El 'Erasmus' napolitano de los maestros del Renacimiento español

El Prado reivindica la obra de artistas como Diego de Siloe, Bartolomé Ordóñez, Pedro Machuca, Alonso Berruguete y Pedro Fernández

Una de las salas de la exposición Museo del Prado//Vídeo: ATLAS

Italia, siglo XVI. Se produce una revolución artística sin parangón en la historia. Leonardo y Giorgione rompen con el pasado: las figuras de las obras de arte adquieren por vez primera sentimientos, vitalidad, movimiento. Miguel Ángel y Rafael imponen un modelo de ... belleza más complejo e idealizado. Todos ellos ansiaban conquistar la perfección. No solo lo lograron, también conquistaron la inmortalidad. Mientras este nuevo estilo (Vasari lo bautiza como 'maniera moderna') se imponía en el Cinquecento en Florencia y Roma (el Renacimiento italiano que hoy todos conocemos y admiramos), se producía en el sur, concretamente en Nápoles, otro Renacimiento, menos conocido, pero no por ello menos interesante. Esta ciudad tenía por entonces 100.000 habitantes y era la segunda más poblada de Europa, solo por detrás de París. Una ciudad cosmopolita, abierta, portuaria, en la que se dieron cita grandes humanistas. Era extraordinaria su vitalidad artística e intelectual.

En primer plano, 'Cristo flagelado', de Diego de Siloe, del Museo catedralicio de Burgos EFE

En 1503, Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, tras derrotar al Ejército francés, conquistaba Nápoles. Tres años después, Fernando el Católico entra triunfante en ella. El reino de Nápoles se incorporaba como un virreinato a la Corona de Aragón. Y así, ligada a la Monarquía española, se mantuvo más de 200 años, hasta 1714. En esos primeros años del siglo XVI, un grupo de artistas españoles viajó a Nápoles para su aprendizaje –algo así como el 'Erasmus' de la época–, junto a franceses, flamencos...

Es la historia que narra la nueva exposición del Prado, organizada conjuntamente con el Museo di Capodimonte de Nápoles, adonde viajará la muestra en 2023. Patrocinada por la Fundación BBVA, reúne en las salas A y B del edificio Jerónimos, hasta el 29 de enero del próximo año, 75 obras (44 pinturas, 25 esculturas, cinco libros y un retablo). Sus comisarios, los profesores italianos Andrea Zezza y Riccardo Naldi, recuperan uno de los capítulos más fecundos y desconocidos del arte europeo. Se lamenta Zezza de que «el chovinismo de la crítica artística italiana, y especialmente la napolitana, desarrollada en la época de la separación del reino de Nápoles de la Corona de España, ocultó de manera hábil y deliberada estos hechos, que los estudios de las últimas décadas han sacado a la luz».

Una de las salas de la exposición Museo del Prado

Los protagonistas de esta historia, las águilas del Renacimiento español. Así los denominó Francisco de Holanda, artista, escritor y pensador portugués de origen flamenco, nacido en Lisboa. Retomó el término en 1941 Manuel Gómez-Moreno en su libro 'Las águilas del Renacimiento español: Bartolomé Ordóñez, Diego de Siloe, Pedro Machuca, Alonso Berruguete. 1517-1558'. «Fue un Renacimiento distinto al de Florencia y Roma –explica Miguel Falomir, director del Prado–, menos clásico, purista y dogmático, pero más plural, rico, singular, poderoso e interesante. Nápoles fue más importante que Florencia y Roma para el Renacimiento español».

Un tema, subraya Falomir, tan importante como inédito: «Esta muestra quiere llamar la atención sobre una cronología (los años iniciales del siglo XVI), una geografía (Nápoles) y unos actores (los pintores y escultores italianos y españoles que trabajaron allí) que conforman un panorama artístico a menudo considerado secundario respecto a los tradicionales focos del Renacimiento en Florencia y Roma. Esta exposición invita a valorar este 'otro Renacimiento', que tuvo una decisiva trascendencia. Sin esa experiencia napolitana, el Renacimiento español sería muy distinto».

Rafael. 'La Virgen del pez', 1512-1513. Detalle Museo del Prado

Un siglo antes de los célebres 'intercambios' de pintores napolitanos y españoles (Luca Giordano y José de Ribera), ya emprendieron ese viaje de ida y vuelta estas águilas. Pero, ¿quiénes son? Bartolomé Ordóñez trabajó en Barcelona. Murió en Carrara a finales de 1520. No logró volver a España. Diego de Siloe (h. 1487/90-1563) desarrolló su actividad entre Burgos y Granada. Se muestra su obra maestra 'Cristo flagelado', del Museo catedralicio de Burgos. Pedro Machuca (h. 1490-1550) trabajó en Jaén, Granada y Toledo. Principal abanderado de su maestro Rafael, sería el arquitecto del Palacio de Carlos V en la Alhambra. Alonso Berruguete (h. 1489-1561), activo entre Valladolid y Toledo, mantenía una gran pasión por Miguel Ángel. El murciano Pedro Fernández fue autor de grandes retablos, como el políptico que ha cedido la catedral de Gerona. De todos ellos hay espléndidos trabajos en la exposición. Se suma Gabriel Joly, de origen francés, pero que se estableció en Aragón. Además de museos y colecciones particulares, muchas de las piezas han salido de iglesias y parroquias napolitanas. En algunos casos son inéditas.

Maestro del Retablo de Bolea. 'Breviario-Misal de Fernando el Católico'. Biblioteca Vaticana ABC

Préstamos excepcionales por su calidad y su fragilidad de artistas activos en Nápoles en el XVI. Como el misterioso Maestro del Retablo de Bolea, de cuya biografía no conocemos nada. Destaca el espléndido 'Breviario-Misal de Fernando el Católico', joya de la Biblioteca Vaticana que sale por vez primera. En él, el monarca español aparece como emperador y pacificador. Muy cerca, otro tesoro: 'La Virgen de la Anunciación', de Giovanni da Nola, el Miguel Ángel napolitano. Se trata de una preciosa escultura en madera (conserva su policromía original), del Museo di Capodimonte. También han viajado a Madrid 'San Juan Bautista' y 'San Benito', dos esculturas de Girolamo Santacroce –el mayor escultor napolitano del Renacimiento– que nunca han salido del seminario arzobispal de Nápoles.

'La Virgen del pez', de Rafael, de la colección del Prado, protagoniza una de las secciones de la exposición. Y es que esta obra maestra supuso un punto de inflexión para los artistas en Nápoles, en los que dejó una huella enorme. La muestra se cierra con una sala donde se exhiben las obras que estos artistas realizan ya en España, tras su regreso de Nápoles. Cara a cara, dos 'San Sebastián', cumbres e iconos del arte español que reinterpretan el 'Esclavo moribundo' de Buonarroti: uno de Diego de Siloe, en mármol, de la iglesia parroquial de la Visitación de Nuestra Señora de Barbadillo de Herreros (Burgos), y otro de Alonso Berruguete, en madera policromada, del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.

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