Jesusa Vega desinfla bulos con su último libro sobre Goya

En un acto celebrado en la Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, también premiada con la distinción 'Biblioteca', la historiadora del arte ha explicado que al investigar sobre las relaciones familiares de Goya y sus amistades ha pretendido «insertarlo en la vida» y «devolver la humanidad» a su biografía y su obra. Un objetivo que ha logrado, a juicio de Pedro Aullón de Haro, director del Instituto Juan Andrés.

El catedrático ha resaltado que la obra galardonada con esta «especie de cátedra ambulante», que lleva el nombre del humanista creador de la Historia de la Literatura Universal y Comparada, «es muy renovadora» y relata la vida privada de Goya de forma también «empática».

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Vega, que ha agradecido emocionada este premio de dotación puramente intelectual —«es la mejor recompensa que me pueden dar porque es a mi vida académica»-, ha recordado cómo llegó a Goya muy a su pesar, por su interés por la litografía. Se quedó entonces «sorprendida» al comprobar que la bibliografía que existía del pintor de 'La maja desnuda' o 'Los fusilamientos' «se olvidaba del contexto que podía explicar muchas cosas sobre su obra».

La familia, por ejemplo, tenía gran importancia en el siglo XVIII y prueba de ello es que «la carrera de Goya no cobra empuje hasta que no se reconcilia con ella» tras su enfrentamiento con Francisco Bayeu que, según la investigadora, estuvo motivado por su distinto modo de comprender la pintura. Vega ahonda en su obra en la relación de Goya con su famoso pariente, pero también en el núcleo familiar del artista.

De Josefa destaca que estuvo «muy presente» en la vida del pintor, que aprendió a leer y escribir después de casada y que según refiere una carta, pidió a su marido que no eligiera una casa para el matrimonio en un lugar triste «porque la casa es la sepultura de la mujer». Una anécdota que ilustra el carácter que tenía. De Javier, el único hijo logrado que tuvieron, refiere que «Goya siempre estuvo orgulloso de él» y que éste siempre le apoyó en vida y cuidó después de su legado.

El último capítulo lo dedica a los amigos de Goya, como Martín Zapater o Ceán Bermúdez. Vega ha recordado el manuscrito del capricho 62 titulado '¡Quién lo creyera!' en el que se dice que «la amistad es la hija de la virtud» y «los malvados pueden ser cómplices, pero amigos no» para recalcar la importancia de la amistad para el pintor. Tanto su familia como sus amigos tuvieron que aprender a sobrellevar su sordera. «A Goya le cuidaron muchísimo», subraya la reconocida historiadora que encuentra paralelos con los cuidados que ella misma recibe desde que le diagnosticaron un cáncer.

Vega asegura que conocer el siglo XVIII español y a Goya en particular le ha enseñado mucho en su vida, más allá de la utilidad que tiene una sombrilla, bromea. «No se puede desandar la Historia, sino comprenderla y asumirla», resalta.