos elecciones generales– y el impacto del Covid impidieron avanzar. A finales de 2021 se retomó el proceso, con reuniones con Función Pública. Los sindicatos, en ese encuentro mantenido la semana pasada, pusieron como línea roja que los trabajadores sigan siendo empleados públicos.

Fue hace cuatro años cuando el Inaem certificó, en un documento consensuado entre todos los actores implicados, que el suyo era un «modelo agotado» que no se adecuaba «a la realidad de la actividad desarrollada». El ministro, entonces, era José Guirao. Entre los problemas a resolver, se destacaban la fiscalización de Hacienda sobre los contratos –algo que genera una enorme burocracia y ralentiza la toma de decisiones–, la lentitud de los procedimientos en materia de subvenciones y contratación o no disponer de los ingresos propios que generan. La solución acordada fue disponer de una ley propia, siguiendo los ejemplos del Museo del Prado o la Biblioteca Nacional de España, pero ese grupo de trabajo se terminó diluyendo sin que la esperada reforma se realizara.

Fuentes informadas comentan que la reforma por la vía del real decreto, en lugar de dotarse con una ley propia, tampoco supondría una gran revolución en el funcionamiento interno de la entidad. Se conseguiría más agilidad en materia de contratación, pero la intervención previa de Hacienda seguiría ahí, incluso si se apuesta por convertir el Inaem en una agencia estatal. La vía de la agencia ya estuvo sobre la mesa en 2006, pero Hacienda frenó la operación; años después, la ley de presupuestos suprimió esta figura.

Desde su creación, en 1985, la configuración jurídica del instituto se ha mantenido prácticamente intacta, y la búsqueda de soluciones ha sido una constante, sobre todo para resolver esa rigidez en materia de planificación y gestión en un sector acostumbrado a trabajar con otros ritmos. Las pocas giras que realizan por España las compañías nacionales, así como su escasa presencia en los festivales internacionales, son consecuencia de estas distorsiones.