EL HERMITAGE DESEMBARCA EN EL PRADO
Mijail Piotrovski: «Nunca antes habíamos organizado algo así en el extranjero»
El director del Hermitage de San Petersburgo habla de la gran exposición que reúne, a partir del lunes, en el Prado 180 obras del museo ruso
Rafael mañueco
Mijail Piotrovski lleva al frente del grandioso Museo del Hermitage (San Petersburgo) desde 1992. Arqueólogo, historiador, académico, arabista y autor de numerosos libros, Piotrovski es un ejemplo para su colegas de cómo se puede conseguir que la cultura se autofinancie y incluso sea rentable. ... Gracias a él, el museo piterburgués se ha internacionalizado. Fruto de esa fecunda y estrecha colaboración con otros museos del mundo es la exposición del Hermitage que el próximo día 7 de noviembre se inaugura en El Prado y abre sus puertas al público al día siguiente.
-¿Cómo ha ido la exposición del Prado en el Hermitage, inaugurada en febrero por los Reyes de España en el marco del año dual?
-Acudió cerca de un millón de personas, algo muy poco común. Tuvimos que hacer varias ediciones del catálogo. Se puede decir que ha sido una de las exhibiciones que han pasado por el Hermitage de mayor éxito.
-¿Sucederá algo parecido con la exposición del Hermitage en el Prado?
-No me cabe la menor duda de que despertará un gran interés en Madrid y en el resto de España. Nunca antes habíamos organizado algo así en el extranjero.
-Háblenos un poco del contenido.
-Hemos querido mantener la misma idea del Prado en la muestra presentada en San Petersburgo. Es decir, se trata de desvelar en Madrid el espíritu del Hermitage a través del tiempo como museo, pero también como palacio. Presentamos las colecciones en perspectiva histórica, comenzando desde la creación del Hermitage, cuando la emperatriz Catalina II incorporó las primeras piezas. Va a ser una muestra muy variada: antigüedad, con oro griego; orfebrería de China, India y Asia Central, acuarelas que ilustran la historia de San Petersburgo y el Hermitage, retratos, trajes y otros objetos de la corte imperial rusa, muebles del Palacio de Invierno y lo más destacado de nuestra colección de Velázquez, El Greco, Ribera, Rembrandt, Rubens, Tiziano, Caravaggio, Matisse, Picasso y un largo etcétera. Con esto no nos queda ya nada que enseñar en San Petersburgo.
-¿Hay algo que usted destacaría?
-Todo es remarcable, pero yo llamaría la atención sobre el «San Sebastián» de Tiziano. Muchos artistas han representado también el martirio, pero este de Tiziano es una obra tardía, casi expresionista. Este cuadro ha salido del Hermitage en contadas ocasiones. También quisiera resaltar el boceto hecho por Bernini para el «Éxtasis de Santa Teresa».
-¿Cómo valora la experiencia de intercambio de obras de arte con otros museos?
-Es algo que hay que llevar a cabo a muy alto nivel con piezas muy significativas para causar el máximo efecto. A estas cosas hay que darles una gran importancia. Son eventos, no sólo de carácter cultural, sino de Estado. En el caso concreto que nos ocupa, debo subrayar que entre nosotros y El Prado se ha establecido un vínculo magnífico. Personalmente, mantengo unas relaciones inmejorables con la dirección del museo madrileño, de lo cual me congratulo.
-¿Qué planes tiene ahora el Hermitage?
-Muy sencillo, estamos volcados en la celebración del 250 aniversario del museo, en 2014, y todos nuestros grandes planes van en función de ello. Lo primero que tenemos que hacer ahora es culminar la restauración del ala oriental del edificio del Estado Mayor, en cuyas salas instalaremos arte de los siglos XIX, XX y XXI. Estamos acondicionando la sede de uno de los almacenes en donde se guardan nuestros fondos para hacer accesible al público un mayor número de objetos. Estamos también trabajando en la rehabilitación del pequeño Hermitage, donde también habrá varias salas y con una entrada independiente. Vamos a editar un libro con motivo del 250 aniversario y todo con la intención de reforzar el papel del museo como emblema de San Petersburgo.
-¿Es teóricamente posible que algún día se pueda ver todo lo que atesora el Hermitage?
-No, nunca estará todo a la vista y no sólo porque no es posible, sino porque no es necesario. En un museo lo más importante son sus fondos, no las salas por las que discurren los visitantes. Es así. Un museo es como un archivo o una biblioteca. La principal tarea de los fondos es conservar, guardar, cuidar, restaurar. Hay muchas cosas que temen ser expuestas, que temen la luz, otras que son únicamente para los especialistas. Por ejemplo, las monedas existen en diversas acuñaciones, pero la gente solo ve una. Ningún gran museo tendrá jamás expuesto todo lo que tiene y el nuestro posee más de tres millones de piezas.
-¿Ustedes se proponen abrir al público los depósitos?
-Efectivamente, según un nuevo know-how, que incluye paredes con correderas, podrán verse parte de los fondos. Por ejemplo, las carrozas reales. Pero se verán no en el contexto de una sala del museo, en donde se suelen exponer una o dos en una gran extensión, sino todas juntas. Es una nueva forma de percepción. Los paneles abatibles permitirán también contemplar distintos tipos de frescos. Esperamos que de esta manera se pueda llegar a contemplar el 80-90% de lo existente en nuestros depósitos. De otra manera resultaría imposible, ya que no habría salas suficientes y los gastos en seguridad y luz aumentarían considerablemente.
-¿En cuanto a las exposiciones temporales en filiales fuera del país o dentro del propio museo, pero en salas especiales?
-Es necesario tener una visión dinámica de las exposiciones como en el caso de la ampliación llevada a cabo por el Prado. El museo es ahora más grande, pero con otra concepción. Aquí tratamos de hacer lo mismo. No se trata de ver algo que ya se conoce, sino verlo en otro esquema. Nadie puede recorrer decenas de kilómetros por un museo. Pero cuando tenemos obras exhibidas en distintos países, los fondos a la vista y las exposiciones que organizaremos en el Estado Mayor, se podrá ver casi todo, aunque no de golpe.
-En el marco del proyecto 20/21 (arte contemporáneo) tenían ustedes previsto organizar una performance de Miquel Barceló...
-Estamos en ello, pero hemos tenido que aplazarla y aún no hay nuevas fechas. Sin embargo, es seguro que el año que viene tendremos una exposición del arquitecto Santiago Calatrava.
-En 2012 usted cumple 20 años como director del Hermitage. ¿Qué significa eso para usted?
-Resumiendo, diré que soy el precursor de la concepción del gran Hermitage, es decir, con presencia en internet, con filiales en el extranjero y mediante la intensificación de los intercambios con otros museos. Nos encontramos en la Plaza del Palacio de San Petersburgo, pero nuestros tentáculos llegan ya a muchas partes del globo. Somos un potente y dinámico museo internacional.
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