El Prado y el Hermitage se toman el pulso

El primero en hacer la visita será el museo español, que el próximo 25 de febrero inaugurará en San Petersburgo, con la presencia de los Reyes, la muestra «El Prado en el Hermitage». Realizada en colaboración con la Sociedad Estatal de Acción Cultural presentará un total de 66 pinturas pertenecientes a las escuelas española, italiana y flamenca, lo que permitirá que la sociedad rusa pueda admirar «la importancia histórica y artística de la colección del museo español». Según el director de la pinacoteca madrileña, Miguel Zugaza, la exposición presentará «un Prado concentrado. Un museo dentro de un museo, que pretende reforzar lo que tienen en común y completar aquello de lo que carece el otro». Estructurada a través de los retratos de los reyes coleccionistas, la exposición incluye lienzos de Carlos V, visto por Tiziano; de Felipe V, según Velázquez; Carlos III y su hijo Carlos IV, retratados ambos por Mengs, o el que realizó Goya de Fernando VII. También se podrán contemplar ejemplos sobresalientes de pintura mitológica —«Venus recreándose con el Amor y la Música», de Tiziano, o «Perseo liberando a Andrómeda», de Rubens—, así como bodegones de Zurbarán, Sánchez Cotán y Luis Meléndez.

La pinacoteca rusa le devolverá la visita al Prado en otoño con la exposición «Tesoros del Hermitage», que se abrirá al público el 8 de noviembre y que permanecerá hasta el 26 de marzo. Más de un centenar y medio de obras, entre piezas arqueológicas, pinturas, esculturas y dibujos, fechados entre el siglo V a.C. y el siglo XX, ocuparán todos los espacios de la ampliación del Prado, convirtiéndose en un «pequeño Hermitage». Entre las obras que viajarán a Madrid, se encuentran lienzos de Tiziano, Caravaggio, Ribera, Durero, Matisse, Picasso, Kandinsky y Malevich, entre otros.

«Hoy es un día histórico. Es un paso adelante para comenzar una nueva etapa de trabajo en común», afirmó ayer el director del Hermitage, Mikhail Piotrovsky, para quien este convenio supone «un diálogo entre culturas», difícil de alcanzar en otros ámbitos como la política. «Ambos museos combinan un relato sobre la cumbre del arte europeo pero también narran la historia de cada país a través de sus procesos de coleccionismo».